El reciente intercambio de siete ciudadanos estadounidenses por los sobrinos de la primera dama Cilia Flores marcó un hito entre las conversaciones del Gobierno de Estados Unidos y Venezuela, signadas por la confrontación y las sanciones. Expertos aseguran que estas negociaciones particulares no se alejan del proceso en México con la oposición venezolana, más bien pretenden impulsarla. El Departamento de Estado de EEUU alega que estos canjes «prueban que tenemos la capacidad de dialogar sobre temas de interés de beneficio mutuo»
Luisa Quintero| TalCual
El sábado 1° de octubre el presidente Joe Biden dio a conocer la liberación de siete ciudadanos estadounidenses presos en Venezuela por razones políticas. Desde el lado venezolano, a través de un comunicado de Cancillería, se informó de la excarcelación de «dos jóvenes venezolanos injustamente apresados en ese país».
Esos dos jóvenes no son más que Efraín Campo Flores y Francisco Flores de Freitas, ambos sobrinos de la primera dama Cilia Flores y condenados por narcotráfico a 18 años de prisión en una cárcel federal. Ambos fueron detenidos en noviembre de 2015 en Puerto Príncipe, capital de Haití, cuando intentaban traficar un alijo de droga hacia Estados Unidos. Inmediatamente fueron trasladados a ese país por agentes de la DEA para ser juzgados en Nueva York.
El intercambio, que ya se venía cocinando desde marzo de este año, levantó voces críticas en la oposición. El gobierno interino que preside Juan Guaidó señaló que no estuvo involucrado en la decisión, aunque la calificó como «soberana» y la reconoció como una «buena noticia» para sus familiares, en referencia a los siete estadounidenses. Algunos embajadores, como Carlos Vecchio, no fueron tan condescendientes en su respuesta.
Desde partidos como Primero Justicia alegaron desconocer estas negociaciones, e incluso desde la Comisión Delegada de la Asamblea Nacional se rechazó «el canje» mediante un acuerdo.
El opositor Juan Pablo Guanipa dijo que «por razones humanitarias» celebran que los siete norteamericanos estén en sus casas, «pero el costo es muy elevado para Estados Unidos, para Venezuela, para la lucha por la democracia y la libertad de nuestro continente».
Para expertos consultados por TalCual, este intercambio y la negociación subyacente solo muestran el esfuerzo de Estados Unidos de «relanzar la negociación entre la oposición y el Gobierno de Maduro en México», además de una muestra de «flexibilidad» del gobierno de Joe Biden.
David Smilde, PHD en sociología y profesor de la Universidad de Tulane (EEUU) con estudios sobre Venezuela por más de 20 años, destaca primero que este canje es importante en sí mismo, «ya que uno de los quehaceres de los gobiernos es proteger a sus ciudadanos».
Pero ese esfuerzo va en pro de conseguir que se encuentren nuevamente el oficialismo y la oposición en una mesa en suelo mexicano.
«Desde hace meses este proceso está estancado con el gobierno de Maduro, y el gobierno de Biden exigiendo manifestaciones de buena voluntad el uno del otro. Aunque la negociación facilitada por los diplomáticos noruegos es entre el gobierno de Maduro y la oposición, es el gobierno de Biden quien tiene las cartas más importantes que son las sanciones, así que es necesariamente parte del proceso», destaca Smilde.
Smilde, también copresidente del programa 2023 de la Asociación de Estudios Latinoamericanos (LASA 2023), considera que este intercambio es una «buena noticia, ya que hace más factible su negociación (de la oposición) con el gobierno de Maduro».
«Pero, por supuesto, la oposición venezolana es diversa y no todos tienen los mismos intereses. El gobierno interino es controlado por el partido Voluntad Popular y es probable que cualquier acuerdo negociado desmejora su posición en la oposición», dice.
Señala además que no deben sorprender las declaraciones críticas del embajador Carlos Vecchio, en términos muy parecidos al senador republicano Marco Rubio del estado de Florida (EEUU).
El sociólogo considera que la mayoría de la oposición venezolana, representada en la Plataforma Unitaria, «está trabajando duro para que las negociaciones en México se reinicien. Es la mejor opción que tienen para buscar condiciones para las elecciones presidenciales de 2024 y las legislativas de 2025».
Mientras que el internacionalista y director de la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos (WOLA) capítulo Venezuela, Geoff Ramsey, señala que este canje de presos «corresponde a una negociación paralela a la negociación entre la oposición y el gobierno de Maduro».
A pesar de ser paralelas, explica Ramsey, son vinculadas. «Es decir, esta es una muestra de flexibilidad de la administración Biden que da al gobierno de Maduro. Da una señal clara de que puede acceder a concesiones importantes si se compromete de nuevo al proceso de negociaciones empezado el año pasado en México».
El representante de WOLA reconoce que si bien la oposición venezolana no está feliz con esta decisión, «entiende la naturaleza política de estos eventos. La oposición ha logrado entender que van a existir canales de comunicación directo entre el Gobierno de Joe Biden y el Gobierno de Nicolás Maduro y, paralelamente, van a continuar intentando darle incentivos al gobierno de Maduro para volver a las negociaciones».
En todo caso, dice el politólogo, esta no es una muestra o señal del fin de los apoyos de la administración Biden a la oposición venezolana en su conjunto.
«Puede ser que el gobierno interino esté perdiendo relevancia y esto podría ser una muestra de ese hecho. Para Estados Unidos y parte de la comunidad internacional la figura del gobierno interino ya no es tan relevante, prefieren hablar sobre la Plataforma Unitaria y la oposición venezolana en términos más amplios», menciona.
EEUU, «sin cambios en la relación»
Vedant Patel, principal portavoz adjunto del Departamento de Estado de EEUU, comentó en una rueda de prensa el pasado 4 de octubre que asegurar la liberación de estadounidenses detenidos es una de las máximas prioridades de la administración de Joe Biden.
«Nos hemos involucrado en el tema de los detenidos injustamente en cada oportunidad, así como también nos hemos comprometido directamente a liberarlos lo antes posible. Y esto es algo en lo que vamos a seguir trabajando intensamente», dijo el funcionario.
Ante una solicitud de información, un portavoz del Departamento de Estado reiteró a TalCual que «la seguridad y la protección de los ciudadanos estadounidenses se encuentran entre nuestras principales prioridades, y continuamos trabajando enérgicamente para traer a casa a todos los ciudadanos estadounidenses detenidos injustamente o cautivos en el extranjero».
Dicho portavoz dijo que estas acciones «no indican un cambio en nuestra relación (con Maduro), pero prueban que tenemos la capacidad de dialogar sobre temas de interés de beneficio mutuo».
El Departamento de Estado también recordó que «durante mucho tiempo» han abogado en nombre de los ciudadanos estadounidenses «que están o han estado sujetos a detención injusta en Venezuela».
Este no es el primer intercambio de presos que EEUU ha concretado en el año, pero sí el más grande. El 28 de abril concretó un canje con Rusia por el soldado de Infantería de Marina Trevor Reed, mientras que Washington entregó al piloto ruso Konstantin Yaroshenko. Ninguno de los detenidos había sido juzgado por delitos contra la seguridad.
¿Cómo quedaron los estadounidenses liberados?
María Alejandra Poleo, quien ejerce la representación judicial de los directivos de Citgo, explica que la condena contra estas personas no se anula. El pasado 30 de septiembre, un día antes de que se anunciara su liberación, el Ministerio Público solicitó una medida cautelar sustitutiva de libertad la cual fue acordada por el Tribunal Primero en funciones de Juicio del Área Metropolitana de Caracas.
«Esto se acordó por disposiciones de tipo político. Generalmente este tipo de situaciones no ocurre en ninguna causa en Venezuela, ya que una vez condenados en Venezuela deben someterse a un régimen de cumplimiento de pena. En el caso de los ejecutivos de Citgo ya ha transcurrido más de la mitad de la pena impuesta y, por ello, operó lo que era la negociación del cumplimiento de la pena restante», considera la abogada.
Para María Alejandra Poleo, esto no es un logro de la administración Biden, pues ‘sale ganando’ Nicolás Maduro. «Estas personas pasaron más de cinco años privadas de su libertad, fueron condenadas injustamente porque no hubo ningún elemento de interés criminalístico que los señalara siquiera como responsables de los hechos por los cuales el Ministerio Público acusó».
En los casos de John Matthew Heath, detenido en 2020 y a quien se le presentó en tribunales por supuesto terrorismo a instalaciones petroleras; y Osman Khan, detenido a principios de este año, no contaban con una condena firme. Sus abogados denuncian que fueron torturados estando en prisión.
Sobre la cantidad de estadounidenses que permanecen detenidos en Venezuela, el Departamento de Estado de EEUU evita dar mayores detalles, «debido a preocupaciones de privacidad y la sensibilidad de los esfuerzos en curso para asegurar la liberación de todos los ciudadanos estadounidenses detenidos injustamente en el extranjero».
Según refieren medios como The Guardian, en Venezuela permanecen detenidos por razones políticas los exsoldados Luke Denman y Airam Berry, relacionados a la operación Gedeón, un intento de incursión militar en suelo venezolano para deponer a Maduro; el abogado Eyvin Hernández, quien asegura fue secuestrado en la frontera con Colombia; y el joven Jerrel Kenemore, también capturado en el estado Táchira.
¿Y Alex Saab?
El intercambio entre Estados Unidos y Venezuela dejó a varias figuras en el tablero, entre ellas el empresario colombiano Alex Saab, a quien la administración Maduro defiende como uno de sus diplomáticos.
Saab está acusado y enfrenta juicio en una corte de Florida por cuatro cargos que incluyen lavado de dinero y conspiración para lavar dinero. Fue arrestado en Cabo Verde el 12 de junio de 2020, cuando su avión aterrizó en el aeropuerto internacional Amílcar Cabral para recargar combustible.
EEUU solicitó su extradición, la cual fue aprobada y se ejecutó el 16 de octubre de 2021. Ya el gobierno de Maduro lo había incluido como parte de su delegación en la negociación de México, y tras su traslado a suelo estadounidense, se levantaron de la mesa.
Para David Smilde, los llamados ‘narcosobrinos’ pueden considerarse como unos pichones del narcotráfico, «no unos grandes capos». En cambio, Alex Saab «está en otra categoría de geopolítica».
«Este intercambio no significa que veremos intercambios de más alto perfil. Esto ya era uno de los intercambios más grandes en la historia reciente de los EEUU», afirma Smilde.
También refiere que Luke Denman y Airan Berry, los exsoldados involucrados en una incursión en suelo venezolano, «están en otra categoría de los Citgo 6, que fueron acusados de crímenes financieros».
En este punto coincide Geoff Ramsey. Asegura que la administración Maduro considera a estos estadounidenses «porque son demasiado importantes, como un trofeo».
Ramsey agrega que ni siquiera ha avanzado el juicio en contra de Saab, es decir, no ha recibido alguna sentencia.
«En cambio, los sobrinos de Cilia Flores sí recibieron sentencia, por lo que el proceso judicial había concluido. No veo a la administración Biden soltando a Saab mientras no haya una sentencia firme en su caso y, en definitiva, mientras no haya avances significativos en el contexto de un diálogo con la oposición», asegura el representante de WOLA.