Rusia se comprometió a fortalecer la cooperación militar con la dictadura de Nicolás Maduro

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Los ministros de Asuntos Exteriores, Sergei Lavrov y Jorge Arreaza, se reunieron en Moscú, donde discutieron la nueva entrega de armamentos para las FFAA y de seguridad del régimen venezolano

Infobae

Pese a la presión internacional y a las crecientes denuncias por crímenes de lesa humanidad en Venezuela, Rusia se comprometió esta semana a fortalecer la cooperación militar con la dictadura de Nicolás Maduro.

El compromiso de Moscú, uno de los principales aliados del régimen chavista, se dio en el marco de la reunión que mantuvieron el martes los ministros de Asuntos Exteriores, Sergei Lavrov y Jorge Arreaza, en la capital rusa.

Durante el encuentro, los funcionarios abordaron, entre otros temas, las nuevas entregas de armas para las fuerzas armadas y de seguridad de Venezuela, sobre las que pesan decenas de denuncias de ejecuciones extrajudiciales.

“Nunca hemos dejado de ayudar a Venezuela a fortalecer su capacidad de defensa, el Ejército venezolano ha sido abastecido con sistemas y productos militares rusos, nuestros especialistas militares trabajan allí”, manifestó Lavrov.

“De acuerdo con el contrato, realizan regularmente el mantenimiento de los equipos entregados, y continuamos las negociaciones sobre el suministro de nuevos lotes de tal o cual tipo de armas de acuerdo con los deseos que nuestros amigos venezolanos nos transmiten en base a su evaluación de las necesidades de las fuerzas armadas y de seguridad”, añadió el jefe de la diplomacia rusa.

“Los miembros de las fuerzas de seguridad venezolanas cometieron numerosos abusos, y un informe de la ONU concluyó que había motivos razonables para creer que las autoridades gubernamentales y las fuerzas de seguridad habían cometido crímenes de lesa humanidad”, señaló el Departamento de Estado norteamericano en un reporte especial publicado meses atrás sobre la situación de los Derechos Humanos en Venezuela durante el año 2020.

El ministro de Exteriores ruso elogió, por su parte, las relaciones bilaterales con la dictadura venezolana y dijo que observa “un progreso significativo” de la cooperación en los ámbitos energético, industrial, social, militar y técnico.

Estados Unidos monitorea la presencia rusa en Venezuela desde hace tiempo. En agosto del año pasado, el almirante Craig Faller, comandante del Comando Sur de las Fuerzas Armadas -cuya órbita de influencia incluye al país caribeño- dijo que “la influencia rusa es la principal fuerza manteniendo a Nicolás Maduro en el poder”.

“Veo con alarma lo que Rusia está haciendo con Venezuela en términos de personal desplegado y en la diseminación de desinformación”, agregó durante una conferencia sobre América Latina del think tank Atlantic Council.

Rusia se convirtió en uno de los mayores aliados políticos y comerciales del régimen de Hugo Chávez primero, y luego de Maduro. Moscú es, además, el segundo acreedor de Venezuela, después de China, con unos 7.500 millones de dólares, según una estimaciones de la consultora local Ecoanalítica. El pasado mes de marzo el Kremlin fortaleció su respaldo al dictador venezolano con la firma de una docena de acuerdos de cooperación en materia alimentaria, financiera, energética, militar, científica, tecnológica y minera.

Se estima que en los últimos 18 años, ambos países firmaron cerca de 300 acuerdos de cooperación. Los contratos en el campo técnico-militar rondan los 11.000 millones de dólares, según la prensa rusa. A raíz de esos acuerdos, Venezuela cuenta con al menos 20 unidades operativas del cazabombardero ruso Sukhoi Su-30, cuyas características se consideran similares a las del F-15E Strike Eagle estadounidense, así como con armamento antiaéreo y radares de tecnología rusa. La nación caribeña, pese a la dramática crisis humanitaria, también levantó una fábrica de rifles Kalashnikov, un arma que en la actualidad emplean las Fuerzas Armadas de Venezuela, acusadas de crímenes de lesa humanidad.

La alianza militar también incluyó la movilización de tropas rusas a suelo venezolano, lo que provocó la condena e indignación de los países y organismos regionales que rechazan a la dictadura de Maduro. Ese despliegue se acentuó durante el año 2019, luego de que en enero de ese año la comunidad internacional desconociera la legitimidad de Maduro como presidente de Venezuela tras las elecciones fraudulentas del 2018 y, en su lugar, le expresara su apoyo y reconocimiento como presidente encargado a Juan Guaidó.

En marzo el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, reconoció que la administración de Joe Biden está preocupada por el influyente rol de Rusia sobre Venezuela. “Comparto esa preocupación”, dijo el jefe de la diplomacia norteamericana en una audiencia del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes al ser consultado sobre la actividad de Moscú en el hemisferio. “Vemos eso en Venezuela. Hemos visto, creo, un resurgimiento de la presencia y actividad rusa en Cuba en los últimos años, y estamos muy atentos a eso en todos los ámbitos”.

Blinken hizo esta declaración luego de que el congresista demócrata Albio Sires, quien preside el subcomité del Hemisferio Occidental de la Cámara de Representantes, le preguntara sobre el asunto. “Rusia parece estar cada vez más comprometida con Venezuela. Y sé que están tratando de desestabilizar la región (…) Mi preocupación es que están usando a Venezuela para desestabilizar a Colombia para involucrarse en otras elecciones en Sudamérica y espero que la administración se concentre en los esfuerzos de Rusia para tratar de desestabilizar a nuestros vecinos en el hemisferio occidental”, dijo el congresista cubano-americano que representa al estado de Nueva Jersey.