Los ataques a las centrales nucleares y los cortes de energía para enfriar sus reactores supone un grave riesgo a toda Europa y el mundo. Expertos explican cómo operan los reactores amenazados hoy por bombas
Por Víctor Ingrassia / Infobae
Ucrania es uno de los mayores países nucleares del mundo. El 50% de la energía que consume es nuclear y proviene de los 15 reactores nucleares emplazados en su territorio que desde hace 17 días está invadido por Rusia.
Concretamente, es el séptimo país del mundo que más energía produce a partir de la generación nuclear, al alcanzar 13.107 (megawats) en sus cuatro plantas que albergan esos 15 reactores atómicos. Tal es la dependencia eléctrica que tienen de éstos, que Rusia a los pocos días de poner un pie en territorio ucraniano, se lanzó a la conquista de la mayor planta nuclear ucraniana, que concentra el 20% de la generación eléctrica del país. El mundo contuvo la respiración el viernes 4 de marzo y siguió con temor las últimas novedades, cuando distintos medios afirmaron que Rusia había bombardeado la central nuclear de Zaporizhzhia, en Ucrania.
A las horas, Moscú negó que el impacto en un edificio de oficinas ubicado a 300 metros de los reactores haya provenido de sus fuerzas armadas y culpó a los “rebeldes ucranianos” por dicha explosión que afortunadamente no dañó ningún sistema nuclear o eléctrico de la planta de Zaporizhzhia, ubicada en la región homónima de la ciudad ucraniana de Energodar. La central de Zaporizhzhia NPP (Nuclear Power Plant) comenzó a ser construida por la Unión Soviética en 1979 y la primera de sus seis unidades de potencia empezó a funcionar en 1984, menos de dos años antes de la tragedia de Chernobyl cerca de la ciudad de Pripyat en Ucrania en abril de 1986: el peor desastre nuclear de la historia.
“Quienes estamos en las cuestiones de seguridad nuclear en el mundo, nunca vimos una cosa así. Hay distintas convenciones, como la de Ginebra, que prohíbe cualquier actividad bélica alrededor de una planta nuclear. Y aquí vimos como un edificio aledaño fue alcanzado por un proyectil. Inclusive, llegó la noticia de un corte de energía en la central nuclear de Chernobyl, que hoy no está operando”, explicó a Infobae el doctor Abel González, referente a nivel mundial en materia de seguridad nuclear y especialista en radioprotección de la Autoridad Regulatoria Nuclear.
“Hay convenciones mundiales por encima de las leyes nacionales para proteger las centrales nucleares. Son como 300 documentos que rigen siempre. Es como un parangón mundial similar a la aeronáutica. Pero vemos como Rusia no ha respetado esto, causando una situación de enorme preocupación mundial en cuanto a lo nuclear, además de que esta guerra injustificada significa un horror para todos. Ucrania está sufriendo una catástrofe humanitaria que alcanza a toda Europa, especialmente los países aledaños a Kiev que ya recibieron más de 2 millones de refugiados”, sostuvo González, ingeniero argentino que se desempeñó a lo largo de dos décadas como director de Seguridad de la Organización Internacional de Energía Atómica (OIEA), galardonada con el Premio Nobel de la Paz 2005.
“Hoy, otro argentino está ocupando un lugar muy relevante en el contexto nuclear del mundo y es Rafael Grossi, director general de la agencia nuclear de la ONU, que está llevando adelante muy bien su trabajo en medio de la crisis. Él ha propuesto llegar hasta Ucrania para verificar con sus ojos que la seguridad nuclear en las centrales no está comprometida y pidió a los responsables de Rusia y Ucrania a firmar nuevos documentos que los obliguen a respetar las instalaciones nucleares, por el bien y la seguridad de todos”, agregó el especialista.
Según explicó González los 15 reactores nucleares de Ucrania están concentrados en una zona cuya superficie es similar a las provincias de Buenos Aires y La Pampa: “Son reactores con mucha potencia, con muchas fuentes radiactivas enormes. Inclusive hay residuos nucleares que deben ser cuidados. Estos reactores están cargados de combustible nuclear, por lo que es clave que estén refrigerados en forma permanente. Muchos de ellos hoy están parados, es decir que no generan la energía eléctrica que les permite autorefrigerarse, por lo que necesitan de una línea eléctrica externa, que si se corta, la bombas son alimentadas por motores diesel a los cuales no les debe faltar nunca su combustible para funcionar”.
Y concluyó: “A Rusia no le conviene bombardear las centrales nucleares que luego debe controlar. Pero en la guerra se producen errores. Hoy no sabemos quién está operando las centrales. Se trata de un trabajo muy preciso en el que los ingenieros y técnicos que lo realizan deben estar tranquilos, desestresados, en armonía. Un panorama muy lejano al actual, donde hay centrales dirigidas por rusos, pero donde los operarios ucranianos deben cumplir órdenes, pensando en sus propias vidas y en la de su familia y amigos que huyen del país o están siendo bombardeados en sus casas”.
Julián Gadano, ex subsecretario de Energía Nuclear de la Nación y director del Programa de Estudios en Energía Nuclear de la UNTreF, trabaja en la actividad nuclear argentina desde hace más de 10 años, y explicó a Infobae que en el contexto de esta invasión rusa a Ucrania es de preocupación para lo concerniente a las plantas nucleares.
“Es brutal lo que está haciendo Rusia con un país soberano. Vimos tanques rusos maniobrando en el playón principal de la central atómica, y disparando para disuadir el ataque al que eran expuestos. Si bien los reactores tienen un domo de contención, es una instalación civil que está preparada para un accidente como la caída de un avión, pero no para ser bombardeada”, precisó Gadano.
“Igualmente, la preocupación no es para alarmarse o que se está al borde de una tragedia. Las centrales son seguras y si hay un accidente no va a afectar de manera de riesgo de vida a toda Europa. El radio de peligro son 50km a la redonda”, agregó el experto, que recordó que las centrales ucranianas son del tipo VVER, construidas por los rusos. Las siglas VVER o WWER hacen referencia a un reactor nuclear de agua presurizada desarrollado en la antigua Unión Soviética y la actual Rusia. VVER es la transcripción del acrónimo ruso ВВЭР. Dicho nombre se deriva del hecho de que el agua funciona tanto como refrigerante, como moderador de neutrones.
Según explicó Gadano, en los reactores nucleares, se utiliza un moderador para reducir la velocidad de los neutrones rápidos. En Zaporizhzhia, el moderador utilizado es el mismo material que el refrigerante: agua. Distinto a Chernobyl, que usaba un moderador de grafito, que se incendió y ardió durante 10 días. El humo radiactivo de los reactores se elevó a la atmósfera, razón por la cual la propagación de la radiación fue tan grande en toda Europa.
“El reactor de Zaporizhzhia es un reactor de agua presurizada del tipo de WR, que en ruso lo llaman VVER. Es un recipiente de presión de agua que nunca hierve que pasa a un generador de vapor. El agua caliente le pasa el calor a una más fría que se evapora. El vapor se dirige a las turbinas que mueven un dínamo y luego produce electricidad. Hay una diferencia conceptual enorme con el reactor de Chernobyl, por lo que un accidente como el que ocurrió allí en 1986 no podría suceder. Igualmente, hay que tener en claro que una central nuclear es una instalación civil y no está preparada para someterse a un bombardeo, como cualquier otra construcción civil. Por eso, hay un convenio internacional, firmado por todas las naciones, incluidas Rusia y Ucrania de no atacar este tipo de instalaciones, ya que ello es considerado un crimen de guerra”, explicó a Infobae el ingeniero nuclear Aníbal Blanco, investigador de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), profesor del Instituto Balseiro.
“Los reactores operan con normalidad a pesar de la guerra. De los seis reactores que tiene la central Zaporizhzhia había uno funcionando luego del ataque. Esta semana hay dos que funcionan a plena potencia. Recordemos que los rusos están hoy ocupando el reactor y dan directivas a los operarios ucranianos para que funcionen. Si bien hubo un cambio de autoridades que ordenan lo que hay que hacer o no allí, aparentemente se mantendrían los parámetros de seguridad normales, dentro del contexto anormal que hay en medio de una guerra”, agregó Blanco.
La central nuclear de Zaporizhzhia tiene 6 reactores que entregan el 20% de la energía eléctrica que consume Ucrania (REUTERS/Stringer/File Photo)
Hay otras centrales nucleares en Ucrania y todas ellas fueron construidas por Rusia. No sería lógico pensar que los rusos buscaran destruir las instalaciones que luego van a controlar. Además pondría en riesgo su propio personal y hasta las ciudades rusas cercanas. En estos momentos hay que ser muy mesurado y remitirse a la información oficial. Hay que destacar también el gesto de director general Rafael Mariano Grossi que comunicó que el impacto de un artefacto explosivo en un edificio aledaño del complejo nuclear no afectó a los reactores y no provocó ningún aumento en los niveles de radiación en el sitio”, concluyó Blanco.
“Debemos tomar medidas para ayudar a evitar un accidente nuclear en Ucrania que podría tener graves consecuencias para la salud pública y el medio ambiente. No podemos darnos el lujo de esperar”, dijo Grossi la semana pasada. Para ayudar a proteger las instalaciones nucleares del país, ha expresado su disposición a viajar a la central nuclear de Chernobyl para garantizar el compromiso de las partes en conflicto con la seguridad de todas las centrales nucleares de Ucrania. “He dicho que estoy dispuesto a viajar a Chernobyl, pero puede ser en cualquier lugar, siempre que facilite esta acción necesaria y urgente”, dijo esta semana Grossi en una reunión de la Junta de Gobernadores del OIEA en la que participó Abel González.
La tensión está en el aire y mientras miles de voces claman por un cese inmediato del fuego, los expertos nucleares buscan garantizar que las centrales atómicas no sean atacadas en medio de una despiadada invasión impensada.