Venezuela entre los países sospechosos de tergiversar sus registros del covid-19

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Investigaron los registros de los 237 países y territorios que le informan a la OMS

Por GDA | El Tiempo | Colombia

En el mundo, desde que comenzó la pandemia del covid-19, se han registrado 755 muertos de esa enfermedad por cada millón de habitantes, según las recopilaciones que hace la Universidad Johns Hopkins. Si en un país la tasa de mortalidad por la pandemia fuera solo la cuarta parte del registro global, sería un modelo para que todo el planeta imitara lo que viene haciendo.

Un país así tiene nombre: Venezuela. Según las recopilaciones de la universidad estadounidense, solo ha sufrido 196 muertos de covid por cada millón de habitantes, lo que, en principio, indicaría un manejo sanitario y de comportamiento social excepcional… O que las cuentas que lleva no se corresponden con la realidad.

Hay diferentes países que muestran estadísticas dudosas, y Dmitry Kobak, investigador de la Universidad de Tubinga, en Alemania, se puso en la tarea de poner a prueba lo que dicen esos registros. Este científico del laboratorio Berens –que aplica ciencia de datos a la dinámica de la salud– revisó todos los reportes hechos a diario desde el primer contagio y la primera muerte informados por 237 países y territorios a la Organización Mundial de la Salud (OMS) durante dos años.

Tras hacer ese dispendioso recorrido, encontró que hay 18 países cuyos datos de muertes generan dudas, y tres países más en donde la información que genera desconfianza no es solo la de las muertes sino, también, la de los contagios.

¿Qué países son? ¿Cómo se puede determinar que los conteos de algún país tienen problemas? Hay diferentes instrumentos que utilizan los estadísticos, como la varianza o la distribución de Poisson (por el matemático y físico francés del siglo XIX Siméon Denis Poisson). Esas herramientas permiten evaluar si lo que los países están reportando es confiable.

Indicios de manipulación
Haciendo un resumen lo más sencillo posible, en una realidad como la de los contagios o muertes en una epidemia, los casos de cada día responden a una tendencia pero en medio de ella hay cambios bruscos, pues influyen factores predecibles así como otros aleatorios.

Los datos de la pandemia deben tener variaciones y lucir erráticas de un día para otro porque, como lo explica Kobak, “las personas se infectan al azar y la enfermedad progresa de forma independiente en cada paciente”.

Es por esa razón por la que se acostumbra a suavizar la presentación de los datos, mostrando promedios de una o de dos semanas.

Cuando los datos día a día se parecen mucho, eso no corresponde a la manera normal en que se portan los contagios o las muertes diarias. Parece, más bien, dice Kobak, “una anomalía estadística … fuerte indicador de manipulación de datos y sugiriendo engaño deliberado”.

El investigador también encontró que cuando los números de muertos o contagios se parecen mucho día a día, ese hecho va de la mano de un registro, tanto de fallecimientos como de contagios, inferior a lo que está ocurriendo en la realidad.

“La mayoría de países en esta lista –dice– son conocidos, con base en los datos sobre exceso de mortalidad, por subestimar fuertemente las muertes por covid”.

Datos anormales en Rusia
En Rusia, por ejemplo, el estudio de Kobak encontró que en la primera semana de septiembre del año pasado las muertes registradas por la pandemia oscilaron entre 790 y 799 al día, un rango muy estrecho.

En cambio, en el mismo lapso, en Estados Unidos las muertes oscilaron entre 1.185 y 2.010, con cambios más fuertes de un día a otro. Y aunque el informe de Kobak no lo menciona, se puede decir que en Colombia, también en esa semana, las muertes fluctuaron entre 47 y 81, también un rango amplio.

De esta manera, a lo largo de ese periodo los registros de muertes de Estados Unidos y Colombia tuvieron variaciones fuertes, de 28 y 18 por ciento en promedio respectivamente, frente al promedio diario de fallecimientos.

Al contrario, en Rusia, las variaciones solo fueron de 0,3 por ciento frente al promedio diario de decesos. De acuerdo con las pruebas de Kobak, un resultado como ese tiene una probabilidad de darse de uno en 143.000, lo que es un indicio de que hay algo raro en las cuentas rusas.

Incluso, Kobak revisa, por aparte, las cuentas de cada una de las 85 regiones federales de Rusia, y encuentra la misma anormalidad en 82 de ellas. “Esto sugiere –dice– que la manipulación de datos que ocurre a nivel regional puede volverse invisible a nivel de país y, también, que se puede haber implementado un mecanismo separado en Rusia en agosto y septiembre del 2021 para mantener el número de muertes reportadas justo por debajo de 800 a nivel federal”.

Los demás países que muestran anomalías
Las posibles maniobras para cuadrar las cuentas del covid no parecen ser un hecho generalizado en el mundo. De hecho, en el conjunto de los 237 países y territorios observados, las anomalías solo se ven en 18 de ellos para las muertes y en tres más para los contagios.

Además de Rusia, los países que generan sospechas en sus registros de muertes son Albania, Arabia Saudita, Argelia, Azerbaiyán, Bielorrusia, Camboya, Egipto, El Salvador, Kirguistán, Líbano, Mongolia, Nicaragua, Serbia, Siria, Turquía, Uzbekistán y la Venezuela en la que supuestamente la mortalidad es una cuarta parte que la del mundo.

“Nicaragua –señala el informe– es un caso particularmente revelador, ya que ha informado exactamente una muerte por semana desde principios de 2021. Nuestra prueba detecta correctamente esta falta de variación claramente inverosímil”.

Además, en la forma en que se contabilizan los contagios, se suman como sospechosos, Catar, Emiratos Árabes Unidos y Tayikistán.

De otra parte, el registro de casos o de muertes que parece ser hecho para mantener una cifra acordada con anticipación va de la mano del subregistro de los fallecimientos. Así lo encontró Kobak al comparar los resultados de su estudio con un rastreo a las muertes en exceso durante la pandemia en 118 países hecho por él junto al economista y estadístico Ariel Karlinsky.

Para estimar qué tantas muertes por el covid no registran los países, se comparan los casos confirmados por las autoridades con el exceso de mortalidad frente a los tiempos normales.

Con ese procedimiento, Kobak y Karlinsky calcularon que en Tayikistán sólo se estaba registrando oficialmente uno de cada 105 fallecidos por covid; en Nicaragua, uno de cada 50; en Albania, uno de cada 18; en Bielorrusia, uno de cada 14; en Egipto, uno de cada 13, y en Rusia solamente uno de cada 3 o 4 muertos por covid.

Y, precisamente, estos países son parte del grupo para el que hay indicio de que los registros son manipulados. Otros países de ese grupo, como Arabia Saudita, Camboya, Emiratos Árabes Unidos o Venezuela ni siquiera tienen datos que permitan ver cómo ha sido el exceso de mortalidad a causa de la pandemia.

Colombia está entre los países en los que las muertes registradas oficialmente como covid coinciden más con el exceso de mortalidad. Los estudios estiman que se han registrado 100 de cada 128 muertes por covid, un nivel similar al de Italia e, incluso, inferior al de Holanda.

Dentro de los países entre los que el registro de muertes por covid parece ser exacto pues se corresponde con precisión con el exceso de mortalidad están Malta, Chile, Suiza o Panamá.

El subregistro, dice Kobak, puede obedecer a insuficiente capacidad de exámenes. Pero las grandes proporciones de conteo insuficiente sugieren informes o diagnósticos deliberadamente erróneos de las muertes por covid, “lo que está de acuerdo con la idea de que la dispersión insuficiente también puede ser indicativa de manipulaciones de datos”.

Los estudios de Kobak y Karlinsky han permitido, entonces, encontrar indicios de manipulación en la manera de registrar las muertes por covid en un par de decenas de países. Así mismo, establecen la relación de esa forma de llevar la cuenta de decesos con un registro inferior a lo que ocurre en la realidad. Y adicionalmente, como lo comenta el semanario británico The Economist, la anomalía se presenta casi exclusivamente en países «sin una democracia que funcione o sin prensa libre».