Tren de Aragua: la amenaza de una megaestructura de crimen organizado en países de Latinoamérica

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Está vinculada con múltiples delitos: extorsiones, secuestros, homicidios —incluyendo la modalidad de sicariato—, narcotráfico, tráfico de armas, trata de personas y otros. Su centro de operación, a cargo de su jefe el Niño Guerrero, está en la exclusiva cárcel de Tocorón, donde los reclusos tienen acceso a una discoteca, una piscina, campo de beisbol y dispondrían de armas largas, granadas y revólveres. Autoridades de Colombia, Perú, Chile y Ecuador aseguran que integrantes de la red delictiva están detrás de varios crímenes cometidos en esos países

Por Luis De Jesús | El Nacional

Presuntos miembros del Tren de Aragua, la megabanda criminal que ha operado durante años en Venezuela, se expandieron por la región camuflados en la crisis migratoria. Las autoridades de varios países de Latinoamérica los han señalado como los responsables de crímenes atroces, así como del tráfico de drogas y de armas y, más reciente, han figurado como los cabecillas de redes de trata de personas.

Los delincuentes han salido del país a través de los pasos irregulares hacia Colombia y Brasil, y fueron en las zonas fronterizas donde, precisamente, comenzaron a instalarse y a imponer su ley, disputándose con el Ejército de Liberación Nacional el control de la economía delictiva. Se declararon la guerra y los enfrentamientos armados generaron el desplazamiento de personas que habitaban en poblaciones aledañas a las trochas.

Hay información que señala que en 2018 presuntas células de la organización delictiva ya se habían establecido en Perú y que estaban detrás de homicidios y otros delitos.

“Células” criminales esparcidas
Para ese momento, se conoció ampliamente la detención de varios sujetos que integraban la banda Los Malditos del Tren de Aragua. Poco después, a mediados de 2019, el nombre de la megabanda criminal venezolana resonaba en Brasil, donde se unió al Primer Comando de la Capital, integrado por sujetos sumamente peligrosos.

A finales de junio pasado, Chile confirmó la presencia en su territorio del Tren de Aragua y en agosto, en un despliegue policial, fueron detenidos cinco presuntos miembros de la banda criminal, incluido su líder Carlos González, alias Estrella. Originario de Caracas, el sujeto llegó a ese país en 2017 con una visa que tramitó legalmente. Después, en 2018, solicitó el documento definitivo, pero se lo rechazaron porque no presentó los antecedentes penales y quedó de forma irregular.

Chile figura como uno de los países clave en la trata de personas, sobre todo de migrantes que se encuentran en situación de vulnerabilidad. Se ha denunciado que delincuentes secuestran o amenazan a las familias de hombres extranjeros para obligarlos a llevar drogas y armas desde países como Perú y Bolivia, una ruta que puede terminar con la cárcel si son descubiertos por la policía y con un destino incierto para sus allegados. En el caso de las mujeres hay reportes que señalan que las explotan sexualmente.

La trilogía del Tren de Aragua
El abogado criminalista Fermín Mármol García, director del Instituto de Ciencias Penales, Criminalísticas y Criminológicas de la Universidad Santa María, dijo a El Nacional que el Tren de Aragua tiene una trilogía de raíces que la convirtieron en una superpoderosa organización criminal. En primer lugar, puntualizó el experto, surgió como un “sindicato” en el proyecto de construcción, en esa entidad, del Sistema Ferroviario Ezequiel Zamora.

“Se trataba de una estructura que le prestaba seguridad al desarrollo ferroviario de la zona y que, evidentemente, su génesis era muy perniciosa porque no tenía nada que ver con una estructura formal de sindicato, por lo que criminológicamente le llamamos pseudosindicato. Entonces, allí teníamos un gran problema inicial: un conjunto de hombres armados en funciones parapoliciales, paramilitares, al margen de la ley, que ponía ‘orden’ en un incipiente proceso de construcción de una red ferroviaria”, señaló.

En segundo lugar, indicó Mármol García, estaba la conexión con el sistema carcelario descompuesto y, finalmente, la fácil irrupción de las fronteras en Aragua para ramificarse en otros estados del país para convertirse en una megabanda criminal. El Tren de Aragua, de acuerdo con Insight Crime, está presente en al menos seis entidades: Sucre, Carabobo, Bolívar, Guárico, Trujillo y Miranda.

El centro de investigación puntualizó que en Bolívar los criminales controlan las minas de oro, que lo explotan y exportan hacia Brasil, y desde Sucre envían droga y material estratégico hacia Trinidad y Tobago. Además, desde la cárcel controla las extorsiones y los secuestros contra comerciantes y productores agropecuarios.

En esas entidades, el Tren de Aragua ha logrado alianzas con las bandas criminales locales.

La megabanda está vinculada con múltiples delitos. Entre ellos: extorsiones, secuestros, homicidios —incluyendo la modalidad de sicariato—, robos de vehículos, narcotráfico, tráfico de armas y municiones, trata de personas, contrabando y estafas.

Expertos aseguran que su centro de operación está en el Centro Penitenciario de Aragua, conocido como la exclusiva cárcel de Tocorón. Allí, los reclusos gozan de privilegios. Una investigación de Runrunes reveló que cuentan con una discoteca, piscina, centro hípico, gimnasio, campo de beisbol, tiendas de ropa, bodegas y hasta un banco. Los detenidos también poseen armas largas, granadas y revólveres. Y se les permitiría el uso de teléfonos celulares, con los que ordenarían la ejecución de delitos.

Es una estructura que tiene poder ofensivo, destacó Mármol García, autor del libro Revolución de la muerte: 20 años de crimen, violencia e impunidad en Venezuela (2020), junto al abogado Luis Izquiel Bermúdez. «Sus integrantes, que superan el centenar dentro de Venezuela, tienen armas de fuego tipo fusil, artefactos explosivos tipo granadas y un poder que muchas veces supera al de las policías municipales y estadales. Infunden un terror importante que ha generado el desplazamiento de poblaciones y el cierre de establecimientos comerciales en las zonas donde tienen un ámbito de influencia», afirmó el criminalista.

Niño Guerrero, el “jefe”
Tocorón, al igual que el Tren de Aragua, está bajo el control de Héctor Guerrero Flores, alias Niño Guerrero. Su historial delictivo comenzó el 3 de septiembre de 2005, señalan registros judiciales, cuando asesinó a un oficial de la policía estadal durante un ataque a tiros contra una comisión. Lo detuvieron en enero de 2010 y lo recluyeron en esa prisión, pero dos años después logró darse a la fuga, con la presunta ayuda de la actriz Jimena Araya, conocida como Rosita.

Las autoridades lograron su recaptura meses más tarde en Barquisimeto, estado Lara. Así, en diciembre de 2016, recibió a una condena de más de 17 años de prisión luego de que admitió su participación en una docena de delitos. Homicidio intencional, fuga de detenidos, falsificación de documentos, ocultación ilícita de arma de fuego, tráfico de drogas y asociación para delinquir fueron algunos.

Quedó ratificado como su centro de reclusión la cárcel de Tocorón y, desde entonces, la organización delictiva ha crecido con desenfreno.

InSight Crime documenta que el Tren de Aragua también controla San Vicente, un sector ubicado en el municipio Girardot que está conformado por más de 20 barrios y que recibió el beneplácito del chavismo, que lo nombró zona de paz. Por lo tanto, los cuerpos de seguridad, tanto policiales como militares, no pueden acceder a ese lugar.

Bogotá: exigen aislarlo en Tocorón
En las últimas semanas aparecieron abandonados en la vía pública en Bogotá, Colombia, cadáveres descuartizados y metidos en bolsas plásticas. La alcaldesa de la ciudad, Claudia López, denunció que se tratan de vendettas de grupos criminales que se disputan las rentas ilícitas de narcotráfico y otras actividades criminales. Uno de ellos, ha asegurado, es el Tren de Aragua y ha exigido que sus líderes sean aislados en la cárcel de Tocorón.

López pidió el 13 de septiembre a la Cancillería de Colombia que se solicite a las autoridades judiciales y penitenciarias de Venezuela reforzar las medidas efectivas de privación de la libertad contra Guerrero. Y también mencionó a alias Giovanny, otro de los presuntos cabecillas de la banda delictiva.

La alcaldesa aseguró, en una carta enviada al canciller colombiano Álvaro Leyva, que la información de los organismos de investigación y de inteligencia de su país establecieron que los líderes siguen ejerciendo actividades criminales en su país.

Pero la petición le valió a López una respuesta pública e impasible de Diosdado Cabello, primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela, quien restó importancia a la responsabilidad de las autoridades de Venezuela por la expansión de los delincuentes venezolanos en Latinoamérica.

«Le echa la culpa a Venezuela. Si usted tiene al Tren de Aragua, échele lo que usted quiera. Esos (delincuentes) no les duelen al gobierno de Venezuela, nosotros no tenemos nada que ver con ellos. Dan pena diciendo que la violencia en colombiana proviene de Venezuela», comentó el oficialista en su programa Con el mazo dando.

“Políticas públicas equívocas”
Fermín Mármol García expresó que cuando se observan estructuras de delincuencia organizada violentas, de corte urbano y rural, con poder ofensivo con fusiles y artefactos explosivos tipo granadas, se supone que ha habido políticas públicas equívocas que les permitieron oxigenarse.

Algunas de ellas fueron el plan de pernocta carcelaria, el incumplimiento del artículo 272 de la Constitución, la centralización del sistema penitenciario, las zonas de paz, el desarme de las policías municipales y estadales en gran parte del país y el desmontaje de los sindicatos autónomos para establecer un sistema de seudosindicatos que permitió el surgimiento de grupos criminales nunca conocidos en el siglo XX.

«En los 40 años de República Civil, de 1958 a 1998, hubo estructuras del crimen organizado violentos muy compactos; violentos bajo un sistema nómada, que le gustaba el anonimato, que no eran localizables, que trataban de no figurar como las estructuras más primitivas de control de barriadas. Pero en el siglo XXI ha habido numerosas estructuras del crimen organizado, llámese megabanda criminal, pranato carcelario, seudosindicatos de la construcción minera y petrolera, estructuras ideologizadas como los Boliches, los colectivos armados; las foráneas, el ELN, las Farc, disidencias, exparamilitares colombianos que han hecho florecer su estructura de crimen en Venezuela», expuso.

Otro factor señalado por Mármol García es que no se han escogido los aliados correctos para reducir el crimen y la violencia. Mencionó los ejemplos de Bogotá, Cúcuta, Medellín, Ciudad Juárez, Río de Janeiro y Sao Paulo, que a finales de los 90 y en buena parte del siglo XXI se apoyaron en el sector privado, las iglesias de distintos cultos, los gremios profesionales, las universidades, las ONG y los medios de comunicación social para abordar el crimen y la violencia.

¿Capacidad de control en el exterior?
No está confirmado que las acciones criminales en Latinoamérica estén dirigidas desde Tocorón. No hay pruebas públicas que establezcan si se trata solo de integrantes o de supuestos integrantes del Tren de Aragua que, al llegar a otro país, conformaron sus propias bandas delictivas copiando el nombre, el sanguinario modus operandi o la estructura criminal.

El abogado criminalista Fermín Mármol García dijo que no tiene indicios de que la megabanda venezolana desde la prisión esté «manejando como una marioneta» las estructuras que se encuentran en Chile, Perú, Ecuador y Colombia. Comentó que una minoría de delincuentes se esparció por la región y estaría usando falsamente el nombre del Tren de Aragua.

«Encontraron en el crimen el facilismo y lo están poniendo en práctica de forma violenta en países suramericanos. Estoy convencido de que utilizan las siglas del Tren de Aragua para infundir terror en los propios venezolanos, que son sus primeras víctimas. Porque las primeras víctimas de estos delincuentes que se autodenominan y autoproclaman Tren de Aragua son los venezolanos que también están en el corredor humano», señaló.

La mayoría “no tiene conexión” con Guerrero
Además de controlar y tarifar el desplazamiento, cuando los migrantes en situación de vulnerabilidad llegan a un asentamiento, los extorsionan, indicó el experto. Y agregó que, con el paso del tiempo, las bandas delictivas venezolanas también reclutan a peruanos, ecuatorianos, chilenos y colombianos para traficar drogas y armas no solo con sus connacionales, sino con los sujetos de esos países.

«No me he topado con pruebas que desde Chile, Ecuador, Perú y Colombia le están enviando dinero al jefe del Tren de Aragua, y si eso se pudiese probar, estoy seguro de que la mayoría de las bandas criminales que se autodenominan Tren de Aragua no tienen esa conexión. Puede existir, hipotéticamente hablando, que alguno realmente tenga conexión directa con la estructura del Tren de Aragua desde la cárcel de Tocorón, no podemos descartarlo, pero prefiero ser cauto», manifestó el abogado.

Dijo que queda de parte de las autoridades locales, conjuntamente con las conexiones interinstitucionales, determinar si realmente esos grupos identificados en los países de la región son brazos ejecutores de Niño Guerrero.

«Hay cosas inequívocas: son delincuentes violentos, venezolanos, dañan a los venezolanos en el exterior, han reclutado a nacionales de esos países, dañan también a nacionales de esos países y dicen ser del Tren de Aragua. Eso está probado. Lo que está por probar es: ¿hemos encontrado la traza tecnológica de la llamada telefónica, de los mensajes escriturales y de voz? ¿La traza de dinero pagando el royalty, dando parte de las ganancias al Tren de Aragua en Venezuela, en la cárcel? Eso bien vale la pena investigarlo», planteó.

Una amenaza criminal transnacional
Insight Crime denominó al Tren de Aragua como el Ganador Criminal en el año 2020 por ser el primer actor delictivo de origen venezolano que se expandió rápidamente a otros países. Pero no estableció con exactitud cómo la banda coordina desde la cárcel las acciones delictivas en países de la región.

El centro de pensamiento, que debate sobre el crimen organizado y la seguridad ciudadana en las Américas, advierte sobre la posibilidad el Tren de Aragua se convierta en una amenaza criminal transnacional debido a su rápida expansión.

«Representa una amenaza para la seguridad en la región, pues los criminales de los otros países pueden copiar los modus operandi y la estructura de este grupo de delito organizado. La expansión de la banda es la primera de este tipo en el crimen organizado venezolano, y si continúa creciendo, puede convertirse en una de las principales amenazas criminales de América Latina», alertó Insight Crime.