La calma del mercado cambiario impacta los ingresos por los créditos indexados. El Gobierno contempla abrir la compuerta del financiamiento en dólares. La agenda prevé la aprobación de aumentos de patrimonio que incentiven las fusiones entre bancos
Víctor Salmerón / RunRunes
Desde agosto la administración de Nicolás Maduro ha tenido éxito en contener el ascenso del dólar y el mercado cambiario transita por una sorpresiva calma que ayuda a desacelerar la inflación. Pero en la banca venezolana no hay nada que celebrar.
Desde 2019, los créditos están vinculados al dólar y los ingresos que obtienen los bancos cuando prestan, por el capital y los intereses, aumentan en la medida en que la cotización del dólar sube en el mercado oficial.
Por lo tanto, un dólar más estable implica menos ingresos para unos bancos enanos tras el colapso de la economía y en las últimas 16 semanas el dólar solo aumentó 11%, un salto mínimo comparado con 150% en el mismo lapso del año pasado.
Los balances de la banca reflejan el impacto. Datos de la firma Global Scope indican que, al comparar con julio, el ingreso proveniente de los créditos fue 9% menos en agosto, 36% menos en septiembre y 29% menos en octubre. La tendencia apunta a que el declive continuará en lo que resta de año.
La menor volatilidad del dólar también impacta los indicadores de solvencia. Los bancos necesitan un colchón de recursos propios para respaldar las operaciones y en la medida en que sus dólares se mantienen estáticos no aumenta su valor en bolívares y se deteriora el índice de patrimonio
Sin liquidez
El gabinete económico tiene como meta estratégica estabilizar al dólar. Fuentes del Banco Central explican que la orden impartida es lograr que el precio sea lo más estable posible porque el dólar es la referencia que utilizan empresas y comercios para calcular costos.
Para alcanzar la meta, el Banco Central debilitó la demanda de divisas recortando los bolívares disponibles para comprar dólares. Para lograrlo, aparte de aumentar la oferta de dólares, asfixió el crédito obligando a los bancos a inmovilizar como reservas 85% del dinero que gestionan.
La obligación de inmovilizar una porción tan alta del dinero (encaje en la jerga bancaria) deja a los bancos con poca liquidez y continuamente incumplen la exigencia. Cuando esto ocurre, el Banco Central castiga la infracción y cobra una tasa de interés anual de 126% por el monto que debió inmovilizarse.
“Los pocos créditos en el portafolio reportan muy poco porque están indexados y el dólar no se mueve. Aparte, me cobran una penalización irracional cuando no cumplo con el encaje que me deja sin liquidez” dice el presidente de un banco mediano.
La falta de liquidez en un sector de la banca encendió las alarmas y el 25 de octubre el Banco Central disminuyó la presión permitiendo que los bancos descuenten del encaje los intereses que han pagado al ser sancionados, pero dejó en claro que el alivio es temporal.
Gracias al cobro de comisiones por servicios, como operaciones en puntos de venta o transferencias, los bancos obtienen ganancias y en el tercer trimestre reportan beneficios equivalentes a 20,7 millones de dólares.
El Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Católica Andrés Bello indica en su último informe que se transformó el rol de la banca: “de intermediarios financieros se han convertido en instituciones que esencialmente cumplen una función transaccional”.
Depósitos dolarizados
Al principio, en medio de la hiperinflación que estalló a finales de 2017, los venezolanos utilizaron el dólar para fijar precios. Luego, para pagar en comercios y posteriormente la banca comenzó a recibir depósitos en dólares.
Al cierre de septiembre los depósitos en dólares colocados en cuentas de libre convertibilidad suman 500 millones, que representan la mitad de todas las captaciones de la banca.
Pocos jugadores controlan la mayoría de los depósitos de billetes verdinegros: BNC, Mercantil, Bancamiga, Banco de Venezuela, Banplus y Bancaribe acumulan 87% de las captaciones en divisas.
En enero de este año, los bancos dieron un paso extra en la dolarización y comenzaron a prestar en dólares. Pero las autoridades frenaron el proceso prohibiendo los créditos en moneda extranjera sin previa autorización de la Superintendencia de Bancos y el Banco Central de Venezuela.
“La realidad es que a nadie le aprueban los créditos en dólares y solo algunas empresas que califican para recibir préstamos a través de las sucursales que los bancos venezolanos tienen en el exterior están recibiendo financiamiento”, dice un tesorero.
Sacudón en el sistema
Fuentes del Ministerio de Finanzas aseguran que el próximo año el Gobierno contempla abrir la compuerta del crédito en dólares y permitir mayor movilidad de los depósitos a fin de impulsar la recuperación de la economía y llegar a las elecciones presidenciales de 2024 en mejor posición.
Actualmente, las cuentas en dólares permiten realizar trasferencias entre clientes de un mismo banco, pero no es posible hacerlo entre bancos distintos. El Banco Central tiene muy adelantada una plataforma multimoneda que permitiría la interconexión del sistema financiero para transacciones en moneda extranjera.
Banqueros consultados afirman que, cuando el Gobierno se decida a dar el paso, en menos de dos semanas podría comenzar a operar la interconexión para transferencias en dólares y si es el caso, en euros.
Un paso previo antes de permitir los créditos en dólares será introducir cambios en las normas a fin de, por ejemplo, crear un fondo de garantía que asegure los depósitos de los clientes hasta cierto monto. Además, hay que precisar las exigencias de patrimonio.
En el gobierno se discute la necesidad de reducir el número de entidades financieras, que resulta excesivo para el nuevo tamaño de la economía e incentivar un proceso de fusiones que de origen a menos bancos y mayor solidez.
Sobre la mesa está la opción de exigir aportes al patrimonio que posiblemente obligarán a algunos bancos a fusionarse para poder adaptarse.
Un tema clave es que, hasta ahora, las normas para el cumplimiento de los índices de patrimonio han sido bastante laxas. Por ejemplo, los bonos del gobierno y Pdvsa que están en default no se toman en cuenta para el cálculo del indicador de solvencia.
Los riesgos
Si bien los créditos en dólares pueden ayudar a sacar a la economía de la recesión con capital de trabajo y estímulo al consumo de los hogares, es un paso que mueve a la banca hacia una zona de nuevos riesgos.
Luis Zambrano Sequín, director del Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Católica Andrés Bello, explica que una opción, cada vez más probable en Venezuela, es que los bancos se endeuden en el exterior y reciban depósitos en moneda extranjera para otorgar créditos en dólares en el país.
En este caso, el riesgo está en que una devaluación o deterioro en las condiciones de la economía impactaría la capacidad de las empresas y las personas para pagar sus créditos, sobre todo si se endeudan en dólares y tienen el grueso de sus ingresos en bolívares.
“El deudor puede tener un problema de descalce de monedas: deudas en dólares, pero ingresos en bolívares. Al final este riesgo lo asume la banca”, dice Luis Zambrano Sequín.
Un detalle importante es que, a medida que una economía se dolariza, el crédito en dólares tiende a superar el monto de los depósitos en dólares por el financiamiento bancario.
Por ejemplo, una empresa cobra 100 dólares y los deposita en el banco A y el banco A utiliza estos dólares para aprobar un crédito de 90 dólares a una ferretería. La ferretería recibe los 90 dólares y los deposita en el banco B, que a su vez, utiliza 70 dólares de los 90 para prestárselos a otro cliente. Y así sucesivamente.
“En la medida en que el grado de dolarización se profundiza como parece ser la evolución esperada de Venezuela en el mediano plazo, el crédito en moneda extranjera tenderá a exceder al volumen de depósitos, consecuencia del multiplicador bancario que caracteriza a la intermediación financiera”, dice Zambrano Sequín.
“Si por alguna razón, por ejemplo una crisis de confianza, los clientes deciden retirar sus depósitos en divisas, los bancos deben generar la liquidez requerida para atender estas demandas”, añade.
Agrega que es fundamental tener en cuenta que “los bancos tienen un incentivo para aumentar los beneficios y expanden el crédito más allá de lo que sería razonable en el contexto de un manejo adecuado de los riesgos macroeconómicos”.
“Dependes de la estructura regulatoria, una supervisión muy fina y la gestión interna de los bancos que no suelen medir bien los riesgos macroeconómicos. Por eso, economías dolarizadas mal gerenciadas pueden terminar fácilmente en un crisis bancaria”, explica.