Mayor uso de divisas para operaciones diarias dispara los robos y otros delitos

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Hasta hace poco se hablaba de la reducción de los robos y otros delitos porque en las calles no había qué robar debido a la escasez de efectivo y porque la mayoría de los pagos se hacían con transferencias electrónicas; no porque hubiese mayor seguridad

TalCual

Hace pocas semanas, en un autobús que cubre la ruta Las Adjuntas-Zona Rental de Plaza Venezuela, cinco hombres y una mujer robaron a todos los pasajeros. «Sacaron un saco y mandaron a meter todas las pertenencias de las personas en él y se bajaron en la autopista, a la altura de San Agustín», cuenta un usuario de esta línea de transporte que prefiere no ser identificado.

La narración de este caraqueño se ha vuelto cada vez más común: robaron en el autobús, en el metro, le quitaron la cartera y salieron corriendo. Pese a que no hay cifras oficiales de ningún delito desde el año 2004, pues ni el Ministerio de Interior ni las policías publican sus registros, se ha comenzado a observar un aumento de los robos en el transporte público, en las vías, a comerciantes y hasta a buhoneros. Y no solo en Caracas sino en todo el país.

De acuerdo con el informe de 2020 del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), «la epidemia de la violencia resultó 11 veces más letal que la del coronavirus».

El informe tiene datos muy llamativos. Por ejemplo, encontró que con la pandemia y la cuarentena se redujeron las actividades criminales de las pequeñas bandas y se incrementó el actuar de las bandas de crimen organizado. Sin embargo, se observa un descenso de 37% en los homicidios, lo que demuestra la reducción de oportunidades para el crimen violento.

Roberto Briceño-León, director del Observatorio, explica que este cambio en la situación delictiva «se debe al proceso de dolarización del país». Recuerda que hasta hace poco la ausencia de efectivo y el empobrecimiento generalizado había traído una reducción de las oportunidades de crimen y delito; pero el manejo de divisas (así sea en pocas cantidades) «se convierte en un atractivo para los ladrones porque saben que la gente, los comerciantes y buhoneros tienen dólares en los bolsillos».

En este sentido, Briceño-León explica que cuando las autoridades se congratulaban porque habían logrado una reducción de los robos y delitos en general, la interpretación estaba errada porque lo que realmente sucedía era que «había menos robos porque no había qué robar debido a la falta de efectivo y la mayoría de los pagos se hacían con transferencias electrónicas».

En una entrevista con TalCual, el economista Asdrúbal Oliveros, director de Ecoanalítica, dijo que el proceso de dolarización que vive el país es muy difícil de revertir. De acuerdo con los datos de esta consultora, de marzo de este año, 67,1% de las transacciones comerciales en las principales ciudades del país se hacen en una moneda distinta al bolívar, principalmente en dólares.

Oliveros indicó que el circulante de efectivo en divisas es cinco veces más que toda la liquidez en bolívares y ya prácticamente la mitad de los depósitos de la banca privada están en moneda extranjera —en las llamadas cuentas custodia o cuentas Convenio N° 1—, lo cual muestra cómo la dolarización transaccional está pasando a tener elementos de ser una dolarización financiera.

«El delito original mayor es el robo y tiene esa función depredadora económica que ejerce la delincuencia», indica Briceño-León; al tiempo que recuerda que esta acción puede conllevar forzamiento, amenazas, lesiones, heridos e incluso la muerte.

El área metropolitana de Caracas, conformada por los municipios Libertador, Chacao, Baruta, Sucre y El Hatillo, fue una de las conurbaciones más violentas del país durante el año pasado, con una tasa de 52,8 muertes violentas por cada 100 mil habitantes, de acuerdo con el Informe Anual de Regiones del Observatorio Venezolano de Violencia Región Capital.

El robo fue el principal móvil: 37% de los sucesos violentos ocurridos en Caracas en 2020. La mayoría fueron cometidos por delincuentes, mientras que la resistencia a la autoridad fue el móvil de 19% de los hechos de violencia.

El director del Observatorio Venezolano de Violencia explica que en lo que va de 2021, «Distrito Capital se mantiene en su misma posición en términos de los delitos violentos, y sobre homicidios no creemos que haya mayores cambios», apunta.

Briceño-León detalla que tanto en Caracas como en las zonas aledañas hay presencia de grupos delictivos que también generan molestias en zonas centrales. Insiste que el incremento en el uso del dólar y de otras divisas en la capital han llevado a que aumenten los robos, pero revela que es una situación que ya se vivía en zonas fronterizas por el uso de pesos (en la frontera con Colombia) y de reales (en la frontera con Brasil) porque hay mayores oportunidades para el crimen.

De la misma manera, el sociólogo dice que el delito del robo también se ha vuelto muy común en el estado Bolívar por la utilización del oro como moneda para las transacciones económicas.

Por su parte, el coordinador del Observatorio Venezolano de Violencia de Lara, Carlos Meléndez Pereira, dice que en esta entidad los delitos no disminuyeron sino que se transformaron. Asegura que en los últimos meses la violencia se trasladó a zonas agrícolas, pues el campo proporciona un nuevo «medio de subsistencia» a los delincuentes.

Meléndez Pereira explica que el robo, el secuestro y la extorsión disminuyeron, igual que el homicidio con intención de robo. En su opinión, «los robos de vehículos y viviendas de lujo, los secuestros exprés y las extorsiones ocurren en menor medida por la falta de combustible y por la reducción de la oferta, no por mayor seguridad en las calles».

Desde hace varios años el gobierno de Nicolás Maduro no ofrece datos sobre los niveles de delincuencia y violencia en el país. Sin embargo, Néstor Reverol, exministro de Interior, Justicia y Paz, antes de ser sustituido por Carmen Meléndez, dijo que el descenso en los homicidios en el país se debía a «la aplicación de una política integral (por parte de las autoridades) para resguardar a los ciudadanos»; afirmación que desestima Briceño León, quien sostiene que la reducción de los robos y otros delitos no se debe a la actuación de las policías sino a que en el país no había qué robar.

En la actualidad, la ciudad de Caracas se mantiene entre las diez ciudades más violentas no solo de Venezuela sino también de América Latina; de acuerdo con el Observatorio Venezolano de Violencia.

Ante el incremento de la delincuencia en el país, es muy poco lo que los ciudadanos puedan hacer. El director del Observatorio Venezolano de Violencia comenta que «simplemente cuidarse», pues de todas formas las personas deben salir a trabajar, a buscar dinero y si van en transporte público «no tienen manera de evitarlo».

El experto agrega que lo primero que se debe hacer es rescatar el Estado de derecho, el sentido de la norma y del castigo; pero sostiene que nada de eso ocurre en el país porque existe una «combinación entre abandono e injuria y la intencionalidad política de destrucción policial que ha tenido el gobierno nacional».

En este sentido, Roberto Briceño-León lamenta que haya una disminución notable de los cuerpos de policía, que aumenten las renuncias —formales e informales— de funcionarios, que no estén equipados como deberían, que las patrullas no tengan gasolina o que les falten las baterías; en fin, condena que «la capacidad de actuación de la policía sea muy baja» para combatir la delincuencia.