¡ENTRE BANDIDOS! El Tiempo: Arauca, acorralada por la guerra entre Eln y disidencias de las Farc

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El Eln y las disidencias de las Farc se disputan el territorio a sangre y fuego. En promedio han asesinado a una persona cada día este año en el departamento. La gente ha tenido que confinarse en sus casas. Contrabando de armas y drogas, reclutamiento infantil, amenazas y homicidios contra líderes sociales: cruel panorama de una región que reclama atenciones del Estado.

 

Por eltiempo.com

Los cuatro cuerpos –entre ellos los de dos niños– permanecieron 15 horas dentro de la camioneta Toyota plateada que fue atacada a bala con armas de largo alcance. La masacre ocurrió en la noche del domingo 17 de abril en zona rural de Tame (Arauca), en el sector conocido como Las Nubes, en la vía que conecta las veredas Santo Domingo y Marreros.

En medio de la cruel escena, sus parientes y amigos esperaban el levantamiento oficial de las cuatro víctimas, todas de una misma familia. Pero al ver que no llegaba ninguna autoridad, llamaron a una funeraria de Tame para que se los llevaran.

Sus nombres eran Elison Portela, de 51 años; Ángel Julián Estrada, de 48; Delvis Arvey, de 9, y Briangis Yelina Prada, de 4 años.

Entre los heridos, que fueron trasladados a hospitales de Tame y Saravena –varios de ellos de gravedad– también había varios niños: Edwar Felipe Ostos, de 9 años, y Durlys Prada, de 10; los demás son Andreína Laica Peroza, de 31 años; Íngrid Castro, de 28, y Félix Arbey Prada Puerta, de 41 años.

El martes 19 de abril, la Fiscalía General de la Nación emitió un comunicado en el que condenaba la masacre y daba explicaciones por demorarse tanto tiempo –15 horas, tal vez más–: “La Fiscalía dispuso de las acciones pertinentes para, de manera oportuna, iniciar las investigaciones respectivas. La ausencia de un helicóptero propio para realizar este tipo de desplazamientos impidió la llegada inmediata al lugar de los hechos”.

También argumentó que las condiciones meteorológicas imposibilitaron la salida de una comisión judicial al lugar. Y reconoció otro factor fundamental que ha venido sufriendo Arauca desde finales del año pasado: “Las circunstancias de orden público en la zona también afectaron el pronto desplazamiento del grupo itinerante integrado por un fiscal delegado, de policía judicial del Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) y de la Sijín de la Policía Nacional”.

Estos problemas de orden público, que tienen confinada a la población civil, se deben a los enfrentamientos entre las disidencias de las Farc y el Ejército de Liberación Nacional (Eln), que lleva varias décadas siendo amo y señor de ese territorio.

De hecho, el Ejército adjudicó la nueva masacre a las disidencias de la entonces guerrilla de las Farc. Por su parte, la Gobernación de Arauca ofreció 100 millones de pesos de recompensa para quienes dieran información sobre los perpetradores del acto criminal.

Esta zona del departamento ha sido escenario de la cruda violencia. Hace una semana, mientras el país y la opinión pública tenían puestos sus ojos en el paro armado del ‘clan del Golfo’ en el noroccidente del país, al otro lado, en zona rural de Tame (Arauca), asesinaron al sargento Jairo Montealegre en un ataque. Otro militar resultó herido.

Hasta el 30 de abril, la Policía ha registrado 159 homicidios, es decir, en promedio, una persona ha sido asesinada cada día. No obstante, organizaciones no gubernamentales (ONG) han señalado que la cifra podría ser mayor. Los ciudadanos y medios locales reportan de forma continua las muertes de personas en el departamento.

En el último mes se han conocido casos como el asesinato del líder social John Jairo Esquivel, miembro de la Guardia Campesina y de la Asociación Nacional Campesina (Asonalca). Lo mataron en la vereda Salem, de Fortul.

Y el jueves 21 de abril se conoció la noticia del asesinato de Jhonny Fabián Ortiz, de 25 años, un transportador de plátano que se disponía a viajar de Arauca a Bogotá. Tenía una hija de cinco años, Sofía, quien siempre le preguntaba cuándo salía de viaje: “Pa, ¿cuántos soles te demoras?”. Era cuñado de la trabajadora social y líder araucana Mayerli Briceño, quien tuvo que trasladarse a Bogotá para preservar su seguridad.

“No volverá papá con los soles, mi Sofi. Pero cuidaré de ti hasta mi último respiro de vida. Vuela alto, Jhonny”, escribió Briceño en su cuenta de Twitter.

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Fuente: La Patilla