Boarding Pass para Tocorón

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Para entender lo que ha ocurrido recientemente en la cárcel de Tocorón, es necesario comprender a fondo la naturaleza del régimen bolivariano que se ha adueñado del poder en Venezuela desde Miraflores. Para ello, es fundamental examinar los antecedentes de esta nomenclatura y leer entre líneas para descubrir las verdaderas intenciones y actuar en consecuencia.

Desde su llegada al poder en 1998, luego de un golpe de estado en febrero de 1992, este régimen ha estado asociado con la ilegalidad y la mentira. Los comandantes del 4F engañaron a sus seguidores con el pretexto de un ejercicio de tiro, cuando en realidad planeaban tomar el poder por la fuerza. Desde entonces, han utilizado la ilegalidad como su modus operandi.

Este régimen se ha convertido en una compleja estructura organizativa con conexiones delictivas y ramificaciones políticas tanto dentro como fuera del país, bajo la fachada del «socialismo del siglo XXI». Han logrado mantenerse en el poder a través de alianzas con grupos delictivos y han utilizado la delincuencia como una herramienta para mantener el control y reprimir a cualquier oposición.

Cada cierto tiempo, la opinión pública es bombardeada con noticias sobre las actividades delictivas de diferentes líderes de bandas en el país. Sin embargo, estos casos siguen un patrón similar: la fuerza pública del régimen interviene y neutraliza a los líderes delictivos, pero solo después de que han causado suficiente caos y violencia. Parece haber un acuerdo tácito entre la revolución y el crimen organizado.

Después de la experiencia de la salida temporal del poder en 2002, la revolución se ha consolidado y ha tomado medidas para evitar que algo similar vuelva a ocurrir. Han creado una estructura de poder que les permite mantenerse en el gobierno, recuperarlo rápidamente en caso de perderlo y pasar a una etapa de guerra prolongada si es necesario. Para lograrlo, han empoderado a la delincuencia común, la han incorporado a la milicia nacional y la utilizan como una fuerza de represión potencial en momentos de crisis.

El régimen también ha establecido alianzas con el narcotráfico, el terrorismo internacional y la guerrilla colombiana, y ha utilizado el control territorial y el crimen organizado como herramientas para mantenerse en el poder. Tocorón es solo un ejemplo de cómo utilizan operativos propagandísticos para mostrar una lucha contra el delito, mientras en realidad están protegiendo y colaborando con los delincuentes.

Es importante comprender la verdadera naturaleza de este régimen y leer entre líneas sus acciones. Debemos estar atentos a sus palabras y acciones, y comprender que cuando dicen «sí», en realidad quieren decir «no», y cuando hablan de «blanco», debemos entenderlo como «negro». Este régimen se ha enraizado en el crimen y la corrupción, y solo podremos cambiar la situación si estamos dispuestos a enfrentar la realidad y actuar en consecuencia.

Buen viaje.