Las olas de calor que se han sucedido durante las últimas décadas han sido más intensas y duraderas en las aguas profundas de los océanos, y la biodiversidad que vive entre los 50 y los 2.000 metros de profundidad podría estar en alto riesgo por el efecto acumulativo de esos eventos.
La temperatura de los océanos ha alcanzado en 2023 su nivel más alto registrado y se pronostica que la intensidad, la duración y la frecuencia de olas de calor marinas -cuando los picos altos en la temperatura del agua duran al menos cinco días-, continuará aumentando a lo largo del siglo.
Un equipo internacional de científicos, en el que han participado investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN), publica hoy en la revista Nature Climate Change los resultados de una investigación que les ha permitido demostrar que la mayor intensidad de las olas de calor marinas no se encuentra en la superficie, sino en la subsuperficie, entre 50 y 250 metros de profundidad, y que ese aumento continuado de la temperatura del agua del mar tiene efectos directos sobre la flora y la fauna y afecta a los recursos que se obtienen del mar.
Hasta ahora, los impactos y las proyecciones de estos eventos se habían centrado principalmente en las temperaturas de la superficie del mar, pero las observaciones localizadas sugieren que las olas de calor marinas pueden provocar un calentamiento en las capas subsuperficiales que podría persistir hasta dos años después de que terminen los eventos en la superficie.
Esta aceleración del aumento de las temperaturas oceánicas tiene consecuencias profundas en los sistemas geoquímicos y biológicos del planeta, han subrayado los investigadores, y han incidido en que los océanos son un sistema de soporte vital crítico y un amortiguador contra los efectos de la crisis climática.
Por La Vanguardia