Este miércoles el chico del Poble Sec celebra 80 años en la intimidad. Mientras estudiaba para ser tornero fresador componía con una guitarra que le había regalado su padre, lo que le llevó a probar suerte en Radio Barcelona.
Con Informacion de El Periodico & Europa Press
Joan Manuel Serrat cumple 80 años, una cifra redonda que marca una vida dedicada a la música y a la libertad de expresión. En una reciente entrevista, el cantautor confesó tener cierta nostalgia por no ejercer al 100% en este oficio, reflexionando sobre su extensa carrera que ha dejado huella en generaciones enteras.
Hace medio siglo, antes de su exilio en América, Serrat visitó Tenerife, dejando tras de sí el eco del silencio de la época. Dos periodistas, Elfidio Alonso y quien escribe estas líneas, lo encontraron a las puertas del ya desaparecido Hotel Brujas en Santa Cruz. Si hoy volviera por esa puerta, su mirada seguiría siendo la de un joven asombrado de encontrarse a sí mismo en la fama que le otorgaron las canciones desde temprana edad.
La mochila que cargaba en aquel entonces, abarrotada de experiencias, era un símbolo de su vida y su música. Serrat es más que un cantante; lleva consigo una extensa familia de canciones y nombres propios que ha ido cultivando en todos los idiomas que habita el corazón del mundo.
La sensación de que lo que realmente importa de él va más allá de su persona, de que él hace canciones y luego vienen distintos acontecimientos, estaba presente incluso en el rostro del joven Serrat. Su música trasciende fronteras, imponiendo solo las que dicta el corazón y su ritmo.
La mochila que cargaba también simboliza el sentimiento que él encuentra en la vida y comparte a través de su música. Su cancionero se ha llenado de voces como las de Miguel Hernández y Antonio Machado, amplificando el testimonio de la poesía a través de su habilidad como músico y ciudadano comprometido.
Hace un año que dejó de cantar, pero su influencia perdura. En una reciente celebración en la SGAE de Madrid, Eduardo Mendoza resumió su vida con inteligencia, y Serrat se refirió a sí mismo como si hubiera dejado atrás una vieja mochila, volviendo a ser el muchacho travieso que se hizo en Aragón y Barcelona, los territorios que nunca abandonó.
A los 80 años, Serrat sigue siendo esencial, lleno de ternura y curiosidad. Canta de vez en cuando, se encuentra con amigos, viaja siguiendo la llamada de sus compadres antiguos y rinde homenaje a quienes le han ayudado a amar y despedirse como cantante y ciudadano. En su rostro no hay sensación de tiempo, solo la eterna juventud de quien se enfrenta a la incertidumbre con curiosidad. Hoy, como diría su maestro andaluz, para Joan Manuel Serrat, «es siempre todavía».
Caminante No hay Camino….se Hace Camino al andar