“Estamos aplanando la curva otra vez” ha sido una de las más recientes y controversiales afirmaciones del mandatario Nicolás Maduro sobre la epidemia de COVID-19 en Venezuela. Según las cifras oficiales, el número de contagios se ha mantenido más estable durante septiembre. De acuerdo con Maduro, la estrategia aplicada en el país está “funcionando”. ¿Pero realmente se está aplanando la curva del COVID-19 en Venezuela?
por Mariana Souquett Gil | @nanasouquett / Efecto Cocuyo
Para medir el avance de una epidemia se utiliza una curva epidémica, que es la representación gráfica de la frecuencia de casos nuevos de una enfermedad en un tiempo determinado. Utiliza un eje de coordenadas y la curva que se forma generalmente es asimétrica.
Carlos Torres Viera, internista e infectólogo venezolano especialista en Salud Pública, explica que toda curva tiene fase ascendente, pico (punto más alto) y fase descendente. Destaca que cuando al principio de la pandemia los países hablaban de aplanar la curva del COVID-19, se referían a que se mantuviera menos empinada, pues tener un pico muy alto implicaba que la capacidad de respuesta sanitaria se vería sobrepasada.
“Una curva aplanada lo que representa es una curva que no sube tan rápidamente en número de casos. Eso le permite a un servicio de salud determinado tener capacidad de responder, de no sobresaturarse, de tener suficientes camas, médicos, enfermeras, equipos de ventilación. Esa es la idea general de aplanamiento de la curva”, dice el también consultante en Infectología en el South Florida Infectious Diseases and Tropical Medical Center.
En Venezuela, cada semana de septiembre se han producido aproximadamente 7.000 casos. La cifra más baja de casos por día ha sido 707, registrada el 20 de septiembre, y la más alta fue 1.213, reportada el 8 de septiembre. Según Nicolás Maduro, la curva del nuevo coronavirus se está aplanando porque los casos han empezado a disminuir “en las grandes ciudades”.
Para Torres Viera, cuando los voceros hablan sobre el aplanamiento de la curva realmente se refieren a que el número de casos no se está duplicando tan rápido: “Lo que el gobierno está diciendo es que la fase ascendente se está haciendo menos rápida, se está enlenteciendo, y por lo tanto lo utilizan como un sinónimo de que estamos llegando al pico o estamos al nivel del pico de la curva”.
La meseta
Mariano Fernández, epidemiólogo y profesor titular de la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Venezuela (UCV), indica que de acuerdo con las cifras oficiales la curva habría comenzado a estabilizarse. Sin embargo, destaca que esto puede interpretarse de dos maneras: una, que realmente ha disminuido la velocidad de transmisión por las medidas aplicadas, o dos, que no se están haciendo suficientes pruebas que permitan ver la verdadera dimensión de la epidemia.
Si la estabilización se mantiene, el país entraría en la meseta, cuando la curva se pone plana debido a que el número de casos nuevos es constante y no aumenta con respecto a los días anteriores. La meseta puede ser ocasionada por el curso normal de la epidemia y la generación de una inmunidad de rebaño o por las medidas de salud pública adoptadas por los países.
“Normalmente la meseta es como cuando subes, ves la cara ascendente del Roraima y después viene la parte plana del Roraima: a eso lo llamamos meseta”, añade Torres Viera. “Cuando los números empiezan a disminuir, se hace el pico y comienza la bajada”.
Luis Echezuría, pediatra epidemiólogo y profesor del Departamento de Medicina Preventiva y Social de la Facultad de Medicina de la UCV, resalta que la curva del COVID-19 no debe ser un instrumento aislado a la hora de medir el avance de la epidemia: también se debe conocer el número de pruebas que se realizan a diario, cifra que la administración de Maduro no ha revelado.
“Infectólogos, salubristas, epidemiólogos hemos hablado y alertado que la gran interrogante es cuántas pruebas se están haciendo“, destaca.
Echezuría afirma que aunque se guíen únicamente por la información oficial, aún es necesario esperar más para ver si la tendencia a regularizarse se mantiene y por cuánto tiempo lo hace, pues asegura que evaluar un comportamiento en un período muy corto puede arrojar información estadística sesgada.
“Por los números oficiales reportados, pareciera que se están estabilizando los reportes de números de casos diarios, pero eso tiene varias lecturas. ¿Podemos decir que en realidad se está aplanando la curva? Es muy precoz, hay que esperar un poco más”, expresa.
¿Qué puede venir después?
Después de alcanzar la meseta, puede haber tanto un aumento como un descenso en el número de casos, explica Mariano Fernández, también epidemiólogo de Salud Chacao. Los escenarios futuros, agrega, todavía dependerán de la transmisión y de la capacidad del país para mantener las medidas de mitigación y prevención, como el distanciamiento, uso de mascarillas y cuarentena o aislamiento, mientras no exista vacuna.
“Cualquiera de las dos alternativas puede verse después de la meseta. Si ves la curvas a nivel global, a nivel mundial, muchos países están empezando un segundo ascenso más alto que el primero, como ha ocurrido en España, no como la India que sigue en una sola curva de ascenso”, dice.
Torres Viera resalta que además del fenómeno de la segunda ola, como está ocurriendo en Francia e Inglaterra, también puede haber nuevos picos cercanos al primero.
“Puede haber segundos picos que pueden ser muy cercanos al primer pico o pueden ser, como pasó en Estados Unidos aquí en La Florida, que tuvimos un pico, bajó a principios de mayo, y en seguida en junio o julio volvimos a tener el segundo pico”, expresa el también profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad Internacional de Florida.
Sin embargo, añade que el pico no se puede predecir con exactitud: solo se puede ver cuando los casos comiencen a bajar. Destaca que los modelos matemáticos pueden calcular un aproximado del número de casos y proyectar un pico, pero solo se podrá afirmar una vez que la curva haya descendido.
“Uno espera que estén estas olas subsecuentes hasta que se alcance la inmunidad de rebaño o dando tiempo suficiente para mantener control hasta que tengamos un sistema de inmunización que nos permita obtener ese nivel de inmunidad de rebaño de forma artificial a través de las inmunizaciones”, concluye Torres Viera.