Los organismos de seguridad intentan desalojarlos de los alrededores de las gasolineras, pero los agricultores no disponen de combustible para volver a sus casas en el campo.
Por Jade Delgado / Caraota Digital
La escasez de gasolina está aniquilando toda actividad comercial en el estado Mérida. Los agricultores denunciaron que sus cosechas se han perdido, luego de permanecer más de ocho días en una fila para poder surtir.
Sembrar y producir alimentos en Venezuela es una incertidumbre, ya que el Estado no garantiza el continuo y suficiente suministro de combustible. Esto impide que los campesinos distribuyan la mercancía hacia otros estados, y peor aún, en el interior de la misma región andina.
«Nosotros somos del campo y los que traemos comida a la ciudad y mire como se está perdiendo la comida», dijo Franklin Quiñones, quien tiene más de 8 días en una fila a los alrededores del Estadio Olímpico Metropolitano de Mérida esperando el milagro de surtir.
Precisó que se siente muy triste, por no poder regresar a su vivienda, y es que son varios agricultores en esa misma condición. Deben dormir en la calle, lejos de su hogar y familia, además padecen porque cada día se dañan los alimentos que durante meses cosecharon.
Frutas y hortalizas, fueron desechadas en estado de descomposición, en un país donde la gente pasa hambre debido a los deficientes salarios y altos costos de la comida.
Según Johel Villarroel sus compañeros han perdido el dinero que invirtieron en la siembra, con la esperanza de generar ganancias, pero en Venezuela invertir es una lotería.
«Aquí tenemos más de ocho días, tenemos que improvisar sancochos porque nadie nos trae comida, no podemos movilizarnos sin gasolina», agregó.
Igualmente, detalló que muchos de ellos duermen adentro de sus vehículos, sin ningún tipo de seguridad. Otros cuelgan hamacas debajo de los camiones y ahí pasan las noches lluviosas y frías.
Oswal Rincón trasladó desde Tucaní hasta Mérida 94 sacos de yuca y 40 de auyama, la mitad de la mercancía la ha perdido. A su juicio es falso que los productores de alimentos son prioridad para abastecer combustible; ya que sufren cada vez que el tanque de sus vehículos queda vacío.
La mayoría de veces ha tenido que comprar la gasolina en el mercado negro, precios que pueden variar de 1.5 a 2 dólares o más por litro, y así poder trabajar; sin embargo, asegura que eso genera pérdidas económicas.
Los agricultores manifestaron que no les importa si el régimen deja de subsidiar el combustible y que prefieren pagarlo, pero que se consiga en las estaciones de servicio.