El príncipe Felipe, duque de Edimburgo, murió el viernes a los 99 años. El Palacio de Buckingham confirmó su fallecimiento a través de un comunicado: “Es con profundo pesar que Su Majestad la Reina anuncia la muerte de su amado esposo, Su Alteza Real el Príncipe Felipe, Duque de Edimburgo”. Como marido de la reina Isabel, la monarca con más años de servicio en la historia británica, el príncipe Felipe ha estado al lado de la soberana desde su coronación en 1953. Pese a estar casado con una reina, el príncipe Felipe nunca recibió el título de “rey”, por una larga tradición real.
El príncipe Felipe se casó con Isabel en 1947, años antes de que fuera coronada reina. Al contraer matrimonio con un miembro de la familia real, renunció a su título de Príncipe de Grecia y Dinamarca, y le fueron concedidos los títulos de Duque de Edimburgo, Conde de Merioneth y Barón de Greenwich.
Pese a estar casado con una reina, nunca se convirtió en rey. Cuando el padre de la actual reina, el rey Jorge VI, falleció en 1952, Isabel era la siguiente en la línea del trono, pero el duque de Edimburgo no sería automáticamente coronado rey. En la historia de la realeza, los cónyuges de las reinas se conocen como príncipes consortes porque el título de “Rey” generalmente se transmite a quienes heredan el trono, no a quienes están casados con un miembro de la familia real.
Una mujer que se casa con el rey puede llamarse reina, pero para los hombres que se casan con la monarca existen reglas diferentes. Los hombres que contraen matrimonio con la reina se los conoce como príncipes consortes, no reyes consortes. Es decir, según la tradición, el título de rey está ligado al ejercicio del poder, mientras que el de reina puede ser entendido como ceremonial.
La reina Isabel condecoró a su marido como príncipe oficial de Gran Bretaña en 1957. La reina dijo en un comunicado en aquel entonces:
La Reina se ha complacido con Cartas Patentes bajo el Gran Sello del Reino con fecha 22 de febrero de 1957, de otorgar a Su Alteza Real el Duque de Edimburgo el estilo y la dignidad titular de un Príncipe de Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, Whitehall.
Sin embargo, la revista Town & Country señala que la misma regla no se aplica a las mujeres casadas con un monarca, ya que generalmente se les concede el título de “Reina”. La madre de la reina Isabel fue coronada reina, y Kate Middleton, que se casó con el príncipe Guillermo en 2011, probablemente se convertirá en la reina Catalina cuando el príncipe Guillermo asuma el trono.
¿Qué será de Isabel II?
Hoy, con 94 años, Isabel no tendrá ese bastón que la supo sostener en los momentos más duros de su vida. Y los medios británicos ya comienzan a preguntarse qué será de la Reina ahora que Felipe no estará más. “La pregunta inevitable ahora es: ¿qué pasará ahora que él ya no está allí? ¿Se apartará la reina de la mirada pública, como hizo la reina Victoria después de la muerte del príncipe Alberto? ¿Seguirá adelante independientemente? ¿O el Príncipe de Gales asumirá sus funciones?”, lanza esas preguntas el diario The Times.
En una nota de análisis escrita por Valentine Low, el tradicional periódico londinense plantea la posibilidad de que finalmente Carlos, el hijo mayor del matrimonio real sea quien asuma las responsabilidades mayores de Isabel II, preparándose para su futuro reinado. La autora recuerda 2012, la oportunidad en que Felipe estuvo grave y ella siguió adelante con sus compromisos, como toda su vida. ¿Lo hará ahora con 94 años y una pena que no se irá tan fácil? En aquel entonces, “su reacción fue exactamente la que esperábamos de una mujer cuya devoción al deber ha sido inquebrantable: siguió adelante a pesar de todo. Asistió al concierto del Palacio de Buckingham sin él; y al día siguiente, en la catedral de San Pablo, recorrió el pasillo sola, mostrando una figura un poco desamparada mientras caminaba lentamente detrás del alcalde. El espectáculo debe continuar”.
Low también apuntó palabras de la Reina refiriéndose a la importancia que tenía el Duque en su vida diaria y en sus deberes como cabeza de la Monarquía. “Es alguien a quien no le gustan los cumplidos, pero, sencillamente, ha sido mi fortaleza y mi permanencia durante todos estos años, y le debo una deuda mayor de la que jamás reclamaría, o que nunca sabremos”, fueron palabras textuales de Isabel sobre su marido muerto hoy.
La autora resalta, también, que a lo largo de su vida la Reina no se mostró como una persona “autoinsulgente” pese a los sinsabores que debió atravesar. “Esta es la mujer que el día después de la muerte de su padre tuvo que encontrarse con Winston Churchill y otros dignatarios cuando llegó a Heathrow. Está acostumbrada a controlar sus emociones en público”, remarcó la especialista en realeza de The Times.
Sin embargo, señaló: “No hay duda de que la Reina se asegurará de que continuará haciendo su trabajo mientras pueda. Sin embargo, la pregunta es: ¿qué podrá manejar? ¿Y por cuánto tiempo? En los últimos años, aunque el Palacio de Buckingham se ha mostrado reacio a admitirlo, pero la Reina ha reducido sus compromisos públicos. Ella ya no participa en la ceremonia del Recuerdo en el Cenotafio, sino que observa desde el balcón del Ministerio de Relaciones Exteriores mientras el Príncipe de Gales lidera las capas de guirnaldas de abajo. Carlos también realiza gran parte de los viajes al extranjero, aunque los miembros de la realeza más jóvenes también desempeñan un papel importante”.
Pese a ese papel más destacado de su hijo, ella continuaría, pese a todo, siendo la soberana y él su heredero. “Leerá sus propias cartas rojas, presidirá la apertura estatal del Parlamento y tendrá audiencias semanales con el primer ministro”.
Así, diezmada en su alma y corazón, Isabel II podría acelerar los tiempos finales de su reinado y darle mayor protagonismo a su primogénito, dando por tierra también con otro dilema que transitó los pasillos del Palacio de Buckingham los últimos años: el deseo de su nieto William de ser él el elegido para sucederla en el trono. Los próximos días serán claves para conocer qué ocurrirá finalmente con su Corona.