Abril del 2002 tiene especial significación para la Gente del Petróleo, para el sindicato Unapetrol y para todos los venezolanos que, arropados por los valores democráticos, creemos que Venezuela merece un régimen de libertades que ofrezca a todos sus ciudadanos las oportunidades de alcanzar su pleno desarrollo.
Hace 20 años una marcha multitudinaria de la sociedad civil en apoyo a los petroleros, convocada por la CTV y Fedecámaras, que quiso ir a Miraflores a pedir la renuncia de Hugo Chávez, fue emboscada por las fuerzas represivas del Estado y por grupos civiles armados del oficialismo.
Familias enteras caminaron desde la Plaza la Meritocracia en Chuao, por la autopista, hasta el centro de Caracas, cargados de entusiasmo, con sus banderas, consignas, pitos y cierta ingenuidad a exigirle al Presidente de la República su dimisión a la primera magistratura, por sus continuas violaciones a la Constitución Nacional de Venezuela.
Un millón de personas que creyeron que, con la fuerza de sus convicciones democráticas y el derecho a manifestar su rechazo a una gestión que ya asomaba sus intenciones autoritarias, manipuladas desde Cuba, podían pacíficamente decirle a Hugo Chávez que el país demandaba su renuncia. Podríamos llamar al 11 de abril Día de la Sociedad Civil por las acciones de esa fecha.
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Pero la cúpula que secuestra el poder en Venezuela no escucha, solo ordena de acuerdo a sus intereses y no a los del país.
Sin embargo, la sociedad venezolana no se rinde y el mejor ejemplo acaba de suceder el viernes pasado en un acto de graduación en la Universidad Simón Bolívar, donde la graduanda designada para pronunciar el discurso, arquitecto Gabriela Álvarez, habló con sinceridad sobre ética y la crisis que vive esa casa de estudios. Las autoridades impuestas – en un gesto de intolerancia – se pararon y suspendieron el acto. Peor para ellos, convirtieron en viral el valiente discurso. Gabriela se convirtió en la esperanza de la Venezuela que sueña con ser mejor, porque a pesar de haber crecido sin experimentar la democracia, ejerce sus derechos y manifiesta los valores que necesita el país para salir de este marasmo, del atraso y la oligarquía desprovista de valores y principios. Bien por ella y bien por nosotros.
Traer al presente lo ocurrido hace 20 años atrás, en una de las fechas icónicas de la historia contemporánea, es, además de una responsabilidad ineludible, un compromiso. Se trata no solo de reivindicar que teníamos razón, que esta era una lucha de principios y valores en defensa de uno de los activos vitales de Venezuela, Pdvsa, hoy depauperada por una mala gestión plagada de corrupción. También se trata de reivindicar a los 23 mil trabajadores que lo entregaron todo, muchos de ellos héroes anónimos. Queremos decirle al país que nuestro compromiso no ha terminado y que seguiremos impulsando un cambio en la conducción de los destinos del país, hasta que este ocurra. La nueva Venezuela será un sueño posible y cierto. Lo lograremos.
Al recordar el 11 de abril y con ello la lucha de los trabajadores petroleros, se mantiene vigente el valor de la Meritocracia, para que en Venezuela prive el mérito de las personas por encima de los intereses particulares para ocupar cargos en la administración pública y en las instituciones y empresas del Estado. Ya basta de las cuotas de partidos, de los llamados cargos de confianza, de los jueces provisorios, de la fidelidad incondicional por encima de la capacidad. Debemos ser dirigidos y administrados por los mejores.
Otro aspecto sobre el cual se debe reflexionar es acerca de la unidad, esta fecha demostró que unidos podemos alcanzar nuestros objetivos, pero necesitamos también organización, para una vez alcanzada la meta no fracasemos. Una oposición dispersa, dividida, descalificándose unos a otros, nos conduce al fracaso, como es evidente hoy. Necesitamos recuperar la Democracia en Venezuela, éste debe ser el Norte. Por eso exigimos tanto a los partidos políticos como a las organizaciones ciudadanas a unirse en torno a un mismo propósito, dejando de lado las apetencias personales. El país reclama, casi que con desesperación, un acuerdo tangible para que podamos lograr las anheladas elecciones libres y el cambio de rumbo.
Por último, y no menos importante, no podemos olvidar a quienes cumpliendo su deber aquel 11 de abril, que no era otro que proteger a los ciudadanos, están presos, condenados a 30 años de cárcel, y los verdaderos culpables de las muertes ocurridas ese día, están libres. Nos referimos a los tres policías Metropolitanos, Erasmo Bolívar, Luis Molina y Héctor Rovain, quienes aún están privados de su libertad. Resulta inconcebible que luego de 20 años aún se encuentren en la cárcel y alejados de sus seres queridos.
Gente del Petróleo ha presentado en numerosos escenarios un plan integral para rescatar, estabilizar y transformar a la industria de los hidrocarburos, base de la recuperación del país. Pero solo será posible, bajo un gobierno democrático, con un marco jurídico y fiscal innovador, talentos probos y tecnologías que impulsen la industria de la energía. Esto contribuirá a elevar las industrias conexas y a la misma vez mover el desarrollo de Venezuela en todos sus sectores productivos. En eso creemos y por ello seguimos trabajando unidos.
Ni un paso atrás. Somos la energía para el cambio.