En busca del sucesor de María Corina Machado

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Por Edward Rodríguez El Pitazo

El cierre de la posibilidad para que María Corina Machado participe como candidata, a pesar de las presiones internacionales, nos lleva a una nueva etapa: encontrar su reemplazo, a inscribir entre el 21 y el 25 de marzo, a quien asumirá el liderazgo de la oposición, elegida por más de 2.5 millones de venezolanos en octubre de 2023.

En estos momentos críticos para Venezuela, donde el régimen persiste en mantenerse en el poder sin ceder la banda presidencial, se requiere un perfil específico para esta función. Pero antes de describirlo, es imperativo repasar la historia venezolana en cuanto a transiciones políticas y las figuras clave en esos momentos.

Uno de esos personajes es Edgar Sanabria Arci, presidente interino de Venezuela tras la caída de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez en 1958. Sanabria, un académico y político respetado, cumplió su rol de transición y entregó el poder democráticamente a Rómulo Betancourt, sin aferrarse al cargo.

Otro momento crucial fue en 1993, cuando el presidente en ejercicio, Carlos Andrés Pérez, fue enjuiciado. En esa ocasión, Ramón J. Velázquez asumió la presidencia de transición, facilitando el proceso democrático y entregando la banda presidencial a Rafael Caldera.

En la actualidad, ante las adversidades planteadas por el régimen y la necesidad de unidad en la oposición, es crucial no solo buscar un candidato, sino una figura capaz de liderar la transición hacia una Venezuela democrática. Debe ser alguien con habilidades de negociación, capacidad para generar confianza y respeto, respaldado por María Corina Machado.

Los votantes están listos para participar en las elecciones presidenciales, como indica una reciente encuesta que muestra un aumento en la expectativa de participación electoral. Más allá del cargo, se necesita a alguien capaz de llevar adelante la transición con integridad y resistencia ante cualquier intento de corrupción.

En resumen, el desafío para liderar la oposición no solo requiere habilidades políticas, sino también una integridad inquebrantable frente a la corrupción y las presiones externas. Es el momento de encontrar a esa persona que pueda liderar esta transición hacia un futuro democrático para Venezuela.