Es comprensible que desde Miraflores no se tenga idea de la importancia del Día del Trabajador, pues son muy pocos los del gobierno que saben lo que es ganarse el pan con el sudor de su frente. Ni siquiera cuando Nicolás Maduro ocupaba un puesto en el Metro de Caracas supo de qué se trataba, pues siempre estaba de reposo. Pero por lo menos esa prerrogativa debería hacerle recordar la importancia de la libertad sindical. ¿O será precisamente por eso que la viola a cada rato?
Los trabajadores venezolanos tienen muchos motivos para protestar hoy, pero ya no es como antes, cuando se organizaban marchas impresionantes que llenaban las calles y avenidas de Caracas y llegaban hasta la sede del Ministerio de Trabajo de la democracia. Y no saldrán tantos a manifestar pues el chavismo se ha encargado durante estos 20 años de aplastar el movimiento obrero con amenazas, cárcel, persecuciones, bajos salarios, violación de los contratos colectivos y muchas cosas más.
Es tan poco lo que le importa a Maduro y su gente el movimiento obrero que tuvo que venir la plana mayor de la Organización Internacional del Trabajo para hacer que el gobierno se sentara a conversar con los trabajadores como el mayor empleador que es. También asistieron los empresarios que han resistido la debacle económica venezolana, aunque con mucho sacrificio.
Pero, aunque este es un primer paso que pudiera augurar mejores tiempos y retomar la vía de las negociaciones tripartitas, como debe ser, tampoco es que se consiguió nada en concreto. Los trabajadores deben seguir presionando y seguramente saldrán hoy a hacerlo, para que no quede en el olvido la supuesta voluntad del gobierno de acordar entre todos la fijación de salarios mínimos y el respeto a la libertad sindical.
La lucha de los trabajadores está más viva que nunca y con las diferentes agrupaciones sindicales, además de las gremiales, deberían aprovechar este momento para presionar por una mejora en las condiciones de todos. El gobierno chavista no tuvo más remedio que aceptar la intermediación de la OIT porque si por ellos fuera, todo seguiría igual.
Es comprensible que haya miedo entre las filas de los trabajadores, pero siempre ha sido un movimiento valiente y decidido y ojalá retomen la calle con coraje para que den ejemplo a la sociedad. Hay que insistir, por la definición de un salario mínimo justo, por el fin de la persecución de los verdaderos líderes obreros y por la libertad sindical. No caigan en la trampa de creer en el discurso de un presidente que dice representarlos porque lo que ha hecho es maltratarlos más que nunca.
Trabajadores venezolanos, ¡vuelvan a la lucha!