Qué promete Guaidó para liberar a Venezuela de la dictadura chavista

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Juan Guaidó ha vuelto. Por la puerta grande. Por el Aeropuerto Internacional de Maiquetía. Sorteando empujones y agresiones de activistas facinerosos del régimen. Llegó y fue recibido por diputados que también resistieron golpizas y vejaciones de todo tipo. Llegó y no han podido detenerlo, porque calcula el régimen, los costos son demasiado altos. Juan Guaidó tiene plan. Estrategia que no puede revelar, dice. Y promete multiplicar la presión, aunque sus mecanismos “sean polémicos”.

Danny Leguízamo | El Cooperante

Contra Juan Guaidó se ha dicho de todo. Y se ha hecho casi de todo. Contra Guaidó han operado factores del chavismo, pero también del chavismo que aparenta hacer oposición contra Maduro, y presuntos radicales que por retruque, consciente o inconscientemente, cuidan la portería del bando contrario en términos netos.

De allí que el jefe del Parlamento se pronunciara este martes en contra de las zancadillas que no han hecho otra cosa que favorecer al régimen, pues se sabe, hay batallas que se ganan con solo dividir al contrario.

“No hay espacio para codazos cuando estamos enfrentando una dictadura. Es el momento de la unión”, dijo, en medio de la ovación de la concurrencia.

Pero Guaidó también anticipó en su discurso un dato: promete endurecer la presión sin importar que sus mecanismos “sean polémicos”.

“Claro que tenemos una estrategia, pero hay cosas que no se pueden decir porque nos enfrentamos a una dictadura y eso lo tenemos bien claro. Los mecanismos de presión solamente van a aumentar, por polémicos que sean (…) Por el mecanismo que sea, por la vía que sea, Venezuela será libre. No se rindan. Sigamos adelante. Vamos a reconstruir el país. Vamos a ver a Venezuela florecer”, soltó, sin añadir detalles.

Pero a Guaidó y a la oposición toda, les queda una tarea pendiente: reconquistar el músculo de calle perdido, un factor de la ecuación más que necesario en tiempos de dictadura, toda vez el régimen de Maduro parece muy cercano a cruzar una línea roja que ha delimitado la comunidad internacional, aunque por ahora, han decidido mantenerse al filo de la raya, pues estima la cúpula, los costos a pagar son impredecibles.