2023 cerrará con una inflación de 314% y una pobre actividad económica

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La economía venezolana ha experimentado un deterioro en su desempeño durante el primer semestre de 2022, en contraste con las expectativas iniciales para este año, según el Informe de Coyuntura Venezuela del Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales de la Universidad Católica Andrés Bello (IIES UCAB).

El informe destaca las importantes restricciones al crecimiento que afectan a la economía del país, como la limitación en el flujo de recursos externos, una dirección macroeconómica poco efectiva y un sector productivo nacional con limitaciones para contribuir al crecimiento.

De acuerdo con el informe, se estima que el Producto Interno Bruto (PIB) de Venezuela crecerá solo un máximo del 1,4% al finalizar este año, en lugar del 3,6% estimado previamente por el IIES UCAB en su informe de abril. Este ajuste se debe a una menor expansión tanto del sector petrolero como no petrolero.

En cuanto a la producción petrolera, se espera un crecimiento máximo del 12%, en lugar del 28% estimado anteriormente. Esto se debe a varios factores, como la deficiente infraestructura de servicios públicos y el deterioro físico de la industria petrolera.

En cuanto a la actividad no petrolera, se ha ajustado la estimación de crecimiento del 4% a una posible contracción del 0,1%, debido al pobre desempeño durante el primer semestre y la tímida expansión esperada para el segundo semestre.

El informe también destaca la persistente inflación en la economía venezolana. Aunque la variación mensual de precios muestra cierta estabilidad, se espera que la inflación supere ampliamente la del año pasado en 2023. Los niveles de inflación previstos para todo el año son mayores que los de 2022.

La política de financiamiento monetario y la depreciación del bolívar frente al dólar son dos de las causas que generan presión inflacionaria en una economía con alto nivel de dolarización, según el informe.

El informe también critica la política económica del gobierno, calificándola como poco sostenible y basada en bases endebles desde el punto de vista fiscal y de la actividad productiva nacional. Señala que las medidas tomadas para compensar las restricciones presupuestarias terminan comprometiendo el sustento financiero y la posibilidad de contribuir al crecimiento y bienestar del país.

El informe destaca que la política salarial del gobierno, la reducción de la jornada laboral en el sector público y la situación actual de los ingresos de los trabajadores también están contribuyendo a la contracción del consumo y al bajo crecimiento económico.

Según el informe, al cierre de 2023, el tamaño de la economía venezolana será solo el 37,6% de lo que era hace 10 años, y el PIB per cápita se habrá contraído en más del 67%, incluso teniendo en cuenta la emigración de más de 7 millones de personas en los últimos años.

Sin embargo, el informe también proyecta un posible crecimiento económico superior al 5% para 2024, debido a factores como el mejoramiento de los precios del petróleo, la flexibilización de las sanciones y el aumento del gasto público relacionado con el período electoral.

En cuanto al sector petrolero, se espera un crecimiento cercano al 21% si se cumplen las metas anunciadas por Chevron Corporation, Repsol y ENI. Esto por sí solo garantizaría un crecimiento del PIB total cercano al 2,7%. Además, se estima un crecimiento adicional del 3,3% en el sector no petrolero.

En términos de inflación, se espera que para 2024 sea menor, pero aún se mantendrá en tres dígitos, con una proyección del 219,1%.