La historia de relaciones internacionales de la República Cooperativa de Guyana con sus vecinos sudamericanos ha estado marcada por desavenencias territoriales. Tras su emancipación del dominio británico en mayo de 1966, esta modesta nación ha tenido dificultades para desvincularse completamente de las prácticas expansionistas británicas, fundamentadas en la noción de “colonización de la nueva civilización”.
Esta doctrina fue una herramienta del Imperio Británico durante la era colonial para justificar la apropiación de tierras ajenas, tal como se evidenció en la controversia con Venezuela respecto al territorio Esequibo. Este territorio, que alguna vez fue parte de la Capitanía General de Venezuela.
Similarmente, Suriname sostiene una disputa con Guyana por la región selvática de Tigri, conocida en Guyana como el Triángulo del Río Nuevo. La disputa se remonta a 1840 y la zona en cuestión está circunscrita por los ríos Boven-Courantyne, Coeroeni y Kutari, formando una demarcación triangular.
En relación a los eventos en la región de Tigri, la postura de Suriname ha sido consistente desde la era colonial, incluso después de su independencia de los Países Bajos en 1975. Un punto crítico se produjo en 1969 cuando el presidente guyanés Forbes Burnham llevó a cabo una operación militar conocida como “Operación Clímax”. Esta incursión resultó en la toma de la región de Tigri por la fuerza, un área de gran valor estratégico para Suriname. Durante este conflicto, los soldados guyaneses reemplazaron la bandera holandesa por la de Guyana y establecieron una base militar llamada “Jaguar”. Las denuncias de Suriname respecto a este acto de fuerza han sido constantes, sin que Guyana haya mostrado disposición a entablar diálogo.
En cuanto a Venezuela, el país no está directamente involucrado en la disputa por Tigri. El régimen venezolano ha mantenido una posición de respeto frente a este conflicto bilateral, promoviendo su política exterior y abogando por el diálogo como solución.
Sin embargo, es notorio cómo el conflicto territorial por Tigri y la disputa por el Esequibo tienen paralelismos históricos. Ambas reclamaciones tienen raíces en la misma época colonial. Además, ambos casos involucran la figura de Robert Hermann Shomburgk, cuyos trazados, conocidos como las líneas de Shomburgk, contribuyeron a la reducción territorial tanto de Venezuela como de Suriname.
Asimismo, ambos conflictos tienen en común el fallo del mismo tribunal de París, el Laudo Arbitral de París de 1899, el cual no es reconocido por Venezuela, lo que añade otra capa de complejidad a estas prolongadas controversias territoriales.