China se está adentrando cada vez más en América Latina a un ritmo acelerado, y los expertos consideran que Estados Unidos y los países occidentales se están quedando rezagados frente al gigante asiático.
La presencia de China en América Latina se hace cada vez más evidente, desde la construcción de centrales hidroeléctricas hasta la expansión de puertos. A través de su iniciativa de la Franja y la Ruta, China ha aumentado el comercio, construido infraestructura y establecido relaciones en todo el mundo, y los observadores han notado un aumento significativo en su compromiso con los líderes latinoamericanos.
Más de 20 países de América Latina tienen relaciones con China, lo cual ha llevado a los expertos a afirmar que Estados Unidos debería estar preocupado. «El compromiso es enorme. Está creciendo y evolucionando», advierte Evan Ellis de la Escuela de Guerra del Ejército de Estados Unidos.
El flujo de mercancías entre China y América Latina ha aumentado considerablemente, especialmente en proyectos como el megapuerto construido por China en Perú. «Al ser un centro capaz de recibir los barcos más grandes del mundo completamente cargados, este puerto podría convertirse en la puerta de entrada a Asia y a Sudamérica», comenta Mario de las Casas, representante de la empresa de embarques Cosco Shipping.
Para China, la interacción con América Latina tiene múltiples razones. Como parte de su expansión económica, China necesita asegurar el acceso a materias primas y alimentos para alimentar a su población de 1.400 millones de personas, así como acceder a mercados y tecnología.
En América Latina, China encuentra abundancia de petróleo y minerales como el litio, utilizado en tecnologías verdes. El «Triángulo del Litio» en América del Sur, compuesto por partes de Chile, Bolivia y Argentina, alberga aproximadamente el 68% de las reservas mundiales de este elemento. Las empresas estatales chinas están invirtiendo en la extracción de este «oro blanco».
Mientras tanto, los esfuerzos de coordinación con el sector privado en los países occidentales, incluido Estados Unidos, han sido menos activos. «Las empresas estatales chinas y otras han tomado la iniciativa e inteligentemente han avanzado en este tema», señala Ellis.
Los analistas sostienen que la narrativa estadounidense sobre la región se centra principalmente en el tema de las drogas y la inmigración, mientras que China ve a América Latina como un lugar lleno de oportunidades. América Latina también percibe estas oportunidades y no quiere ser vista únicamente como una fuente de problemas. «Quieren ser considerados una fuente de oportunidades», afirma Christian Curriden, analista de Rand Corporation.
A medida que los países latinoamericanos se vuelven más dependientes de China en términos de comercio, diplomacia y préstamos multimillonarios, la región se acerca cada vez más a la visión del mundo de China, que difiere significativamente de las democracias occidentales.
En resumen, China está expandiendo su influencia en América Latina a un ritmo acelerado, mientras que Estados Unidos y los países occidentales se están quedando atrás. La presencia china se hace evidente en proyectos de infraestructura y comercio, y los países latinoamericanos se vuelven más dependientes de China en diversos aspectos. Esto plantea un desafío para Estados Unidos y su visión de la región, ya que China ofrece nuevas oportunidades y una perspectiva diferente a la de las democracias occidentales.