El diputado a la Asamblea Nacional (AN) José Guerra y el director regional de la firma Gas Energy Latin América, Antero Alvarado, coinciden en que la falta de combustible perdurará más allá de la pandemia: el sistema refinador está destruido, y Nicolás Maduro usa la cuarentena para encubrir la crisis.
Anaisa Rodriguez / El Cooperante
A Petróleos de Venezuela le pasan factura 20 años de políticas clientelares y pésima gerencia. Irónicamente, el otrora rico país petrolero se ha quedado sin gasolina. Y el problema, dicen los expertos, seguirá más allá de la cuarentena: ha llegado para quedarse.
El Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS), registró en marzo 580 protestas en todo el país. El 55% de ellas, estuvieron relacionadas a la escasez y control en la distribución de gasolina a nivel nacional.
Colas kilométricas en las estaciones de servicio; controles de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB), Policía Nacional Bolivariana (PNB), de las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) y de colectivos parapoliciales; venta de gasolina en dólares y desesperación, se han vuelto el pan de cada día para quienes necesitan surtir combustible.
El canciller de la Administración de Nicolás Maduro, Jorge Arreaza aseguró hace unos días que el gobierno estadounidense «fabricó» la crisis de gasolina.
«Washington fabricó la crisis de la gasolina en Venezuela. Lo más importante es que, pese a todos los ataques y acciones de agresión de Estados Unidos, lo superaremos y venceremos», publicó en Twitter.