Cada vez más personas se aventuran a cruzar las fronteras en busca de oportunidades, y muchas de ellas eligen caminar largas distancias para llegar a su destino.
En Colombia, según la quinta ronda de la encuesta Pulso de la Migración realizada por el DANE, casi el 43,8% de los migrantes encuestados ingresaron al país a través de pasos no oficiales, como las trochas.
Sin embargo, la mayoría de estas personas desconocen los riesgos a los que se exponen al migrar caminando, especialmente en las zonas fronterizas donde los Grupos Armados No Estatales (GANE) tienen un control territorial cada vez más fuerte, lo que pone en peligro a la población civil.
Además, estas personas carecen de información sobre sus derechos, no conocen el sistema institucional local ni las organizaciones internacionales que brindan ayuda y atención a los migrantes en situación irregular.
Aquellas personas que cruzan las fronteras por trochas están expuestas a un mayor riesgo de sufrir violencia sexual y de género, reclutamiento forzado, uso y vinculación de niños y niñas, trata de personas, así como problemas de salud, robos y violencia física debido a las condiciones de caminar durante largas distancias.
Según la última Evaluación Conjunta de Necesidades para Población en Tránsito realizada por el Grupo Interagencial sobre Flujos Mixtos Migratorios (GIFMM), las tres principales necesidades de los grupos de viaje encuestados son el transporte humanitario (65%), alimentos (87%) y atención médica (40%). Además, el 92% de estas personas no tienen recursos económicos para su viaje y caminan entre 3 y 12 horas diarias para llegar a su destino.
El transporte humanitario se presenta como una respuesta efectiva para que los migrantes que caminan eviten adoptar estrategias de afrontamiento negativas que pongan en peligro su seguridad y su integridad física y moral, como pedir aventones, tener relaciones sexuales por supervivencia, caminar de noche o sufrir problemas de salud debido a los cambios climáticos, entre otros.
El transporte humanitario consiste en trasladar de manera ordenada, digna y segura a las personas migrantes en situación de vulnerabilidad dentro de las fronteras nacionales.
No se trata solo de una acción logística, sino de un servicio que se brinda bajo principios humanitarios y en coordinación con las autoridades, cumpliendo con las normativas y regulaciones existentes en cada país. Es importante destacar que el transporte humanitario debe ser gratuito, voluntario e informado.
De esta manera, el transporte humanitario se convierte en una acción que garantiza la humanidad, la seguridad y la dignidad de las personas migrantes, al tiempo que aumenta la seguridad del proceso al proporcionar protección contra la delincuencia organizada, la trata y el tráfico de personas, así como la violencia de género.
También contribuye a la protección de la infancia al evitar riesgos de separación familiar en las fronteras o durante el tránsito.
Desde 2018, Oxfam Colombia, en colaboración con organizaciones socias como la Fundación Mujer y Futuro en Norte de Santander y Santander, y desde 2021 con la Asociación de Apoyo al Desarrollo–Apoyar en Arauca, ha incluido el transporte humanitario como factor de protección para las personas migrantes en tránsito o «caminantes». Esta iniciativa busca prevenir situaciones de riesgo asociadas a caminar o utilizar medios de transporte no oficiales.
Oxfam Colombia asume el liderazgo del sector regional en la Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela (R4V) desde 2021. En este contexto, se ha evidenciado la dificultad en la mayoría de los países de la región para acceder a transporte seguro y regular, así como para proveer transporte humanitario debido a los requisitos de estatus legal de los migrantes para adquirir boletos de transporte.
Por lo tanto, los esfuerzos regionales se han centrado en redefinir las actividades de transporte humanitario y promover su implementación a nivel nacional y regional.
El transporte humanitario debe garantizarse bajo los principios humanitarios, que nos instan a salvaguardar la vida y la dignidad de todas las personas migrantes, independientemente de su estatus migratorio.
Como actores humanitarios, es nuestro deber promover estas acciones inmediatas para asegurar un tránsito seguro, libre y digno para las personas más vulnerables.