Agresiones contra candidatos opositores: una estrategia oficialista a cuatro meses de las primarias

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Uso de grupos de choque conformados por simpatizantes oficialistas -así como de funcionarios y efectivos de cuerpos de seguridad- para obstaculizar cualquier recorrido o actividad política opositora en las regiones del país, muestran parte del repertorio estratégico gubernamental dirigido a minimizar cualquier impacto de la elección primaria y las campañas políticas durante el proceso

Caracas.- La radicalización es una estrategia que el oficialismo dosifica a cuatro meses de la elección primaria. Así lo refleja, entre otras situaciones, el paso de precandidatos opositores por el interior del país, donde grupos identificados con el partido de Gobierno amedrentan y agreden a quienes aspiran a liderar un movimiento opositor electoral para 2024 que enfrente al gobernante Nicolás Maduro.

Los analistas políticos Luis Salamanca y Giuilio Cellini destacaron -en conversación con El Pitazo– que es probable que este tipo de agresiones aumente a medida que se acerquen las elecciones.

La estrategia gubernamental incluye, además, la actuación de organismos o instituciones estatales, cuerpos de seguridad, funcionarios policiales, o incluso la Guardia Nacional (GN) y el propio Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin), como advirtió recientemente la representante del partido político Vente Venezuela, María Corina Machado.

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La dirigente opositora, quien hasta ahora lidera encuestas y sondeos de opinión sobre intención de voto en el contexto de la primaria, tiene que sortear los obstáculos que incluye el repertorio estratégico gubernamental en cada recorrido por el interior del país.

De acuerdo con el registro de la Coordinación de DD. HH. del partido Vente Venezuela, desde que Machado inició su gira por el país en marzo, su equipo documentó casos de violación al derecho de libre tránsito en los estados Mérida, Táchira, Portuguesa y Cojedes, localidades en donde cuerpos de seguridad intentaron impedirle el paso a Machado en alcabalas.

Además, en Anzoátegui y Cojedes documentaron agresiones directas en actividades políticas, mientras que en Lara y Yaracuy registraron intentos de confrontación o interrupción de los actos políticos previstos en esas entidades.

«Es una vergüenza que allá está el Sebin y les dijo a ustedes que me detuvieran (…) me lo hacen en todas las alcabalas, ustedes saben muy bien (…) No nos van a detener, ni que me tranquen la calle, el puente, ni que simulen un obstáculo. No nos van a detener», dijo Machado a efectivos de la GN en su camino hacia la región andina esta semana.

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No solo Machado es blanco de ataques. El candidato de Primero Justicia, Henrique Capriles, fue agredido a principios del mes de junio en un sector del estado Carabobo, donde una mujer, apoyada por un grupo de personas, lo golpeó en el rostro durante un recorrido.

«Nuevamente los grupos violentos mandados por Maduro y su lacayo Rafael Lacava, sabotean una actividad en una comunidad apelando a mujeres, esta vez en Santa Inés de la parroquia Rafael Urdaneta en el estado Carabobo», reportó Capriles en su cuenta de Twittter tras la agresión.

Cinco días después de lo sucedido en Carabobo, Capriles denunció un nuevo ataque en Aragua, donde un grupo de simpatizantes oficialistas saboteó una actividad política en un sector del municipio Girardot.

Tras los señalamientos de Capriles sobre los que destacó son órdenes del Gobierno, el primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), Diosdado Cabello, justificó la agresión contra el exgobernador de Miranda.

«Cómo no te van a ver feo, cuando pediste sanciones y bloqueo contra tu país (…) por ahí andan representantes de la burguesía que se acuerdan del pueblo cuando hay elecciones», dijo el dirigente oficialista en un acto político en Caracas.

Prefacio de una arremetida

Los casos de agresiones contra Machado y Capriles, lejos de ser los últimos en el contexto de la primaria, anuncian lo que puede ser solo una parte de la arremetida gubernamental en un ámbito electoral de mayor tensión como lo es una elección presidencial, de acuerdo con el politólogo, docente y exrector del CNE, Luis Salamanca.

«Ya eso retrata lo que pudiera ser una campaña electoral, si permiten un candidato unitario robusto, pero más allá de eso estamos hablando de una violación a uno de los requisitos imprescindibles para que se considere una elección como democrática: la posibilidad de que un candidato haga campaña sin temor, sin coacciones ni agresiones, de manera que se pueda comunicar con los electores», resaltó Salamanca consultado por El Pitazo vía telefónica.

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El presente político y económico del Gobierno no favorecen una estrategia que pueda prescindir de la radicalización, según el analista político y director de la consultora LOG Consultancy, Giuilio Cellini.

«Es un síntoma peligroso y preocupante. La tendencia es a que esto, con el paso del tiempo, se mantenga y se incremente; que aumente la violencia por parte de grupos afectos al Gobierno. La oposición tiene que prepararse y debe saber que ese es un riesgo que corren quienes aspiran a ser los abanderados de la oposición en las próximas elecciones», dijo Cellini consultado por El Pitazo vía telefónica.

Radicalización en diversos frentes

Salamanca destaca que los casos recientes de agresiones anuncian también, desde el punto de vista institucional, el irrespeto de un venidero proceso electoral en el que además las mínimas garantías no están dadas.

«Si eso es así en este momento, cuando aún no hay una contienda o lucha electoral por el poder, imagínate cómo será si se diera ese escenario de disputa electoral presidencial», añadió Salamanca.

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Cellini, por su parte, resalta que la violencia y le generación de miedo, no solo entre los candidatos y aspirantes opositores, sino también entre la ciudadanía, es una de las presentaciones de la radicalización gubernamental que está en marcha, incluido lo que tiene que ver con el ámbito institucional tras los cambios previstos en el Consejo Nacional Electoral (CNE).

«Al final, el Gobierno busca generar por cualquier vía que la oposición vea frustradas sus posibilidades de éxito, porque si logra unificarse y conectar con el país, es obvio que frente al descontento y la evidente situación de rechazo en la opinión pública, el Gobierno puede ver comprometida su reelección», explicó Cellini y añadió que no descarta otras acciones como nuevas inhabilitaciones.

Salamanca también cree que el Gobierno avanza en impedir cualquier intento de consolidación de una oposición que intenta no sucumbir ante las propias deficiencias internas.

«El régimen ya viene sacando su artillería en contra de lo que pudiera ser una oposición sólida que enfrente a Maduro, quien se perfila como candidato, en 2024. Por eso vienen anunciando que no van a salir por las buenas ni por las malas; vienen dando pasos en esa dirección», concluyó Salamanca.