¿Aspiras a vivir más de un siglo? Una tatarabuela de 114 años en Texas cuenta el «secreto» de su longevidad

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Elizabeth Francis engrosa la lista de los «supercentenarios», como se les llama a quienes han vivido más de 110 años.

Con Informacion de Telemundo

A Elizabeth Francis, de 114 años, todavía le gusta conocer gente nueva, un rasgo de su personalidad que está relacionado al disfrute de una larga vida.

«Buenos días, ¿cómo está?», dice con entusiasmo al saludar a un periodista que la llama por teléfono.

Cuando se le pregunta cómo se siente a los 114 años y cuál es su secreto para la longevidad, la tatarabuela se lo atribuye a un poder superior.

Elizabeth Francis nació el 25 de julio de 1909 y ha vivido dos guerras mundiales, la Gran Depresión, la gripe española y la pandemia de COVID-19.
Elizabeth Francis nació el 25 de julio de 1909 y ha vivido dos guerras mundiales, la Gran Depresión, la gripe española y la pandemia de COVID-19. Courtesy Ethel Harrison

«No es un secreto. Es la bendición del buen Dios», dice Francis, que vive en Houston, Texas, en una entrevista con TODAY.com. «Sólo le doy gracias a Dios por estar aquí».

Nació el 25 de julio de 1909, unos meses después de que William Howard Taft fuera investido presidente, y ha vivido dos guerras mundiales, la Gran Depresión, la gripe española y la pandemia de COVID-19.

Francis celebró recientemente su cumpleaños con una fiesta a la que asistieron varias generaciones de su familia y otros invitados. Dice que la emocionó mucho que unos investigadores noruegos que estudian la longevidad la visitaran.

En la actualidad, Francis es la segunda persona de más edad que vive en Estados Unidos, el séptimo ser humano de más edad del planeta y figura en la lista de supercentenarios -personas de 110 años o más- validada por el Gerontology Research Group, que verifica y hace un seguimiento de las personas de más edad del mundo.

La longevidad le viene de familia a Francis: una de sus hermanas vivió hasta los 106 años, otra llegó a los 95 y su padre murió a los 99, según cuenta Ethel Harrison, nieta de Francis.

La mujer vive con su hija Dorothy Williams, de 94 años, en una vivienda privada. No es una residencia asistida, pero los cuidadores acuden a la casa todos los días, dice Harrison, que visita a ambas mujeres casi todos los días de la semana.

«Es increíble», dice Harrison, de 68 años, a TODAY.com. «Estamos muy agradecidos de que siga aquí, y mi madre, que es su hija -sólo tuvo una hija-, también sigue viva».

Francis está confinada en su cama y tiene algunos problemas de memoria, pero se mantiene alerta y reconoce a su familia, añade.

En 2020 había 80,000 personas de 100 años o más viviendo en Estados Unidos, según la Oficina del Censo.

La oficina no tiene una categoría separada para los estadounidenses de 110 años o más, pero uno de sus informes anteriores estimaba que constituyen el 0.6% de la población centenaria, lo que significa que 480 supercentenarios viven en EE.UU.

La familia de Francis dice que estos son los hábitos que la han ayudado a vivir una larga vida:

Conexiones sociales

A Francis le encanta la gente y le gustaba cuidar de los demás, siempre estaba atendiendo a alguien o cocinaba la comida favorita de alguno de sus seres queridos, dice Harrison.

«Disfrutaba con su familia. Siempre la invitábamos a casa. Siempre hacíamos cosas juntos como una unidad familiar», señala Harrison. «Se trata de la interacción y de amarnos los unos a los otros y estar presentes».

Comida casera y fresca

La supercentenaria siempre tuvo un pequeño huerto en el jardín donde cultivaba sus propias verduras como hojas de mostaza, zanahorias y quingombó. Traía los productos a su casa y los cocinaba, recuerda su nieta.

Cuidar el cuerpo

Francis nunca fumó ni bebió alcohol, y caminó con regularidad hasta los 90 años, dice su nieta.

Nunca padeció cáncer ni cardiopatías, lo que puede ser un ejemplo de que «cuanto más viejo, más sano», según el Estudio de Centenarios de Nueva Inglaterra. Según esa investigación, muchos supercentenarios pudieron retrasar enfermedades graves hasta el final de su vida.

Tener fe, esperanza y un propósito en la vida

Francis es miembro de la Good Hope Missionary Baptist Church de Houston desde 1939 y atribuye su larga vida a su fe en Dios, explica Harrison.

También describe a su abuela como una persona optimista que solía decir: «Simplemente creo que todo va a mejorar». Tener un alto nivel de optimismo se asocia con una mayor longevidad más allá de los 90 años, según han descubierto varios estudios.

Francis trabajó en la cafetería de una cadena de televisión local durante unos 20 años.

«Era muy trabajadora. Eso es lo que más recuerdo de ella. Incluso cuando se jubiló, seguía trabajando. Hacía trabajos domésticos, pero siempre estaba trabajando», recuerda Harrison. «Aunque no ganaba mucho, ahorraba su dinero. No se limitaba a salir y comprar cosas».