La dictadura de Daniel Ortega ha cerrado el cerco sobre la Universidad Centroamericana (UCA) de Managua, marcando lo que se considera el asalto final al «último centro de pensamiento libre de Nicaragua».
Con información de Infobae
Este martes, el régimen nicaragüense acusó de «terrorismo» a la Universidad Centroamericana (UCA) de Managua y ordenó la confiscación de todos sus bienes, confirmó la universidad manejada por la Compañía de Jesús a través de un comunicado.
La Provincia Centroamericana de la Compañía de Jesús reaccionó alarmada a través de un comunicado pocas horas después de hacerse público el oficio.
La Universidad Centroamericana (UCA) tiene aproximadamente cinco mil estudiantes y fue la primera universidad privada que se estableció en Centroamérica en 1960. Fue fundada a iniciativa de empresarios y operó como una institución educativa sin fines de lucro, autónoma, de servicio público e inspiración cristiana.
Sin embargo, tras el regreso al poder de Ortega en 2007, se produjo un cierto acercamiento a la UCA. «Varios profesores de esa universidad hasta fueron asesores del gobierno de Ortega, y la cantidad, frecuencia y nivel de crítica de la UCA al gobierno fue escasa. ¿Pensaban que de esa manera el comandante dejaría de otorgarles una porción más reducida del 6%?», se pregunta Malespín.
La ruptura definitiva aconteció en 2018, cuando estallaron las protestas populares que pedían la salida de Ortega del poder, y que fueron detonadas principalmente por estudiantes universitarios.
Para este periodista y docente, el ataque de Ortega hacia la UCA se explica «porque no pudo controlarla como él quería. Porque ese modelo es una amenaza en contra de su propósito de discurso único. Porque se atrevió a ser el epicentro de las protestas en contra de su dictadura».
Con la confiscación de la UCA, ya suman 27 las universidades a las que, desde diciembre de 2021, el régimen nicaragüense de Daniel Ortega ha cancelado y ordenado la confiscación de todos sus bienes. Siete de estas universidades canceladas eran de origen extranjero.
El futuro para la UCA es desolador. Como a las otras universidades, dice el catedrático, el régimen «le va a quitar el alma».