El puente General Rafael Urdaneta, que se extiende sobre el lago de Maracaibo, celebró su 61 aniversario en medio de los retrasos en los trabajos de reparación. Estos retrasos se deben a la corrosión, la salinidad y otros efectos ambientales, así como al tránsito constante de vehículos y la falta de mantenimiento durante mucho tiempo.
Según el arquitecto José Antonio Robles, presidente del Centro Rafael Urdaneta, se reconoce que los trabajos debieron realizarse anteriormente y con mayor frecuencia, abordando otros daños. Sin embargo, asegura que el trabajo que se está realizando ahora se está haciendo correctamente.
La responsabilidad de realizar los trabajos de mantenimiento recae en la Empresa para la Infraestructura Ferroviaria Latinoamericana. Hasta ahora, se ha llevado a cabo la rehabilitación de los cabezales, la eliminación de la corrosión del acero mediante productos químicos, la aplicación de una nueva capa de cemento en los pilares, el retensado de las 384 guayas del puente y otras obras.
El arquitecto reconoce que, gracias al mantenimiento realizado hasta ahora, la estructura del puente podría estar en mejores condiciones. Sin embargo, destaca que el verdadero problema radica en los pilares que se encuentran debajo del agua.
«Lo grave está debajo del agua, donde no se puede ver. Si pudiéramos drenar el agua y observar el estado del puente debajo de ella, podríamos detallar la corrosión de cada estructura», explicó el arquitecto en una entrevista con un medio regional.
A pesar de los desafíos, el arquitecto afirma que el puente tiene muchos años de vida por delante, siempre y cuando se realice el mantenimiento adecuado.