En un momento crítico de su historia, Venezuela se enfrenta a un desafío monumental. La reciente consolidación de una candidatura unánime alrededor de Edmundo González Urrutia por parte de la oposición, gracias a figuras como María Corina Machado, Corina Yoris y Manuel Rosales, no es solo un triunfo político, sino un símbolo poderoso de la unidad necesaria para enfrentar la grave crisis que asola al país.
Por El Nacional
En su primer encuentro con los venezolanos, el embajador González Urrutia afirmó que la situación en Venezuela es grave: la pobreza se extiende mientras la inflación devora el valor de una moneda ya devaluada. Los servicios básicos como la salud, la educación, el agua y la electricidad están en franca decadencia, exacerbando la desigualdad y estancando el crecimiento económico. Esta crisis ha forzado a millones a migrar, dividiendo familias y exponiéndolas a riesgos indescriptibles.
Sin embargo, en medio de esta adversidad, presentó su visión para una Venezuela inclusiva y justa, donde la persecución por ideas políticas sea cosa del pasado y los poderes públicos operen con total autonomía e independencia. Su compromiso con la transición democrática es firme, abogando por la liberación de presos políticos, el retorno seguro de exiliados y una profunda reforma institucional que garantice la separación de poderes.
Como portavoz de esta causa, su experiencia profesional lo ha preparado para navegar este entorno global turbulento. La solidaridad internacional que ha recibido, y que continúa recibiendo, es un estímulo para seguir adelante en este camino de reconstrucción democrática. Es hora de que todos los venezolanos, sin importar nuestras diferencias pasadas, nos unamos en la tarea común de restaurar la democracia.
El 28 de julio tenemos la oportunidad no solo de elegir a un nuevo presidente, sino de reafirmar nuestro compromiso con los valores democráticos. Este es el momento de levantar las banderas de la unidad y partir de una visión de futuro que nos inspire a todos a trabajar juntos por el país que soñamos. Solo a través de una acción conjunta y decidida podemos esperar superar los desafíos que enfrentamos y asegurar un futuro donde la justicia, la libertad y la paz sean realidades alcanzables para todos los venezolanos.
Este es el momento de la unión de todos los venezolanos. Nos encontramos en un punto crítico donde nuestra determinación colectiva puede y debe dar forma al futuro de nuestra nación. Cada venezolano, dentro y fuera del país, debe participar activamente en este proceso electoral y a contribuir a la restauración de nuestra democracia. Juntos, podemos transformar la crisis en oportunidad y el conflicto en colaboración. Porque cuando Venezuela clama por cambio, es deber de cada uno de nosotros responder con coraje y convicción.