Profesionales resuelven más con las ventas informales que con sus salarios irrisorios

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Desde una ama de casa, un docente o una enfermera se pasean por las calles de Ciudad Guayana con ventas de helados o café, y así solventan sus gastos diarios.

Caraota Digital

Las colas en las estaciones de servicio es uno de los lugares en Ciudad Guayana donde abundan vendedores informales. Entre ellos se colean profesionales de diferentes sectores, cuyos salarios no solventan los gastos básicos de un hogar y la economía informal es la forma de subsistencia.

Doris Escalante es profesional, pero desde hace unos años se dedicaba solo a las labores del hogar. Los ingresos en su familia son cada vez más limitados, todos los precios suben menos el salario.

Doris aprovecha cualquier actividad donde se piense vaya a asistir cierta cantidad de gente. En su cartera lleva un frasco con cigarros y un encendedor. En su mano un termo de café. Con estas ventas completa para algún gasto en particular.

«He tenido que salir, para el bienestar y sustento de mi familia, a vender. Como dice la canción: ‘un cigarrito y un café, así es la vida, ya usted ve’. No me queda otro recurso. Muchas veces hasta el café tengo que regalarlo, porque consigo tanta gente con tanta necesidad que no tienen ni un traguito de café en el estómago. Esta es la realidad que estamos viviendo en Venezuela, no solamente en Ciudad Guayana», relató Escalante.

Doris también integra una organización de la sociedad civil llamada Guayana en Acción. Se le suele ver en marchar y protestas ciudadanas o de trabajadores de las industrias de Guayana, no solo como activista, sino como una vendedora más. «Vengo a apoyar, pero también a trabajar», dice.

Muy a pesar de que estas ventas informales son para su propia subsistencia económica, Doris Escalante no deja la solidaridad del venezolano de lado.

«En cualquier parte de la ciudad yo camino. Ahí estoy. Muchas veces con el cigarro, otras veces con el café. A veces llevo un sándwich, una arepita, cualquier cosa porque sé que hay mucha gente con necesidad. Pero el venezolano es muy creativo, no se rinde, salimos adelante», afirma.

El gremio de docentes y de enfermería son parte de los que han denunciado que actualmente deben rebuscarse vendiendo tortas, helados, café, aceite y hasta arroz en pequeñas bolsas en forma de teta, para obtener ingresos extras. Sus salarios no pasan de 4 dólares al mes. Algunos, incluso, en una quincena llegan a recibir menos de 1 dólar por su trabajo.