La realidad habla a través de los hechos y estos son ciertamente elocuentes. Contra todo el pronóstico negativo de hace apenas semanas, el país no sólo cuenta con un candidato presidencial unitario en la persona del embajador Edmundo González, sino que su opción se convierte cada vez más en un auténtico sentimiento nacional.
Por El Nacional
Las manifestaciones de calle en su apoyo son multitudinarias, la cantidad de organizaciones sociales y de partidos políticos que se suman a la candidatura crecen día a a día, y las encuestas muestran una brecha de respaldo a su favor que se ensancha en cada medición. A pesar de la estrategia mediática del gobierno de seguir hablando de “múltiples opciones” y de las “muchas oposiciones”, lo cierto es que el resto de las caras del tarjetón electoral parecen difuminarse, y en el escenario quedan sólo dos opciones, la del continuismo oficialista que promete seguir haciendo lo que ha hecho en los últimos lustros, y la del cambio en la conducción del país.
Frente a este panorama que luce promisorio, hay dos tentaciones que pueden atentar contra la viabilidad de la opción del cambio democrático. Una es el triunfalismo, que adormece a las personas convenciéndoles falsamente de que la tarea está hecha. Y la otra es olvidar que esta no es una elección que ocurre en un contexto democrático, sino bajo un modelo autoritario de dominio, con todas las consecuencias y peligros que ello implica.
Ya se ha dicho antes, pero no está demás recordar que bajo regímenes autoritarios no basta con ser mayoría y que la población vote. Es necesario que cada ciudadano haga su parte para asegurar que su voto se cuente y se respete. Una tarea para la que hay que organizarse. Aparte de los comanditos, es responsabilidad de cada quien ubicar con antelación su sitio asignado de votación y estar atento a cualquier cambio de última hora. Enseñar a otros sobre cómo votar para evitar confusiones. Ofrecerse como voluntario en su comunidad para apoyar a los testigos de mesa, ayudar en la movilización o colaborar con quienes trabajen en los centros. Y muy importante, estar prestos y organizados con los vecinos a hacer presencia en los centros electorales de ser requerido.
Hacer posible la transformación del país es una tarea muy grande, pero además compartida. Es la hora de todos.