Viena/Riad, 9 de octubre (EFE).- Según las proyecciones presentadas por la OPEP en Riad, se espera que las emisiones de CO2 generadas por el sector de la energía a nivel mundial continúen aumentando hasta 2035, alcanzando un máximo de 35.700 millones de toneladas, un 4,08% más que las estimaciones de 2022, antes de comenzar a disminuir gradualmente.
Estas estimaciones, basadas en un escenario en el que los combustibles fósiles seguirían siendo las principales fuentes de energía a nivel mundial al menos hasta 2045, fueron presentadas en el informe anual «Perspectivas del Mercado Petrolero Mundial 2023» (WOO 2023) de la OPEP. A pesar de prever un fuerte incremento en el uso de fuentes renovables, como la energía eólica y solar, los expertos de la organización pronostican un aumento sostenido en el consumo de petróleo y gas hasta mediados de siglo.
«En términos absolutos, las emisiones anuales de dióxido de carbono (CO2) relacionadas con la energía alcanzaron alrededor de 34.300 millones de toneladas (mt) en 2022 y se espera que alcancen un pico de 35.700 mt en 2035», señala el informe. «Después, se espera que disminuyan gradualmente», agregan, proyectando un total de aproximadamente 34.000 millones de toneladas para 2045.
Si bien esto implica una reducción clara en comparación con la evolución de los últimos 20 años, la OPEP reconoce que no es suficiente para cumplir con los objetivos del Acuerdo de París sobre el cambio climático, que busca limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados.
«Se necesitan más esfuerzos para acelerar la disminución de las emisiones en línea con los objetivos del Acuerdo de París», admite la organización en el informe. El documento destaca que las emisiones de CO2 en la India y otros países asiáticos, así como en naciones africanas y en «varias grandes economías en desarrollo en América Latina», se verán impulsadas por el crecimiento de la población, el desarrollo económico y los esfuerzos por mejorar el acceso a la energía y erradicar la pobreza energética.
Por otro lado, se estima que China y las principales naciones industrializadas lograrán reducir sus emisiones gracias al desarrollo y la implementación de tecnologías de captura de carbono y fuentes de energía alternativas, como la energía nuclear y el hidrógeno.