Un hacker que anteriormente trabajó para una diputada de ultraderecha ha hecho una confesión impactante. Según sus declaraciones ante una comisión parlamentaria, el ex presidente brasileño Jair Bolsonaro le sugirió invadir las redes de la Justicia electoral con el fin de demostrar la supuesta fragilidad del sistema de votación en las elecciones del año pasado. Además, el hacker reveló que Bolsonaro incluso le prometió un indulto en caso de ser descubierto y arrestado por estas operaciones ilegales, las cuales formaban parte de su intensa campaña contra el voto electrónico.
El experto en informática, Walter Delgatti, también mencionó que el ex presidente y algunos de sus asesores le sugirieron crear una urna electrónica falsa. Esta urna sería utilizada en una propaganda en la que un elector marcaría su voto por un candidato, pero sería registrado a favor de otro. Esto serviría como «prueba» de que el sistema era fraudulento, una afirmación que Bolsonaro sostenía sin pruebas concretas.
Delgatti explicó que sus encuentros con el entonces presidente eran intermediados por la diputada de ultraderecha Carla Zambelli, con quien trabajaba en ese momento. Incluso Bolsonaro lo envió en cinco ocasiones al Ministerio de Defensa para discutir el asunto con expertos en informática de ese departamento. Estas reuniones con Bolsonaro tuvieron lugar en la residencia oficial de la Presidencia.
Sin embargo, el hacker dejó claro que en esos encuentros explicó al mandatario que los sistemas de votación eran seguros y no podían ser violados debido a sus sólidos mecanismos de protección. Ante esto, se le sugirió crear la urna falsa, pero finalmente no se llevó a cabo. En cambio, el hacker invadió otras redes de la Justicia, llegando incluso a subir una orden de captura falsa contra el juez Alexandre de Moraes, presidente del Tribunal Superior Electoral (TSE).
Como consecuencia de su campaña contra las urnas electrónicas, las cuales han sido utilizadas en Brasil desde 1996 sin que nunca se haya registrado un fraude, Bolsonaro fue juzgado por el TSE en junio pasado y se le despojó de todos sus derechos políticos durante ocho años.
El punto central de la acusación fue una reunión que Bolsonaro convocó en la residencia oficial de la Presidencia con medio centenar de embajadores extranjeros el 18 de julio de 2022. Durante esta reunión, que fue transmitida por la televisión pública, el ex presidente intentó convencer a los diplomáticos de supuestos fraudes que permitirían las urnas electrónicas. Incluso sugirió que la Justicia electoral conspiraba para favorecer al actual presidente Luiz Inácio Lula da Silva, quien finalmente ganó las elecciones.
Esta reunión con los embajadores fue el punto culminante de una campaña contra las urnas electrónicas que Bolsonaro intensificó desde marzo de 2021, cuando la Corte Suprema anuló los juicios por corrupción que llevaron a la cárcel a Lula. Desde entonces, Lula ha liderado todas las encuestas electorales para 2022.