El drama de los venezolanos que deciden salir del país por cualquier medio, que deciden que vale más la pena arriesgar su vida en un camino tortuoso que quedarse en el país, aumenta cada día. No es una afirmación a la ligera, sino que conforme pasan los días y los gobiernos afectados adoptan medidas, el asunto se va poniendo más grave. Hay quienes aplauden esta situación, pues consideran que los migrantes son puros delincuentes. Nada más triste que esta afirmación.
Mientras los gobiernos como los de Colombia y Panamá piden desesperadamente ayuda financiera para poderles dar un trato humanitario a los caminantes que reciben por sus fronteras, hay personas que consideran que la última medida del presidente Joe Biden es necesaria para frenar el flujo de personas indeseables que de otra manera entrarían a Estados Unidos. “Están llegando puros malandros”, dicen algunos por las redes sociales. Esto no es más que otra forma de xenofobia, pero es lo que aflora con medidas altamente restrictivas como esta.
Las autoridades panameñas anunciaron que no frenarán el flujo de personas, e incluso aseguran que los refugios a la entrada de la selva del Darién están repletos de migrantes, gran número de venezolanos, por supuesto. Esto lo dicen apenas dos días después de que la guardia fronteriza estadounidense comenzó a devolverlos desde el borde sur hacia México. ¿Qué quiere decir esto? Que la medida no sirve para frenar la cantidad de personas.
Y los que afirman que solo los malandros son los que hacen este viaje son personas sin corazón, que ignoran por completo (o no quieren ver) la tragedia venezolana. Muchos de los caminantes son padres de familia, e incluso familias con hijos y hasta recién nacidos que no ven otra salida. La incertidumbre y la desesperación les nubla el entendimiento para darse cuenta de que es un viaje en el que pueden perder la vida, pero de nada más son culpables.
Sí, es cierto que hacia otros países latinos han salido delincuentes e incluso miembros de bandas muy peligrosas, pero son contados los casos y no puede ser que se etiquete a una nacionalidad completa de esta manera. El problema del movimiento migratorio venezolano es complejo y de gravedad. Ya son más de 7 millones de personas. Y no porque Estados Unidos acepte a 24.000 con papeles y dinero se va a detener. ¿Puede alguien entender que se trata de un asunto de crisis humanitaria compleja? Los más humildes son los más afectados por el desastre chavista y por eso salen en bandadas aunque saben que su futuro es incierto.
¿Quiere el mundo más pruebas de que el gobierno chavista es un horror y que ha acabado con la dignidad de los venezolanos? Si huyen a pesar de todas las trabas es porque su instinto de supervivencia los impulsa. Deberían ser juzgados por xenófobos los que hacen generalizaciones por las redes sociales acusando a los pobres caminantes de delincuentes. Ser venezolano no es sinónimo de ser malandro.