«Hemos descubierto lo que las grandes naciones pueden hacer, realizar lo imposible», resaltó el presidente francés, Emmanuel Macron, en su discurso en la reapertura de la catedral de Notre Dame.
Se refería así a la promesa de reinaugurar el emblemático templo en tan solo 5 años y medio, y devolverle todo su esplendor tras el incendio que lo dejó parcialmente destruido el 15 de abril de 2019.
«Esta catedral -dijo el presidente francés- es también la metáfora feliz de lo que debe ser una nación y el mundo».
La de Macron fue una intervención breve en el interior de la nave central, poco después de que el arzobispo de París, Laurent Ulrich, abriera simbólicamente las puertas de Notre Dame. Aprovechó para destacar el esfuerzo de quienes contribuyeron a salvarla de las llamas y de todos los que ayudaron después a reconstruirla.
El fuego -explicó- ha puesto en evidencia que «nuestras catedrales son mortales» y que solo la «voluntad» y la «fraternidad» han permitido que sus campanas suenen de nuevo, y que la desaparecida aguja de Notre Dame vuelva a alzarse, recreada, hacia el cielo de París.
«Notre Dame nos dice que nuestros sueños, incluso los más audaces, sólo son posibles gracias a la voluntad de cada uno y al compromiso de todos», reflexionó Macron.
Recordó que la catedral de París ha tenido un papel protagonista a lo largo de la historia -de la mano de Napoleón o de Enrique IV- y también el arte o la literatura, por ejemplo con el retrato que hizo de ella el escritor Victor Hugo.
El discurso de Macron fue el plato fuerte de la parte política o “republicana” -como la denominaban los organizadores-, de la ceremonia, e inicialmente estaba previsto que tuviera lugar en la explanada exterior.
Sin embargo, la lluvia y el viento obligaron a trasladar esos actos de carácter más institucional también al interior. Comenzaron con un vídeo sobre el incendio del 15 de abril de 2019 y la titánica reconstrucción posterior.
Esas imágenes dieron paso a un emocionante homenaje a los bomberos que salvaron la catedral de las llamas. Algo más de 150 de ellos aparecieron entonces en la nave con sus uniformes rojos en medio de un gran aplauso mientras en la fachada iluminada se proyectaba un gigantesco “merci” (gracias).
Una vez terminado el discurso de Macron, volvió a tomar la batuta el arzobispo Ulrich para proseguir con los pasajes más litúrgicos y religiosos de la ceremonia de reapertura, incluida la lectura de un mensaje del papa Francisco.
EFE