La palabra ceniza, que proviene del latín «cinis», representa simbólicamente la muerte, la caducidad, y también humildad y penitencia
Este 26 de febrero es Miércoles de Ceniza. Fecha que, para los católicos, señala el inicio de los 40 días de preparación para vivir religiosamente la Semana Santa, los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo.
En el Misal Romano se explica que en la Misa se bendice e impone en la frente de los fieles la ceniza hecha de las palmas bendecidas en el Domingo de Ramos del año anterior.
La tradición de imponer la ceniza se remonta a la Iglesia primitiva. Las personas se colocaban la ceniza en la cabeza y con un “hábito penitencial” recibían el Sacramento el Jueves Santo. La Cuaresma adquirió este sentido casi 400 años D.C. A partir del siglo XI la Iglesia en Roma lo institucionaliza.
La ceniza es un símbolo. En el documento de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, artículo 125 del “Directorio sobre la piedad popular y la liturgia” dice: “El comienzo de los cuarenta días de penitencia, en el Rito romano, se caracteriza por el austero símbolo de las cenizas, que distingue la Liturgia del Miércoles de Ceniza.
Propio de los antiguos ritos con los que los pecadores convertidos se sometían a la penitencia canónica, el gesto de cubrirse con ceniza tiene el sentido de reconocer la propia fragilidad y mortalidad, que necesita ser redimida por la misericordia de Dios.
Lejos de ser un gesto puramente exterior, la Iglesia lo ha conservado como signo de la actitud del corazón penitente que cada bautizado está llamado a asumir en el itinerario cuaresmal.
Se debe ayudar a los fieles, que acuden en gran número a recibir la Ceniza, a que capten el significado interior que tiene este gesto, que abre a la conversión y al esfuerzo de la renovación pascual”.
Quiénes, cuándo y cómo se celebra el miércoles de ceniza
La palabra ceniza, que proviene del latín “cinis”, representa simbólicamente la muerte, la caducidad, y también humildad y penitencia.
Para la ceremonia del Miércoles de Ceniza se deben queman los restos de las palmas bendecidas el Domingo de Ramos del año anterior. Después son rociadas con agua bendita y aromatizadas con incienso. Las cenizas son impuestas en la frente, haciendo la señal de la cruz con ellas mientras el ministro dice las palabras bíblicas: “Acuérdate que eres polvo y en polvo te convertirás”, o “Conviértete y cree en el Evangelio”.
Este acto tiene lugar en la Misa al término de la homilía.
Luego, quien recibe las cenizas, es costumbre que se retire en silencio a meditar.
Cuando no hay sacerdote la imposición de cenizas puede realizarse sin misa, de forma extraordinaria. Aunque recomiendan que sea acompañado con una liturgia de la palabra. Previamente la bendición de las cenizas, como todo sacramental, solo puede realizarla un sacerdote o diácono.
Puede recibirlas cualquier persona, inclusive no católica. Como especifica el Catecismo los sacramentales no confieren la gracia del Espíritu Santo como sí lo hacen los sacramentos.