A votar por Venezuela

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Esta semana cierra el proceso de elecciones primarias, mediante el cual la sociedad democrática venezolana elegirá la candidatura unitaria para concurrir a las elecciones presidenciales previstas en la Constitución para finales del próximo año 2024.

Por César Pérez Vivas

Este domingo 22 de octubre estaremos votando. Estaremos haciendo un ejercicio de ciudadanía al expresar nuestro compromiso con la democracia, con el cambio, la libertad y la reconstrucción espiritual y material de Venezuela.

Tengo la íntima satisfacción de haber sido uno de los primeros promotores de la celebración de un proceso electoral como este. Luego del errático manejo de dirección política ejecutado con ocasión de las elecciones regionales y locales del 21 de noviembre de 2021, donde los diversos sectores de la oposición venezolana se empeñaron en designar desde la cúpula candidatos a gobernadores, alcaldes, diputados y concejales, generando un proceso desintegrador de las opciones disponibles y favoreciendo la victoria del PSUV en la mayoría de las plazas en disputa, la sensatez se impuso.

La Plataforma Unitaria, en la cual hacen vida importantes factores políticos, se comprometió a impulsar ese proceso de primarias designando una comisión  electoral, integrada por ciudadanos honorables que han adelantado, en medio de las más brutales amenazas y con todo tipo de obstáculos, la convocatoria a todos los sectores comprometidos con el cambio político para participar en la elección de la alternativa unitaria a presentar en la venidera elección presidencial. La inmensa mayoría de los sectores democráticos han reconocido el coraje, la determinación, prudencia, tolerancia y compromiso de sus integrantes.

A esta hora en la que escribo el presente artículo siguen gravitando todo tipo de riesgos y acechanzas contra el acto de votación previsto para este próximo domingo. Cualquiera que sean los acontecimientos de las próximas horas, el proceso en cuestión ya ha generado una dinámica sumamente positiva para la sensibilización de la conciencia ciudadana y para la construcción del tejido social y político que impulse de manera decidida el anhelado cambio del actual régimen político venezolano.

En efecto la presencia en la  escena política de la República de un conjunto de precandidatos convocando a la lucha cívica, presentando sus ideas y propuestas para la reconstrucción del país, ofreciendo sus servicios para liderar ese cambio, aglutinando ciudadanos para ejercer sus derechos ya de por sí tiene un elevado valor social y político.

Hemos despertado una esperanza y una voluntad de lucha, en un importante segmento de nuestra nación. Soy consciente de que aún hay sectores afectados por la anomia, impactados por la anti política, y otros alienados por el discurso manipulador de la dictadura.

Venezuela cuenta con una reserva política y moral para afrontar el desafío de la reconstrucción institucional y material del país. No solo por quienes hemos concurrido como actores directos, sino también por muchos más que no lo han hecho. No han faltado voces críticas por la existencia de este grupo de candidatos, para unos muy numerosa, para otros innecesaria. Hay quienes consideran que ninguno de nosotros está a la altura del desafío, o que deberíamos haber declinado la lucha en algún momento del proceso. Otros porque desestiman la lucha política y electoral como el camino para lograr el cambio. Ante esa postura debo expresar que lo triste sería si no tuviésemos voluntades dispuestas a correr los riesgos que significa enfrentar, a un régimen autoritario como éste.

La cúpula roja ha entendido la fuerza de la participación ciudadana, por eso han ejecutado y aun adelantan todo tipo de maniobras, destinadas a buscar la destrucción del proceso de primarias. Saben perfectamente que un pueblo decidido al cambio, conducido con desprendimiento por sus verdaderos líderes constituye una fuerza política y electoral frente a la cual, quedara en evidencia total su condición de minoría absoluta.

Este proceso de primarias permitió además, una reflexión y un debate sobre el modelo de sociedad y de país que buscamos  construir. Si bien, no todos los candidatos, le dieron profundidad conceptual a sus propuestas, y en momentos las mismas resultaban más consignas que visiones integrales, el debate deja un saldo positivo para continuar la lucha que aún nos espera para lograr el restablecimiento de la democracia. La política sin ideas y sin valores termina siendo un simple torneo de insultos y consignas. Más allá de las emociones, los compromisos partidistas y el voto que se emita este domingo próximo, este proceso permitió a la sociedad valorar a buena parte de su liderazgo. No solo a quienes concurrimos como candidatos, sino también a los que no lo hicieron formalmente pero guardan la idea de hacerlo en el curso de los meses por venir, además de los que  se desplegaron en nuestro respaldo en todo el país. Cada uno mostró su talante, sus valores, sus conocimientos, su sensibilidad. Se desarrolló, además, una intensa comunicación con grandes sectores de nuestra nación, que en lo sucesivo continuarán observando el comportamiento de quienes hacemos vida pública.

Cerrado el ciclo de las primarias la cúpula roja continuará, ahora con más fuerza, su accionar de demolición y destrucción. Ese es su talante en el gran objetivo de perpetuarse en el poder. Seguirán mostrando el lado oscuro y sucio de la naturaleza humana aplicado a la política. Buscarán las personas con las cuales simular la existencia de un pluralismo. Trabajaran para confundir a los ciudadanos para lograr su desmovilización.

Para nosotros la tarea no termina este domingo. Solo termina un proceso y comienza uno nuevo. Con humildad y desprendimiento por Venezuela debemos continuar esta lucha existencial de nuestra nación. Vamos a votar con mesura conciencia ciudadana por delante.