“SOLO SÉ QUE NO SE NADA” Preguntas y contradicciones en el mundo con respecto al COVID-19

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¿Cuarentena severa para disminuir contagios o apelar a la inmunidad colectiva? ¿Uso masivo de barbijos o no? ¿Hidroxicloroquina como medicamento eficaz o un riesgo para la salud? ¿La OMS afirma que el virus se contagia por contacto con superficies y luego se contradice? Estos son algunos ejemplos de la desorientación en la que el virus SARS-CoV-2 nos ha metido

Por Víctor Ingrassia / vingrassia@infobae.com / Infobae

Medio año después del surgimiento del nuevo coronavirus SARS-CoV-2 que origina la enfermedad COVID-19, el mundo está lleno de preguntas que todavía las mentes más brillantes, los investigadores especializados en patógenos, los biólogos y científicos más reconocidos desconocen.

“No sabemos”, “Estamos conociendo este nuevo virus”, “Es muy contagioso pero no tan mortal como otros”, “No existe un tratamiento eficaz probado todavía”, “La vacuna podría tardar un año, o medio año, o varios años”. Y así, infinidad de preguntas y contradicciones.

Es tal el desconocimiento que los científicos no pueden explicar por qué hay casos graves sin fiebre, tos o falta de aire, ni por qué al COVID-19 se asocian problemas peligrosos como el ACV y el síndrome del shock tóxico. Y los gobiernos no saben hasta cuando seguirán en alerta, cuando la curva de contagios va a descender a valores normales y lo peor: si puede haber un nuevo brote que vuelva a desbordar los sistemas sanitarios.

Los estudios científicos se apilan mientras se destaca que nunca en la historia de la humanidad hubo tantos expertos estudiando y analizando un mismo problema sanitario con múltiples soluciones en estudio en todo el mundo para frenar esta pandemia decretada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que ya contagió a más de 5 millones de personas y provocó el fallecimiento de más de 335.000.

En estos 6 meses que convivimos con el nuevo coronavirus, se pueden citar múltiples ejemplos de contradicciones en cuanto a información, tratamiento de la epidemia, comportamiento social y regulaciones administrativas de distintos gobiernos. Aquí, las 5 principales contradicciones:

1- Débil respuesta de la OMS ante la aparición del brote en China

Para comenzar este pequeño derrotero de contradicciones, debemos referirnos a la cuestionada actuación que tuvo y tiene hoy para muchos la Organización Mundial de la Salud desde que China el 31 de diciembre de 2019 la notificó con la noticia de la detección de un nuevo virus de la familia de los coronavirus que había aparecido en Wuhan. Desde ese entonces, hasta el día de hoy, ha sido acusada por especialistas y gobiernos de ir detrás del virus y no actuar con propiedad para impedir o moderar su propagación. Las críticas más severas señalan que esta organización sanitaria dilató la toma de decisiones esenciales y omitió recomendar medidas sanitarias que más tarde fueron reconocidas como esenciales para combatir el virus.

El doctor Tedros Adhanom Ghebreyesus, es el director general de la OMS, y antes de este cargo fue canciller y ministro de sanidad de Etiopía. Cuestionado por el nombramiento del ex dictador Robert Mugabe como embajador de buena voluntad de la OMS y por sus elogios a China en el tratamiento de la pandemia, el doctor Tedros, como se le conoce en los medios, enfrenta hoy una avalancha de críticas por su manejo de la pandemia.

Los pedidos de renuncia ya aparecen en la página digital change.org con casi un millón de firmas. Otra petición en ese mismo sitio que aboga por su permanencia solo ha logrado unos dos mil firmantes.

En Estados Unidos, el país más golpeado por la pandemia en números oficiales de contagios y muertos, el presidente Donald Trump fue uno de los principales críticos sobre el funcionamiento de la OMS al punto de amenazarla con quitarle los 500 millones de dólares que aporta anualmente y que contribuyen a combatir enfermedades como el VIH, la poliomielitis y el sarampión.

En una carta de cuatro páginas que detalla sus muchas quejas a la OMS, Trump pidió al grupo que “demuestre su independencia de China”, reiterando una postura que lo llevó en abril a suspender temporalmente los fondos estadounidenses. “Si la Organización Mundial de la Salud no se compromete a realizar mejoras significativas en los próximos 30 días, haré permanente la suspensión temporal de la financiación de Estados Unidos para la Organización Mundial de la Salud y reconsideraré nuestra inclusión en la organización”, publicó en Twitter, horas después de que el presidente chino, Xi Jinping, se dirigiera al órgano rector del grupo con sede en Ginebra y prometiese contribuir con 2000 millones de dólares a la lucha contra la pandemia en los próximos dos años.

El presidente estadounidense enumeró varios ejemplos de lo que dijo que eran declaraciones incorrectas de la OMS sobre el virus: “La agencia de las Naciones Unidas ignoró sistemáticamente informes creíbles del brote en Wuhan, China, en diciembre pasado, y luego declaró tarde una emergencia de salud pública a finales de enero”, dijo y remarcó que la organización estaba “inexplicablemente en contra de su decisión de frenar los viajes desde China, a pesar de que elogiaba vigorosamente las estrictas restricciones de viajes nacionales de China”.

Mientras tanto, el titular de la OMS no ha cuestionado a Pekín por la política de ocultar los datos de la enfermedad, ni ha expresado preocupación -como otros miembros de la OMS- por la carencia de información proveniente de este país. Tampoco ha condenado las medidas punitivas contra los críticos de la gestión de los comunistas chinos, como el caso del Dr. Li Wenliang.

El tuit publicado por la OMS del 14 de enero, donde se afirmaba que no había temores de contagio persona a persona por el virus, de acuerdo con estudios preliminares realizados por las autoridades chinas, es uno de los ejemplos de la manera en que han llevado la crisis de salud mundial.

China comunicó con orgullo que había secuenciado el virus en forma temprana el 27 de diciembre. Pero negó al inicio de la epidemia que el virus se podía transmitir entre humanos. No fue hasta el 20 de enero que lo reconoció, junto a la existencia de los portadores asintomáticos.

A finales de enero, Tedros viajó a China y tras un encuentro en Pekín con Xi Jinping se deshizo en elogios por lo que calificó de “compromiso de los líderes chinos en la lucha contra la enfermedad”. Ese 30 de enero, el COVID-19 ya era emergencia global. La enfermedad se había esparcido por 18 países, infectando a más de 7 mil personas con 170 muertos en China.

Pero la principal crítica contra la OMS radica en lo tarde que declaró la pandemia, algo que si bien puede generar miedo en la opinión pública, también sirve a los países para organizarse mejor en la toma de decisiones para enfrentar la nueva amenaza viral. Recién se conoció con ese término el pasado 11 de marzo, cuando el número de casos fuera de China se había multiplicado por más de 13 durante las últimas dos semanas a más de 118.000 y la enfermedad era responsable de 4291 fallecimientos, en más de 30 países.

Allí, Tedros comunicó: “La OMS ha evaluado este brote durante los últimos días y estamos profundamente preocupados, tanto por los niveles alarmantes de propagación y gravedad, como por los niveles alarmantes de inacción. Es por ello que hemos decidido decretar el estado de pandemia”.

2- ¿Cómo se contagia el virus?

Según comunica la OMS hoy en su página web en el capítulo titulado Vías de transmisión del virus de la COVID-19: repercusiones para las recomendaciones relativas a las precauciones en materia de prevención y control de las infecciones, “el virus de la COVID-19 se transmite principalmente entre personas a través del contacto y de gotículas respiratorias. El contagio a través de gotículas se produce por contacto cercano (a menos de un metro) de una persona con síntomas respiratorios (por ejemplo, tos o estornudos), debido al riesgo de que las mucosas (boca y nariz) o la conjuntiva (ojos) se expongan a gotículas respiratorias que pueden ser infecciosas. Además, se puede producir transmisión por gotículas a través de fómites en el entorno inmediato de una persona infectada. Por consiguiente, el virus de la COVID-19 se puede contagiar por contacto directo con una persona infectada y, de forma indirecta, por contacto con superficies que se encuentren en su entorno inmediato o con objetos que haya utilizado (por ejemplo, un estetoscopio o un termómetro).

Pero el último 16 de mayo, la OMS comunicó que todavía no ha encontrado pruebas concluyentes de que el coronavirus pueda contagiarse a través de un contacto con una superficie artificial como picaportes de puerta o teclados. Sin embargo, la organización mantiene su recomendación a favor de la desinfección de superficies y objetos, siempre que sea posible y para tranquilidad de la población.

La contradicción salta por sí sola. ¿Cómo puede afirmar que no hay pruebas de contagio a través del contacto con una superficie y al mismo tiempo tener publicado en su página principal que este virus “se puede contagiar por contacto directo con una persona infectada y, de forma indirecta, por contacto con superficies que se encuentren en su entorno inmediato o con objetos que haya utilizado”?

3- ¿La hidroxicloroquina es eficaz o no contra el COVID-19

Derivada de la cloroquina antipalúdica, la hidroxicloroquina es un medicamento que se utiliza contra el lupus o la artritis reumatoidea. Varios científicos en todo el mundo comenzaron a estudiar los efectos de esta droga en pacientes con COVID-19 que lo padecen en forma severa y grave, como forma de llegar a un tratamiento eficaz.

En Francia, el discutido médico Didier Raoult, jefe del Instituto de Infecciones del Mediterráneo de Marsella, es quien impulsa el uso de hidroxicloroquina contra el coronavirus a tal punto que afirmó que sería una “inmoralidad” no utilizarlo frente a la pandemia. Publicó dos estudios científicos en pocos pacientes en los que confirma, según él, la “efectividad” de este tratamiento contra el coronavirus.

“Hay muchos trabajos que provienen de China, que con nosotros es el único que ha publicado series muy largas, que muestran que la hidroxicloroquina permite reducir la carga viral, evitar la transición a la reanimación y aumentar las esperanzas de vida. En un estudio, el 50% de las personas se salvan en la situación observada. Entonces, el único medicamento para el cual hay evidencia publicada es la hidroxicloroquina”, afirmó recientemente.

El presidente estadounidense, Donald Trump, también es uno de los mayores defensores ha abogado por su uso contra el nuevo coronavirus. A tal punto que anunció que desde hace una semana y media toma una pastilla de hidroxicloroquina todos los días, además de una dosis de zinc como medida preventiva para no contraer el COVID-19.

Si bien el mandatario recibió la recomendación de seguir este protocolo de parte de su médico personal, lo cierto es que “no hay hasta el momento ninguna demostración científica que diga que esa indicación es efectiva como prevención”, según dijo a Infobae el médico infectólogo Lautaro de Vedia, ex presidente de la Sociedad Argentina de Infectología, consultado sobre este tema.

En otra contradicción de Trump, el presidente de Estados Unidos, aseguró este miércoles que dejará de tomar hidroxicloroquina en dos días, es decir, ayer. “Creo que el régimen termina dentro de un día o dos. Creo que en dos días”, ha indicado Trump, que comenzó a tomar el medicamento de forma preventiva después de que un miembro de su equipo diera positivo en la prueba para diagnosticar la COVID-19.

Horas antes, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Kayleigh McEnany, defendió el uso de la hidroxicloroquina, afirmando que es segura: “La hidroxicloroquina es un medicamento que se ha usado durante 65 años para el lupus, la artritis y la malaria. Tiene un perfil muy seguro”, afirmó.

La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos ha autorizado el uso de cloroquina en pacientes con coronavirus, aunque solo bajo prescripción médica porque podría causar graves problemas cardiacos. La medicina suele utilizarse en casos de malaria o para tratar el lupus.

Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reiteró este miércoles que la gente no debe usar hidroxicloroquina para evitar contagiarse de coronavirus. Durante una conferencia de prensa, el director ejecutivo del organismo para Emergencias Sanitarias, Mike Ryan, indicó que el medicamento antipalúdico, que es utilizado para la malaria, “sólo debe usarse en estudios clínicos monitoreados por médicos” debido a sus “potenciales efectos secundarios”.

La hidroxicloroquina, un tratamiento que ha provocado cruces de opiniones entre especialistas y diversos países, no parece ser eficaz contra la COVID-19 en pacientes graves ni leves, según dos estudios publicados la semana última. El primero de ellos, realizado por investigadores franceses, concluye que este derivado de la cloroquina, útil en el tratamiento de la malaria (paludismo), no reduce significativamente el riesgo de ingreso en reanimación o de muerte en pacientes hospitalizados con una neumonía provocada por la COVID-19.

Además, en último y más reciente estudio científico publicado en The Lancet, investigadores afirman que la cloroquina y su derivado hidroxicloroquina no aportan ningún beneficio a los enfermos hospitalizados por la COVID-19, sino que aumentan el riesgo de sufrir arritmias y de morir. Así lo indican los resultados del mayor estudio sobre estos dos posibles tratamientos contra el coronavirus, que ha analizado a más de 96.000 pacientes en 671 hospitales de todo el mundo.

4- Uso del barbijo, ¿sí o no?

“El coronavirus que provoca el Covid-19 se transmite por el contacto con gotitas de saliva que procedan de tos, estornudos o de la simple respiración cercana de otra persona. Pero no queda flotando en el aire ni es posible que se trasmita a través de él si salimos a la calle o caminamos por un supermercado donde pasó un rato antes una persona infectada”, explica un reciente informe de la OMS que evaluó la evidencia científica disponible hasta el momento y que por eso mismo reiteró que no es necesario utilizar mascarillas o barbijos para transitar por las calles.

En el ámbito local, la Sociedad Argentina de Infectología (SADI) junto con la Sociedad Argentina de Vacunología y Epidemiología (SAVE) emitieron a principios de febrero un comunicado en el que “desaconsejan el uso de barbijo a la población para la prevención del (coronavirus) 2019-nCoV”.

En el texto, explican que “los virus respiratorios, incluyendo el 2019-nCoV, no se encuentran suspendidos en el aire. Es necesario que una persona infectada con dicho virus lo elimine a través de sus secreciones, y solo estarán expuestos quienes se encuentren a corta distancia”. La SADI en su página web titula: “Desaconsejamos el uso de barbijo a la población para la prevención del 2019-nCoV”, y enumera las razones de esta decisión.

Sin embargo desde el 4 de mayo último, el uso de barbijos y tapabocas en obligatorio en la Ciudad de Buenos Aires. “Necesitamos que nos sigan acompañando en el uso de barbijos, el aseo, distanciamiento social y salir lo mínimo indispensable. Apelamos a la responsabilidad individual”, sostuvo el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta. En CABA, la premisa es de carácter obligatorio, con multas por incumplimiento que van entre los $10.000 y los $79.000.

Provincias como Catamarca, Salta, Jujuy, Misiones, Santiago del Estero y La Rioja ya lo habían determinado y varias localidades de la provincia de Buenos Aires también adoptaron esa medida. El gobernador bonaerense, Axel Kicillof, formalizó la decisión de establecer el uso obligatorio de tapabocas y nariz en todo el territorio de la provincia de Buenos Aires a partir del lunes 20 de abril, al firmar un decreto que dispone esa medida. “Ayer firmé el decreto. El uso del tapanariz y boca empieza a ser obligatorio en todo el territorio de la provincia de Buenos Aires”, había dicho el mandatario provincial durante un acto en la localidad de Ensenada.

5- ¿Aislamiento obligatorio o vida normal como en Suecia?

El viernes 8 de mayo, en medio del anuncio de una nueva prórroga de la cuarentena obligatoria, el presidente Alberto Fernández defendió el aislamiento obligatorio como medida de prevención ante el avance del coronavirus en Argentina y festejó el aplanamiento de la curva de casos y fallecimientos en ese momento. Luego se refirió a los problemas económicos que la cuarentena trae aparejados y comentó el modelo que se aplicó en Suecia y Noruega.

En el primero, a diferencia del segundo, no se decretó una cuarentena estricta, la vida siguió en una aparente normalidad y el modelo sanitario cosechó elogios entre quienes alertan por el impacto negativo del aislamiento y sugieren priorizar la economía. “Cuando a mí me dicen que siga el ejemplo de Suecia, la verdad lo que veo es que Suecia, con 10 millones de habitantes, cuenta 3.175 muertos por el virus», señaló molesto. «Es menos de la cuarta parte de lo que la Argentina tiene. Es decir que lo que me están proponiendo, es que de seguir el ejemplo de Suecia, tendríamos 13 mil muertos”, manifestó el Presidente.

El modelo sueco en la lucha contra el coronavirus, que intenta sostener la economía sin confinamiento obligatorio, ha tenido una buena noticia: logró disminuir el índice de contagio a menos de uno desde el 21 de abril pasado.

Inclusive, la Agencia de Salud Pública de Suecia se animó a pronosticar que, en las próximas semanas, Estocolmo podría contar con inmunidad de grupo. Pero pese a implementar un modelo flexible o nulo de aislamiento, Suecia sufre el golpe del coronavirus, que ha dejado sin trabajo a más de 300 mil personas este año, con muchas retracción en sus exportaciones, que representan el 30% del Producto Bruto Interno (PBI).

Los ejemplos sobre contradicciones se siguen acumulando. Pero en medio de la pandemia por COVID-19 hay una certeza que aplica a esta situación mundial que vivimos y que nos remonta a una frase célebre del filósofo Sócrates (470 – 399 a.C): “Solo sé que no se nada”.