La restricción fronteriza conocida como Título 42, que fue implementada durante la pandemia por Covid-19 llegó a su fin el jueves 11 de mayo. Al terminar la emergencia mundial de salud pública, este instrumento de la política migrante en Estados Unidos, también quedó sin efecto.
Por Miami Diario
Tras el fin de la normativa, el gobierno de Estados Unidos envió a 1.500 agentes de la fuerza pública para resguardar la frontera. Además, se asignaron 550 soldados de refuerzo para apoyar a la Patrulla Fronteriza. El Gobernador republicano de Texas, Greg Abbot, reforzó el límite mexicano con unas medidas que han sido consideradas bastante polémicas.
Inicialmente solicitó extender una instalación de cerca de púas adicional a las medidas de seguridad, para evitar la llegada masiva de migrantes indocumentados al estado. “Esto lo hacemos para asegurar la frontera. Esta es la área cerca de Brownsville donde los inmigrantes cruzaban en grandes cantidades hace unos días”, dijo el gobernador en su momento.
Ahora, el estado fronterizo comenzó a implementar lo que se convertirá en una nueva barrera flotante sobre el río Bravo de 4 a 6 pies de altura. Una de las medidas multimillonarias de Abbott para reforzar la seguridad en la frontera con México.
New marine barrier installation on the Rio Grande begins today.
— Greg Abbott (@GregAbbott_TX) July 7, 2023
Texas DPS is overseeing the project in Eagle Pass.
More to come. pic.twitter.com/nHrTqUG7Fi
El “muro acuático”
Esta medida se trata expresamente de gigantes boyas que flotarán sobre la superficie del río, específicamente en la ciudad fronteriza de Eagles Pass. Eagle Pass forma parte de un sector vigilado por la Patrulla Fronteriza donde se ha registrado el segundo número más elevado de cruces de migrantes este año fiscal, con unos 270 mil encuentros, aunque esa cifra es menor que la de esta misma época el año pasado.
De acuerdo con la información emitida por las autoridades, las balizas se anclarán al fondo en una extensión aproximada de hasta 1148 pies en la zona central del río.
Se prevé un período de hasta dos semanas para la colocación de los enormes artefactos. Esta nueva medida no quitará la barrera de púas de alambre mencionada anteriormente. Por el contrario, será un complemento.
El teniente Chris Olivarez, portavoz del Departamento de Seguridad Pública de Texas es quien se encuentra supervisando el proyecto.
Crecen las preocupaciones
Antes de que las enormes boyas naranjas fuesen descargadas de los camiones, ya había una alerta con respecto a esta nueva medida sin precedentes que promete regular la inmigración en Texas.
Según el medio AP, activistas por los derechos de los migrantes expresaron sus temores por los riesgos de ahogamiento. Los ambientalistas cuestionaron el efecto que las boyas tendrán sobre el río Grande, nombre con el que se le conoce en Estados Unidos.
“Siempre tratamos de emplear cualesquiera estrategias que sean eficaces para el aseguramiento de la frontera”, dijo Abbott en una conferencia de prensa el 8 de junio en la que presentó la estrategia de las boyas.
Hasta los momentos, el estado no ha expresado qué pruebas o estudios se han realizado con el fin de determinar los riesgos para las personas que intenten rodearla. Mucho menos han explicado los posibles impactos ambientales.
Una demanda podría acabar con el plan de Texas
El dueño de una compañía de kayaks en Eagle Pass estaría demandando a la administración del Gobernador Greg Abbott. El sujeto alega pérdidas en su empresa y espera que la solicitud evita la construcción del muro.
La demanda civil es presentada por Jessie F. Fuentes, el dueño de Epi’s Canoe and Kayak Team, quien asegura esta instalación va contra la Enmienda 14 de Estados Unidos. Además, espera que la polémica “Operation Lone Star”, que disuade a los migrantes de no cruzar la frontera, no pueda operar más en Texas.
La petición asegura que de realizarse el muro fronterizo, la compañía no podría hacer tours ni sesiones de kayak en el Río Bravo, por lo que perdería sus fondos económicos, aseguró AP. Lea más aquí.