Muere un soldado Venezolano en Ucrania: «Mamá, esta guerra no me gusta»

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El joven hispano-venezolano Maximiliano Camino ha muerto en la región de Donetsk, combatiendo del lado de Ucrania, y su cuerpo se encuentra cerca de una trinchera del frente de Andriivka, según ha revelado su madre, que ha pedido ayuda a las autoridades españolas para repatriarlo a Tenerife, donde residen.

En declaraciones a EFE, Jacqueline Aramuni asegura que la situación está “en manos del Gobierno español” y explica que en las últimas horas, tras haber estado en contacto en estos días con el cónsul de España en Kiev, ha conseguido que le envíen un documento que certifica la desaparición de su hijo.

El Ministerio de Asuntos Exteriores ha rehusado por el momento confirmar o hacer comentario alguno al respecto, hasta confirmar todos los extremos de la información que facilita la familia.

Según el relato de Aramuni, en la familia tienen conocimiento de lo ocurrido desde el pasado 13 de febrero, hace algo más de una semana, cuando uno de los compañeros del batallón de Maximiliano se puso en contacto con su padre, que reside en Estados Unidos, para informarle de que su hijo había muerto en el frente tras, al parecer, ser herido por un dron ruso.

Los miembros del batallón, según explica esta mujer, habían intercambiado entre ellos información personal para que sus parientes pudiesen conocer lo sucedido en caso de ser heridos o morir en el frente.

Más adelante, según le han comunicado a la madre, un dron de vigilancia ha podido grabar el cuerpo de su hijo y constatar que el cadáver se encuentra cerca de una de las trincheras ucranianas abandonadas en Andriivka, donde las bajas temperaturas han permitido que se conserve.

En la última semana se ha conocido que las tropas ucranianas han abandonado el frente de Andriivka, uno de los más sangrientos de la contienda y también de los más estratégicos, muy cerca de la devastada Bajmut, ante el avance de las tropas rusas, que ahora dominan la zona, lo que hace que la recuperación del cadáver de Maximiliano sea aún más compleja.

“Llevamos días de tortura. Desde hoy está en los medios y en las manos del Gobierno. No puedo sentarme y esperar porque no puedo velar a una persona que no tengo conmigo”, lamenta Jacqueline Aramuni, que ha dicho confiar en el Gobierno para encontrar una manera de rescatar el cuerpo.

Sobre su hijo, que antes de acudir a la guerra trabajaba en un almacén de Amazon en Alemania, señala que los motivos para participar en el conflicto “solo los sabe él”, pues nunca le llegó a confirmar que se encontraba allí combatiendo contra Rusia.

“Él no es militar ni está preparado para una misión de ese estilo. Yo pensé, al decirme que estaba de voluntario, que desarrollaba labores humanitarias, no que estaba combatiendo con artillería pesada”, subraya Aramuni.

Agrega que esperará a tener más información por parte de las autoridades españolas y ucranianas, si bien se plantea tomar otras medidas si ve que no hay avances, pues teme que las dificultades para recuperar el cuerpo aumenten a medida que pasan los días y se hace más efectivo el dominio ruso de la zona.

En este sentido no descarta tampoco intentar “hablar con los rusos” pues, a su juicio, hay “cuestiones humanitarias que tienen que estar por encima de las guerras y algo como recuperar un cadáver es una de ellas”, concluye.

En estos días, Aramuni ha acudido asimismo a la Diputación del Común de Canarias, cuya oficina se ha comprometido con ella a gestionar de oficio una queja ante el Defensor de Pueblo, Ángel Gabilondo.

Con información de Maduradas