Ya se perdió la cuenta de los años que llevan los venezolanos padeciendo por el servicio del agua. Poco esfuerzo ha hecho el gobierno chavista en mejorar esta realidad que afecta la calidad de vida a unos niveles inimaginables , solo equiparables al hastío de la gente que además debe escuchar en cadena a Nicolás Maduro vanagloriándose de lo bien que está Venezuela.
Deben haber pensado que el agua se distribuía por tuberías gracias a un milagro, porque desde hace más de 20 años no han llevado a cabo un plan de mantenimiento de la red. En ese tiempo ellos han demostrado lo fácil que es acabar, por mera incompetencia, con lo que otros construyeron. El país se ha ido quedando sin un suministro regular del agua y lo que hace varios años fue un plan de racionamiento para sobrellevar un momento de sequía de los embalses lo transformaron en la cotidianidad del venezolano. Pero de dos o tres días a la semana ahora pretenden que las comunidades vivan bien con un solo día… cada quincena. ¡Algo inaudito en cualquier sociedad del mundo, pero obra del socialismo del siglo XXI!
El último mes, la rotura de una tubería en la zona de La Guairita en el este de la capital, sobre la que fueron construidas ilegalmente varias viviendas, ha sido reparada varias veces. ¿Esto qué evidencia? Que el material ya no aguanta más, que llegó a su fin y que por más que informen que “Hidrocapital está trabajando en la zona”, son muchos factores los que están envueltos en esta nueva crisis y pareciera que no hay esperanzas de una normal restitución del servicio.
Nada se hizo oportunamente. No es la primera vez que sucede ni en este sitio ni en muchos otros de la capital. En Caracas, los que tienen agua corriente son los privilegiados que han podido conectarse a pozos profundos o que tienen muchos dólares para pagar cisternas frecuentemente. Pero no es la realidad de miles de caraqueños y mirandinos que viven en edificios y en zonas más remotas. Se ha vuelto una escena familiar ver a las personas deambulando con botellones de agua o pimpinas para llenarlos donde les sea posible, pues tristemente, hay que resolver.
¿Algún ente del gobierno, sea Hidrocapital o alguno de los despachos ministeriales, está buscando una solución permanente a este problema que ya es nacional? El gobernador Héctor Rodríguez prometió en campaña hace apenas unos meses que iba a poner solución definitiva a este tema en los municipios capitalinos de Miranda, pero nada se ha adelantado al respecto.
Solo engañan a la gente. Muchos inocentes en verdad creyeron que querían los votos para trabajar por el ciudadano, pero el asunto del agua en la zona capital es evidencia de que lo que quieren es poder y nada de hacer su trabajo.
Entre los apagones que ya son cada vez más comunes y la falta de agua, los edificios de la capital se están convirtiendo en ranchos verticales. Puede decirse entonces que están cumpliendo el sueño de su comandante eterno de igualar a todos hacia abajo y de acabar con el poco desarrollo que quedaba después de que pasaron la aplanadora chavista.