Furor por los videojuegos como fuente ingresos ante los precarios salarios venezolanos

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Los videojuegos son un gran negocio del que cada vez se benefician más personas. En Venezuela, ser video-jugador se ha convertido en una alternativa muy atractiva, debido a los bajos salarios del país

Adriana Núñez Rabascall – TalCual

En Venezuela, los videojuegos se han abierto campo como fuente de ingresos, en medio de la profunda crisis económica que atraviesa la nación. Dependiendo del talento y las horas que se inviertan, los usuarios más destacados pueden generar, al menos 200 dólares mensuales, en un país con los salarios más precarios del continente.

Desde su celular, sin pagar transporte público ni gasolina para el auto, Leonardo Torres, diseñador gráfico de 24 años, ha encontrado en su afición una alternativa rentable para cubrir sus gastos.

«Los videojuegos son una opción que, desde tu casa, puedes generar dinero, relativamente sencillo. Debes dedicarle tiempo, pero puedes generar mucho dinero, un promedio entre 200 y 500 dólares al mes, dependiendo del videojuego», explica Torres, quien desde los 12 años es fanático de este pasatiempo.

Según el Observatorio Venezolano de Finanzas, el salario mensual promedio en la nación petrolera, en el ámbito privado, ronda entre los 50 y 70 dólares, mientras, en la administración pública, no supera los 4 dólares.

Es este factor el que, a juicio de Torres, ha disparado el furor por los videojuegos, no solo en jóvenes, sino también en algunos adultos, que prefieren quedarse en casa luchando por monedas, dragones o armas digitales que se pueden vender a otros jugadores que viven en el exterior. Pero, para ganarlas se necesita talento y entre 8 y 10 horas frente al computador.

«Hay personas adineradas que pueden gastar 1.000, 5.000, 10.000 dólares con tal de tener un artículo exclusivo que otras personas no tengan», indica Torres.

Según la página de estadísticas de videojuegos PlayCounter, Venezuela es el segundo país del mundo, después de Filipinas, con más usuarios de Axie Infinity, basado en la cría y enfrentamiento de mascotas digitales. Esos animales virtuales son activos criptográficos únicos e irrepetibles, que pueden ser vendidos a otros jugadores. Aunque para entrar se necesita una inversión cercana a los 1.200 dólares, hay quienes ofrecen lo que se conoce como «becas».

«Las becas son como ayudas donde tú le das la cuenta [del videojuego] a una persona para que te la trabaje y se les paga de 20 a 50 por ciento, al mes, de lo que produce la cuenta», explica Torres.

Para Luis Bastardo, de 23 años, los videojuegos son una distracción adicional a su labor como fotógrafo, pero sabe que algunos de sus compañeros encuentran en la Playstation un aporte a su presupuesto.

«Si sé, por muchos casos, que puede llegar a ser el único ingreso de mucha gente, y por ejemplo, aquí en Venezuela, puedes vivir tranquilamente de jugar 6 a 8 partidos a la semana por un mes».

Participa en torneos de fútbol en línea, donde se disputan premios de alrededor de 1.500 dólares por equipo. Cuenta que, cuando un jugador se destaca, otros competidores pueden sacar dinero de su bolsillo para incluirlo en su oncena.

«Por ejemplo, si yo quiero a un delantero que es muy bueno, entonces yo le voy a ofrecer 200 dólares al mes y, cada vez que meta dos goles por partido, yo le voy a dar un incentivo por eso», detalla Bastardo.

El psiquiatra Luis Madrid advierte que estar más de cuatro horas frente a la pantalla puede generar adicción y aislamiento social.

«Aproximadamente, un 12 por ciento de los adictos a videojuegos, son personas que viven de eso, que tienen beneficios económicos». Pero también hay consecuencias para la salud; «dolores físicos, dolores articulares, dolores de cabeza, problemas de sueño», alerta el especialista.

Sin embargo, como en la vida real en Venezuela, los video-jugadores también se enfrentan a las fallas en el servicio de Internet y a los cortes de luz, que pueden hacerles perder la partida virtual.