¿OTRA DÉCADA PERDIDA? el desastre que el coronavirus está dejando en América Latina

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El principal problema es que 23 millones de los que perdieron sus trabajos ya no van a regresar a la fuerza laboral

Por Gustavo Sierra / Infobae

“¡Hasta la vacuna, siempre!”, dice la pintada en un muro de El Alto, en Bolivia, parafraseando a la famosa consigna del Che Guevara. Y en esas cuatro palabras se resume el sentimiento de los latinoamericanos. Desde el Río Bravo hasta la península antártica, los latinoamericanos esperan que con la llegada de la vacuna para el coronavirus vuelva el crecimiento de las economías. Y, sobre todo, los ingresos y el trabajo que perdieron en la pandemia. La CEPAL, la OIT y el BID aseguran que habrá una recuperación sustancial, pero no será igual en todos los países y no va a alcanzar para llegar a los niveles económicos de fines del 2019. Dicen que mucho dependerá de cuán eficiente sean los Estados para distribuir y administrar las vacunas, la capacidad de mantener los estímulos fiscales y otras líneas de ayuda directa para la reactivación y cómo reaccionen ante el descontento social que la crisis está generando.

Hay tres países que saldrán mejor parados de la recesión pandémica. Perú que puede crecer hasta un 9% de su PBI en 2021, Panamá que tendrá un aumento del 5,5% y Bolivia con el 5,1%. En toda la región el crecimiento económico será de un moderado 3,7%. Apenas la mitad de lo perdido este año, en el que la economía se contrajo un 7,7%. La mejora no será más que un “rebote estadístico”, de acuerdo a la Comisión Económica para América Latina y el Caribe. Más de 30 millones de personas perdieron sus empleos en este fatídico 2020 y 23 millones ya no volverán a entrar en la fuerza laboral, asegura la Organización Internacional del Trabajo. “En 2021 el empleo estará en terapia intensiva y los indicadores podrían empeorar”, dice el informe anual de la OIT. Y el Banco Interamericano de Desarrollo calculó que las exportaciones de bienes se contraerán entre un 13% y un 11%, afectando los ingresos de todos los países de la región.

Lo que veremos será un “efecto rebote” en el que Perú tendrá la mayor remontada. Después de cerrar este año con una brutal caída cercana al 13% causada también por una crisis política extrema, en 2021 las proyecciones marcan que crecerá alrededor de 9%. Según el ministro de Economía peruano, Waldo Mendoza, “hay una situación un poco más manejable que nos permite abrir con un poco más de confianza y menos riesgo las actividades económicas”. Mendoza es miembro del gabinete del gobierno de Francisco Sagasti, quien asumió la presidencia en medio de una profunda crisis política a mediados de noviembre. Pero el analista Diego Macera, del Instituto Peruano de Economía (IPE) es mucho más cauto. “Si el Congreso que será elegido el próximo año se parece al que tenemos ahora, el golpe a la confianza será grande, las inversiones que se necesitan para crecer no vendrán y las que están tratarán de irse lo más rápido posible”, dice. Las elecciones presidenciales y parlamentarias están convocadas para el 11 de abril y la segunda vuelta, en caso de que ningún candidato obtenga la mayoría, está prevista para junio.

El tema de la confianza para la llegada de las inversiones que son esenciales para una salida rápida de la crisis afecta a todo el continente. Los gobiernos populistas de derecha como el de Jair Bolsonaro en Brasil o de izquierda como el de López Obrador en México, no están creando las condiciones necesarias para la entrada de capitales productivos. En Argentina, el avance del kirchnerismo, dentro de la coalición peronista del gobierno de Alberto Fernández, el manejo poco claro de la vacunación y las restricciones cambiarias provocan la misma reacción adversa entre los grupos de inversión.

Para la CEPAL, “si bien los importantes esfuerzos fiscales y monetarios realizados por los países han permitido mitigar los efectos de la crisis, las consecuencias económicas y sociales de la pandemia han sido exacerbadas por los problemas estructurales que la región arrastra históricamente”. Y advirtió en un comunicado que América Latina no volverá a los niveles socio-económicos prepandémicos hasta dentro de cuatro años: “Para el año 2021 se espera una tasa de crecimiento del producto interno bruto (PIB) positiva que refleja fundamentalmente un rebote estadístico, pero la recuperación del nivel de PIB pre crisis será lenta y se alcanzaría recién hacia el año 2024”.

El BID señala que la región tuvo la mayor caída en las exportaciones de todo el mundo. Fue del 20,2% y las importaciones cayeron de manera similar, un 19%. “El impacto de la crisis se está atenuando. Sin embargo, persiste la inestabilidad y aún no se vislumbra un cambio de tendencia hacia una trayectoria de crecimiento sostenido”, explicó Paolo Giordano, economista principal del Sector de Integración y Comercio del banco.

El impacto más duro de superar es el de los millones de personas que perdieron sus empleos –formales o informales- y que ya no buscan otro trabajo. “Uno de los impactos más importantes está en la tasa de desocupación de manera permanente”, explica el director regional para América Latina y el Caribe de la OIT, Vinicius Pinheiro. “Para los ocupados, lo que ha pasado fue una reducción de salario o del monto de horas trabajadas, es decir, es una crisis que afecta también a quienes mantuvieron su empleo”. La OIT también detectó que las mujeres y los jóvenes fueron los más afectados por la pérdida del empleo y que el trabajo infantil aumentó.

Los países que implementaron estímulos fiscales este año hicieron esfuerzos “formidables”, señaló Pinheiro, “pero para el año que entra es fundamental cambiar el chip y mirar a la recuperación económica sostenible a largo plazo. No solamente para curar las cicatrices que han dejado la crisis, sino también para explorar oportunidades y, más importante, para tratar los elementos estructurales”. “Es una crisis que llega a todos los sectores económicos y también estamos hablando de niveles de desocupación y desempleo sin precedentes en la historia”, agregó.

El Caribe será la región con mayor contracción este 2020, con un 7,9%, y verá un crecimiento de 4,2% en 2021. Allí el país más afectado será Santa Lucía. Se espera que la contracción económica de la isla sea de 26,6%. Fuera del Caribe, los países más golpeados son Venezuela, con una caída estimada del 30%, seguida de Perú, con una contracción de 12,9% y Panamá, con una de 11%. Argentina y México verán sus economías caer un 10,5% y 9%, respectivamente.

Ante este panorama, el ex presidente del BID, Luis Alberto Moreno, alertó sobre la creciente posibilidad de una nueva década perdida, como la de los ochenta, en Latinoamérica debido a la pandemia del coronavirus. Con el 8% de la población mundial, la región concentra alrededor de un tercio de los casos de Covid-19 del planeta. Y advirtió que como en esos años, el mayor problema sigue siendo la deuda. Moreno explicó que durante la crisis financiera de 2008, la relación deuda/PIB en América Latina era de poco menos del 40% y, en los hechos, la mayoría de los mercados emergentes fueron los que impulsaron el crecimiento de la economía mundial. Pero la situación es muy diferente ahora, dijo, no sólo porque la contracción del PIB es “tremenda” en todo el mundo, sino porque la región ahora está más endeudada. La relación deuda/PIB “estaba cerca del 58% a principios del año pasado”, dijo Moreno, quien proyectó “que podría llegar al 75% en los próximos 18 meses”.

El dato positivo remarcado por todos los analistas y sectores es que la salida de Donald Trump va a devolver a América Latina la relevancia que se merece en las políticas internacionales de Washington. La llegada de Joe Biden, será un respiro en ese sentido. Los populismos dejarán de tener un aliado en la Casa Blanca y, si bien no se espera que la Administración vaya a implementar ningún rescate multimillonario, seguramente pondrá más atención y alentará las inversiones de sus empresas y los préstamos “blandos” de los organismos internacionales.