Ginette Gil lleva consigo un oso de felpa, color aguamarina, que su hija abrazaba mientras se sometía a diálisis días antes de fallecer en el principal hospital infantil de Venezuela. Lo ha mostrado en las últimas protestas para alzar su voz por quienes aún pueden mejorar su calidad de vida con una donación de órganos.
Por Adriana Núñez Rabascall / vozdeamerica.com
“No es fácil padecer un día a día aquí (en el hospital) con tu niño (…) No es fácil, que tu hijo la última palabra que te diga sea: ‘mamá, te quiero mucho, te quiero mucho, no llores. Sé fuerte, yo voy a estar bien, yo soy una guerrera’. Esas palabras, para mí, jamás en mi vida se me van a olvidar”, relata Gil, mientras acompaña a manifestarse a otras madres de pacientes que ameritan un trasplante.
Desde 2017 hasta la fecha, al menos 47 niños han muerto esperando un órgano, luego de que el gobierno suspendiera estos procedimientos, alegando que, por las sanciones impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea, no estaba en capacidad de garantizar los tratamientos postoperatorios.
“Yo puedo ser el próximo”, lamenta Winkler López, de 19 años, quien requiere una donación de riñón. López dice haber madurado conectado a un equipo de diálisis, tres veces por semana.
“Un joven de mi edad no se acostumbra a esta situación. No se acostumbra a depender de una máquina, no se acostumbra a limitar muchas cosas que un joven normal puede realizar”, asegura a VOA.
“Lamentablemente no hemos recibido ninguna respuesta de ningún ente”, añade Reina Ángulo, madre de López, tras mencionar que se han pronunciado en diferentes instancias exigiendo atención a sus casos.
“No quiero que mi hijo se vaya todavía. Mi hijo, gracias a Dios, está vivo. A pesar de su condición está estudiando en la universidad, pero él no se quiere quedar dependiendo de una máquina Por eso necesitamos que reactiven esos trasplantes”, concluye Angulo.
Antes de que estas cirugías fueran suspendidas, once centros de salud en el país estaban en capacidad de hacer trasplantes.
“En este momento, solo dos clínicas lo están haciendo a un costo alto, sobrepasa los 75.000 dólares”, explica Lucila Velutini, vocera de la Organización Nacional de Trasplantes (ONTV), quien advierte que esa cifra, que está fuera del alcance de 98% de los pacientes. Por ello, algunos enfermos y sus familiares han tocado puertas en hospitales del exterior que tienen programas para apadrinar estas intervenciones.
De acuerdo con proyecciones de la Organización, desde 2017 hasta la fecha, 950 personas esperan recibir un órgano en donación.