El viernes pasado, Donald Trump, el ex presidente de Estados Unidos, aceptó la propuesta de debate lanzada por Joe Biden, el actual jefe del Ejecutivo de EE.UU. Trump manifestó que estaría dispuesto a debatir cualquier día entre el lunes y el viernes de la próxima semana, y sugirió que el debate se llevara a cabo en la Casa Blanca. Según Trump, la Casa Blanca sería un lugar cómodo para el debate. Estas declaraciones las hizo frente al tribunal de Nueva York, donde está siendo juzgado por falsificar registros contables para proteger su campaña electoral de 2016.
Trump desafió a Biden una y otra vez durante su comparecencia, asegurando que estaba listo para debatir y que estaba disponible incluso esa misma noche. Sin embargo, expresó su escepticismo sobre si Biden aceptaría el desafío, afirmando que no creía que tuviera la confianza suficiente. Trump se refirió al proceso en el tribunal de Nueva York como un «ataque» en su contra con motivaciones políticas y lo describió como «bien coordinado».
Además, Trump comentó que estaba siendo acusado por Biden para tratar de ganar las elecciones. Afirmó que había invitado a Biden a que viniera al tribunal. Por su parte, Biden había evitado comprometerse a debatir con Trump y había condicionado su participación al comportamiento del ex presidente republicano.
Hasta ahora, la campaña de Biden había cuestionado la capacidad de Trump para respetar las normas establecidas en un debate y no había concretado ningún plan al respecto. Esta es la primera vez que Biden expresa explícitamente su disposición a debatir con Trump.