“Esto no es votar”, “no me pidan que deje de luchar”: la oposición “hiper-fragmentada” de Venezuela no se pone de acuerdo en bloque sobre su participación en las elecciones regionales del 21 de noviembre, que este año contarán con una inusual observación internacional.
Los principales partidos de oposición de Venezuela participarán en los comicios del 21 de noviembre, rompiendo un boicot de tres años en los que denunciaron falta de garantías electorales. Pero aún no se ponen de acuerdo sobre candidaturas unitarias, mientras que otros actores alegan que ir a las urnas legitimaría al Gobierno del presidente Nicolás Maduro, a quien tildan de «dictador».
La campaña electoral comenzó oficialmente el 28 de octubre, pero los candidatos hace tiempo salieron a cazar votos.
José Manuel Olivares se baja de un carro y emprende rumbo a una barriada encajada en una montaña en La Guaira, donde aspira a ser gobernador. Su paso es tan veloz que es difícil seguirle el ritmo: saluda a los vecinos, abraza ancianas, entra en una casa y toma un vaso de agua para salir corriendo por una escalinata. Y en uno que otro paso recibe peticiones de ayudas anotadas en papelitos.
“Dios quiera que el 21 de noviembre el país pueda celebrar que ganamos (…) que tenemos una manera distinta de hacer política que nos lleve al objetivo final que es salir de Nicolás Maduro en un revocatorio o en unas presidenciales”, dice a France 24 Olivares, que fue diputado por este estado en 2015, cuando la oposición arrasó en las elecciones y tomó control del Parlamento.
Olivares llegó a Venezuela unos meses antes desde Colombia, donde vivió tres años luego de declararse perseguido político. Ya aspiró sin éxito a la Gobernación de La Guaira en 2017, año en el que la oposición acudió a unas elecciones por última vez.
Los comicios de noviembre se realizan tras una serie de acuerdos entre el Gobierno y parte de la oposición, que incluye la designación de un nuevo Consejo Nacional Electoral (CNE), cuyo directorio de cinco miembros cuenta con dos opositores.
El CNE ha sido acusado por años de servir al chavismo y coartar las garantías de los procesos democráticos.
Asimismo, las elecciones serán acompañadas por primera vez en 15 años por una misión de la Unión Europea, que ya se instaló en el país, y pequeñas representaciones de expertos por parte de Naciones Unidas y el Centro Carter.
“Retos hay (…) ¿Estamos en Suiza? No. ¿Son las mejores condiciones? Probablemente no, pero hay que luchar”, dice Olivares.
Por otro lado, Delsa Solórzano señala que “es contradictorio con la lucha democrática” participar en ese proceso.
“Bajo ninguna circunstancia puede ser considerado esto como un acto de votación”, dice la dirigente, que también formó parte del Parlamento electo en 2015 y que cesó en 2021 cuando el chavismo retomó el control del Legislativo tras unas elecciones cuestionadas por la comunidad electoral y boicoteadas por la oposición.
Participar el 21 de noviembre no resuelve absolutamente nada
Solórzano recuerda aquella elección de 2017, cuando los opositores que ganaron algunas gobernaciones no pudieron asumir funciones por negarse a jurar ante la Asamblea Nacional Constituyente, una institución de mayoría oficialista.
“No le dio la gana de reconocerlos”, fustigó.
“Experiencias tenemos varias”, continúa Solórzano, que es abogada y se dedica a la defensa de los derechos humanos en el país, «inhabilitaciones de candidatos y tarjetas políticas, figuras paralelas, persecución política», enumera.
“Participar el 21 no resuelve absolutamente nada”, insiste.
“Mi lucha es por derrocar a un régimen dictatorial que tiene hoy prisioneros políticos, más de 300 están en prisión por razones políticas, muchos de ellos están siendo torturados”.
Las varias «oposiciones» no encuentran un rumbo fijo
Para Solórzano, el tema principal es “cómo luchar juntos para restablecer la democracia”.
Pero unidad es lo que menos transmite la oposición en este momento.
“El ciudadano no está claro hacia dónde conducir ese tema de participar o abstenerse”, explica a France 24 Oswaldo Ramírez, consultor político, mientras aclara que “la mejor estrategia para el oficialismo es tener una oposición hiper-fragmentada”.
Ramírez explica que “no hay una sola oposición, existen varios grupos que son antigobierno pero que no tienen la capacidad, por ahora, de estar unidos ni en estrategia. No son afines en ideología política y no son afines en acciones políticas”.
El opositor Juan Guaidó, a quien reconoce como presidente encargado medio centenar de países, incluido Estados Unidos, no ha fijado una posición firme sobre el 21 de noviembre. Más allá de que lucha por condiciones y un cronograma electoral, su principal pedido en un proceso de negociación actualmente paralizado en México.
El dirigente Henrique Capriles, que fue dos veces candidato presidencial, ha marcado distancia de Guaidó e insiste en participar con candidaturas únicas, un escenario cada vez menos probable.
Un estudio de Frecuency58 de la firma ORC Consultores, de Ramírez, muestra un empate en la disposición a votar por un candidato del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV, en el poder) o de la oposición, valorando más a candidatos independientes.
Ramírez habla de una de una “sociedad venezolana que se está despolitizando” porque “interpreta que no hay forma de que la política pueda resolver sus problemas”. Además, agrega que “hay una desconfianza bastante alta sobre las distintas figuras políticas”.
Con todo, el estudio muestra que 56,9% de los opositores encuestados se muestra favorable a votar el 21 de noviembre, pero con una tendencia a bajar a medida que se acerque el día de la elección.