¡UN BASTIÓN DE LIBERTAD! El Nacional, 77 años luchando contra la censura para contar la verdad

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Mantenerse firme a sus creencias y a la búsqueda de la verdad, convirtió al diario en un blanco de ataques a la libertad de expresión, sin embargo, sigue resistiendo para continuar llevando a todos los venezolanos información veraz y oportuna

Erika Hernández / El Nacional

El Nacional cumple 77 años haciendo historia en la vida de los venezolanos. Tiempo en el que no solo se ha caracterizado por ser uno de los medios de comunicación más importantes del país, sino por ser un fiel crítico a los gobiernos de turno.

Mantenerse firme a sus creencias y a la búsqueda de la verdad, convirtió al diario en un blanco de ataques a la libertad de expresión y de aquellos que buscaron censurar sus páginas.

El Nacional resistió y siguió haciendo periodismo de calidad de la mano de algunos de los profesionales más destacados de Venezuela.

Se convirtió en un periódico de referencia para América, pero también en la escuela de periodismo más importante del país.

“Venimos en son de guerra contra la mentira y la corrupción donde quiera que se encuentren; en son de vindicta y de censura contra la ineptitud y la prevaricación”, señaló el primer editorial del diario. Palabras que permanecen vigentes hoy más que nunca.

Asediado por la dictadura
Henrique Otero Vizcarrondo y su hijo, Miguel Otero Silva, pusieron en marcha las rotativas de El Nacional el 3 de agosto de 1943.

Un periódico nacido en democracia, que se destacó del resto por incorporar la popular mancheta, con la que fijaba diariamente la posición del diario frente a cualquier problema o tema del día.

El tratamiento de la noticia, la división en secciones, la creación de nuevas informaciones, la importancia de la actividad cultural y el tratamiento inteligente y abierto de la política, también marcaron un antes y un después en el periodismo venezolano.

Bajo el régimen militar de Marcos Pérez Jiménez, el diario sufrió represión policial, amedrentamiento y encarcelamiento de sus periodistas. Así lo detalló el libro El Nacional, 37 años haciendo camino, publicado por la C.A. Editora El Nacional, en diciembre de 1980.

Uno de los hechos más destacados fue la suspensión del periódico durante siete días. El 22 de abril de 1952, la Junta de Gobierno tomó la decisión de clausurar a El Nacional hasta nuevo aviso por haber publicado “un escrito gravemente irrespetuoso para las supremas autoridades de la República”.

Intercalada en una crónica de fútbol de Napoleón Arráiz, se publicó una referencia a Delgado Chalbaud, Pérez Jiménez y Llovera Páez, con la célebre inscripción “Los tres cochinitos”. Se desconoce si se trató de una travesura o de un deliberado acto político contra el régimen dictatorial.

La persecución contra El Nacional continúo y afectó no sólo a los editores, sino al personal de redacción y talleres. Henrique Otero Vizcarrondo y Miguel Otero Silva, incluso fueron encarcelados en El Obispo, hasta que este último se vio obligado a salir del país.

Uno de los ataques más importantes que sufrió El Nacional no vino precisamente del gobierno sino de empresarios publicitarios.

En 1961, El Nacional decidió mantener una política informativa propia e independiente de las transnacionales sobre la revolución cubana.

“Quiso ser independiente frente a la intención comunicacional del imperialismo norteamericano, en medio de un ambiente político nacional desfavorable a su decisión editorial debido al agravamiento de las relaciones entre el gobierno de Betancourt y el de Castro, especialmente a raíz de la invasión de los cubanos por Machurucuto en plena lucha de guerrillas en el país”, reseñó el libro El Nacional, 37 años haciendo camino.

Esto trajo como consecuencia que la Asociación Nacional de Anunciantes decretara no publicar más avisos en el diario, como medida de presión para obligar a El Nacional a modificar la línea informativa. Sin los ingresos publicitarios el periódico podía ir a la quiebra.

“Una infame maniobra, nacida y alentada desde los reductos más reaccionarios, ha abierto fuego contra El Nacional en los últimos meses. Su objetivo primordial parece ser el de obligarnos, por medio del chantaje y la coacción, a torcer la línea política y periodística de unidad democrática que ha caracterizado a este diario desde su fundación”, señaló una nota editorial publicada el 8 de junio de 1961.

El grupo que dirigía el boicot planteó que El Nacional debía pronunciarse contra el régimen castrista y eliminar toda influencia marxista del proceso de elaboración de noticias o de lo contrario no cambiaría su posición.

Finalmente, el boicot logró que Miguel Otero Silva abandonara su cargo como director del diario. De igual forma, también ocasionaron el despido del directivo Alfredo Conde Jahn, y de los periodistas Eleazar Díaz Rangel, Francisco Guerrero Pulido, Carlos Lezama y Oscar Guaramato.

El Nacional designó también una nueva junta directiva y se modificaron aspectos sustanciales de la política informativa.

Lusinchi y Recadi
Durante el gobierno de Jaime Lusinchi se ejerció fuerte presión a los medios de comunicación para silenciarlos, especialmente con respecto a ciertas informaciones que incomodaban al presidente y a su entorno personal.

El régimen de cambio diferencial se convirtió en una poderosa arma para silenciar temas incómodos, como la vida sentimental del jefe de Estado, y resultó un mecanismo eficaz para la autocensura en muchos medios del país.

A través de Recadi, el gobierno administraba la entrega de dólares que los medios usaban para adquirían en el exterior insumos, como el papel, tinta, películas, maquinarias y equipos.

El Nacional se convirtió en objeto de presiones a partir de 1986. Aunque el Estado nunca negó al diario oficialmente las divisas, realizaba la entrega demorada y los trámites eran alargados intencionalmente, con el fin de mantener en jaque permanente a la empresa y demostrar el poder que tenía el gobierno.

Las llamadas telefónicas desde el Palacio de Miraflores a las redacciones para presionar, mediante chantajes directos o indirectos, eran común por aquellos días.

Tanto El Nacional como otros medios se vieron perjudicados también con la asignación de la publicidad del Estado.

Lusinchi intentó hacer aprobar un proyecto de ley que presuntamente buscaba salvaguardar el honor y la reputación de las personas. Bajo esta excusa, seis periodistas de diversos medios impresos fueron llevados ante los tribunales del país.

Los censores de CAP
En el gobierno de Carlos Andrés Pérez (1989-1993) se estableció abiertamente la censura en los medios de comunicación y numerosos periodistas fueron perseguidos. Incluso se suspendieron las garantías constitucionales, incluyendo la libertad de expresión.

El Estado intensificó el asedio a la prensa tras el fallido golpe de Estado del 92, cuando instauró la figura del censor en los medios de comunicación más importantes del país. Esta persona era la encargada de eliminar las informaciones que eran inconvenientes para el gobierno.

También estaba prohibido publicar fotos del teniente coronel Hugo Chávez, quien encabezó la intentona golpista.

El ministro de Defensa para ese entonces, Fernando Ochoa, argumentó que las críticas que le hizo la prensa al gobierno contribuyeron al intento de golpe.

Uno de los censores más famosos fue Pedro Pablo Alcántara, quien era el censor de AD en El Nacional.

Durante esos días, varias notas de El Nacional no recibieron la aprobación del censor, por lo que el diario colocó un letrero de censurado en los espacios que estaban destinados para estas informaciones.

La actitud no agradó al funcionario, por lo que ordenó su retiro. Se quitaron los letreros, pero se dejaron los espacios correspondientes a las noticias y artículos censurados en blanco.

El censor se disgustó por esta acción y el 10 de febrero de 1992 oficiales de la policía política venezolana allanaron las instalaciones del diario El Nacional. Unos 20 policías, vestidos de uniforme negro, irrumpieron en el edificio y ordenaron detener la impresión del diario e incautaron la edición.

El director de El Nacional, Alfredo Peña, convocó a un tribunal para apelar la medida de censura y posteriormente CAP se reunió con 16 editores de los principales y se comprometió a eliminar la presencia de censores civiles y de efectivos de los cuerpos policiales de todos los diarios nacionales.

Chávez y Maduro: 20 años de ataque
Los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro se han destacado por sus continuos ataques a los medios de comunicación. En los últimos años, periódicos, emisoras de radio y canales de televisión, fueron clausurados o asfixiados hasta lograr su desaparición.

El asedio y la persecución contra los periodistas se intensificaron en los últimos 20 años. Muchos de ellos han terminado tras las rejas bajo supuestos crímenes de incitación al odio. Su verdadero delito: contar la verdad.

El Nacional ha sido una de las principales víctimas del régimen. Durante mucho tiempo, el gobierno ha buscado callar al diario, por ser uno de los pocos medios críticos que se mantiene en pie en Venezuela.

Periodistas de El Nacional han sido enjuiciados. Así fue el caso de Marianella Salazar. En 2006 fue acusada de calumnia. Publicó en su columna que José Vicente Rangel y Diosdado Cabello estaban incursos en faltas administrativas.

La Comisión Nacional de Telecomunicaciones en diversas ocasiones ha acusado al diario por supuestamente publicar fotos viejas, realizar campañas de descrédito contra organismos o funcionarios del Estado, y por publicar presuntas informaciones falsas.

El impreso fue multado con 1% de sus ingresos brutos en 2010 por publicar una fotografía que mostraba el estado de la morgue de Bello Monte. El diario también fue obligado por unos días a abstenerse de publicar imágenes de contenido violento y cadáveres desnudos.

El 27 de julio de 2013, el Ministerio Público solicitó la congelación de cuentas, así como la prohibición de enajenar y gravar bienes muebles e inmuebles, al editor El Nacional, Miguel Henrique Otero. Esto a propósito de una demanda del ex alcalde metropolitano, Alfredo Peña.

En agosto de ese mismo año, Betilde Araque, jueza tercera de juicio con competencia de niños, niñas y adolescentes, impuso una sanción al diario El Nacional.

“El periodismo venezolano se convirtió en una especie de guerrilla”
Un año después, el 16 de octubre de 2014, el TSJ ordenó a El Nacional, así como a las periodistas Hercilia Garnica y Ibéyise Pacheco, pagar una indemnización al médico Adolfredo Pulido Mora por un juicio que inició en el año 1991.

Pulido acusó a las periodistas de iniciar una campaña de desprestigio en su contra por unas notas en las que lo involucraron en casos de mala praxis médica.

Una de las demandas más reconocidas contra El Nacional fue la que impuso en 2015 el entonces presidente de la asamblea nacional constituyente, Diosdado Cabello. Lo hizo por la reproducción que hicieron de una información que apareció en el ABC de España. En ella un exescolta del dirigente del chavismo lo acusó de liderar un presunto cartel del narcotráfico en Venezuela.

En mayo de 2013 se creó la Corporación Editorial Alfredo Maneiro, adscrita al Ministerio para la Comunicación e Información, para la producción, distribución y comercialización en el país de productos impresos y sus insumos, como el papel periódico.

Se convirtió en el único ente autorizado por el gobierno para suministrar insumos a los medios impresos. Eso implicó el monopolio de la importación y distribución de papel. Castigaron así a todos los medios que mantenían líneas críticas al Estado.

El Nacional comenzó a sufrir problemas con su inventario de papel en 2014. Al igual que a otros diarios, el gobierno no les hacía entrega de las divisas para la compra de papel.

Esto ocasionó que el periódico redujera su número de páginas, pese a que logró recibir ayuda del Grupo de Diarios América.

El Nacional dejó de publicarse los lunes y sábado a partir del 20 de agosto de 2018.

Finalmente, el 14 de diciembre de 2018 El Nacional circuló su última edición impresa. Las rotativas del diario se paralizaron de forma indefinida, y con ellas una era en la historia del periodismo venezolano.

“Nicolás Maduro, nos vemos en la web”, fueron las palabras que dijo el gerente general de El Nacional, Jorge Makriniotis, tras el cierre de las rotativas.

Pese al duro golpe que representó poner fin a la edición impresa, El Nacional se mantuvo firme. Decidió reinventarse para fortalecer su protagonismo en el mundo digital.

Cambió su dominio e impuso una nueva imagen en una web mucho más fresca y sencilla, además, se aplicaron nuevas estrategias para mejorar el posicionamiento en redes sociales.

El Nacional comenzó a publicar de lunes a viernes podcasts informativos de variados temas. Ofrece además una portada digital, avances por WhatsApp y un boletín informativo que se difunde por correo electrónico.

Tras 77 años, El Nacional sigue comprometido con llevar a los venezolanos información veraz y oportuna.

El diario promete adaptarse a todos los cambios necesarios para que los ciudadanos sigan encontrando la verdad en el lugar de siempre.