Brito, Bernabé, Ecarri, Parra, Timoteo y otros chicos del meneo

0
632

“Ahora que hay una oposición y un pueblo unidos o en vías de unirse alrededor de la figura de María Corina Machado, ahora que viene una campaña electoral que pesca al Gobierno sin recursos apenas para comprar voluntades, ay, en este preciso instante, se convoca la gran jornada aglutinadora de la Patria. De hecho, se ha convocado para ya, el domingo 3 de diciembre. La verdad es que el tema del Esequibo en estos últimos 24 años de régimen chavo-madurista ni se tocaba. Hasta ahora”.

La Gran Aldea

La locutora dice en el vídeo que el presidente Nicolás Maduro saluda a los diputados de la bancada opositora que se han sumado al gran diálogo en defensa del territorio Esequibo; aprovecha para comentar que el pueblo se va a manifestar en las calles el próximo 3 de diciembre. Se trata de un acto en el Teatro Teresa Carreño, Sala Ríos Reyna. Por cierto, en esa misma sala vi a Nina Hagen en 1985, uno de los mejores conciertos de rock a los que he asistido en mi vida. Fantástica Nina Hagen forrada en una malla que dejaba ver sus preciosas piernas y sus preciosos brazos. Sobre la malla, un traje de baño entero, en cuero, con un detalle exuberante sobre su sector más íntimo: la cabeza de un lobo (de goma o tela) con la lengua fuera, imagen tan procaz como inolvidable para una voz de ópera reconvertida al punk. Ojalá siguieran haciendo espectáculos como el de la Hagen en el Teatro Teresa Carreño.

El presidente Nicolás Maduro lidera el acto (volvemos al vídeo) llamado «Unión Nacional en defensa del Esequibo», que fue en estos días; estrecha manos con José BritoBernabé GutiérrezAntonio EcarriLuis Parra y Timoteo Zambrano, de pie todos en su fila tendiendo sus manos obsequiosas hacia el Presidente. Puro entusiasmo y fraternidad en el ambiente.

“Debe acotarse que tan justo reclamo siempre fue desdeñado por el comandante supremo, Hugo Chávez, atareado como estaba en otros menesteres, como asegurarse los votos del Caribe en las instancias internacionales”

Son diputados que corean ahora, después de todo el tiempo transcurrido, lo que decía el grupo Témpano en 1983, «El Esequibo es tuyo, es nuestro, es tierra venezolaaaaana…», que el chavista Gilliam versionó tiempo después con un sentido más compacto y hard-rock del sonido. Pero la verdad es que el Esequibo, arrastrando sempiternamente con aquello del laudo arbitral que uno siempre leía en los titulares, no fue venezolano durante mucho tiempo, y en estos últimos 24 años de régimen chavo-madurista menos todavía. Ese tema ni se tocaba. Hasta ahora.

Antes de continuar, un sucinto resumen de la trayectoria política de los apasionados diputados de la «bancada opositora» referidos más arriba, empezando por el último de los nombrados:

    • Timoteo Zambrano. Ha estado veinte años brincando entre un partido y otro, tal es la síntesis de su abultado currículum vitae.
    • Luis Parra. Nació en Guárico y se hizo político en Yaracuy, de la mano de Primero Justicia, de donde fue expulsado más tarde. Su CV tiene aspecto de “Alacrán”, y sus manos, dicen, son como pinzas. Al parecer, su proceder recuerda la conducta de un alacrán: ¿qué será?
    • Antonio Ecarri. Lo más destacado es que comenzó su andadura política trabajando con Leopoldo López en Chacao, que una vez perdió una elección frente a Robert Serra y otra que fue expulsado de un partido por incurrir en «bigamia política».
    • Bernabé Gutiérrez. Fue gobernador de Amazonas, pero pasará a la Historia por ser la marioneta que el madurismo usó para darle un golpe de Estado al partido Acción Democrática.
    • José Brito. Es mejor dejarlo en manos de Sonia Chocrón, quien ha utilizado un escalpelo para hacer su semblanza en La Gran Aldea, delicadamente.

***

La cuestión de las islas Malvinas, que Argentina le disputa al Reino Unido desde el siglo XIX, estalló en guerra en 1982 por culpa de la soberbia imperialista que le quedaba y le sigue quedando a Gran Bretaña, pero sobre todo, estalló porque a la dictadura en Buenos Aires le convenía que estallara. Este resumen, tomado del portal www.despertaferro-ediciones, resulta esclarecedor respecto de la primera razón:

«El 2 de abril de 1982, los ojos del mundo observaron con atención los sucesos que ocurrían en el Atlántico Sur. Argentina había recuperado las Malvinas mediante una operación militar incruenta, es decir, no hubo muertos ni heridos entre los británicos, ni tampoco daños materiales importantes. Después de ciento cuarenta y nueve años, la bandera argentina ondeaba sobre las islas. ¿Cómo y porque se produjo el desembarco en las Malvinas? Para entender los antecedentes del conflicto bélico de 1982, debemos tener en cuenta sus detonantes. Por un lado, el más inmediato fue el incidente ocurrido en las islas Georgias del Sur en marzo de ese año; por otro, la decisión unilateral de Gran Bretaña en 1981 de congelar cualquier negociación por las Malvinas a través de Naciones Unidas. A ambos hay que añadir la firme intención de la dictadura argentina de recuperar el archipiélago antes del 150 aniversario de la usurpación británica, que se cumpliría en enero de 1983. La Guerra de las Malvinas estaba a punto de estallar».

Lo anterior es parte de un artículo en la web mencionada, firmado por Pablo Melara y titulado «Operación Rosario». No atiende ese articulista a las razones detrás del atrevido gesto del general Leopoldo Galtieri, sucesor del golpista general Jorge Rafael Videla como mandamás en Argentina, al embarcarse en tamaño desafío ante la Pérfida Albión e invadir el vecino archipiélago; esas razones las da, resumidamente, otro portal, el de la Casa Histórica Museo Nacional de la Independencia:

«Asediado por la crisis económica y los reclamos por los desaparecidos, el gobierno de Galtieri todavía tenía posibilidades de controlar la situación y ganar tiempo hasta que pasara lo peor de la tormenta. Había que recuperar el entusiasmo perdido, todo un desafío en medio de un panorama que ofrecía congelamiento salarial y subidas continuas de tarifas y precios».

¿En qué se parece el caso Malvinas 1982 al caso Referendo Consultivo Esequibo 2023?, ¿haría falta ahondar en las semejanzas?

En Venezuela habrá una versión novedosa de aquella invasión, un remake. Menos violento, por ahora.

Las autoridades del Consejo Nacional Electoral (CNE) aprobaron, solícitas, organizar un referendo consultivo a todo el pueblo venezolano sobre el tema del justo y centenario reclamo que ha mantenido Venezuela (al menos hasta cierto momento) sobre esa lonja de tierra rica en minerales que es el Esequibo y su porción de mar correspondiente. Ya las autoridades del CNE presentaron un Registro Electoral: se encuentran habilitados 20.694.124 electores para sufragar «en defensa de la Guayana Esequiba». Claro, debe acotarse que tan justo reclamo siempre fue desdeñado por el comandante supremo, Hugo Chávez, atareado como estaba en otros menesteres, como asegurarse los votos del Caribe en las instancias internacionales.

Pero ahora el tema ha resucitado de entre los congelados, por lo visto estaba como Walt Disney. Ahora que hay una oposición y un pueblo unidos o en vías de unirse alrededor de la figura de María Corina Machado, ahora que viene una campaña electoral que pesca al Gobierno sin recursos apenas para comprar voluntades, ay, en este preciso instante, se convoca la gran jornada aglutinadora de la Patria. De hecho, se ha convocado para ya, el domingo 3 de diciembre.

El rector Elvis Amoroso, con experticia prolija en inhabilitaciones, acaba de habilitar a casi 21 millones de personas, de un solo plumazo, a refrendar el asunto de Las Malvinas…, perdón, del Esequibo.

Para el remake hacen falta actores principales y actores de reparto. Esa es una idea fundamental.

La segunda idea, ya no tan fundamental aunque sí curiosa, es que en Venezuela se usa el verbo menear (sinónimo de mover, sacudir, zarandear) con cierto retintín indecoroso, por ejemplo, cuando un macho habla con otro en una fiesta y le comenta «mira cómo se menea esa mulata», indicando que la mujer a la cual se refiere se contonea de una manera provocativa o indecorosa.

La tercera idea, que podría funcionar como metáfora o figura retórica retorcida a nuestros efectos, parte del título de una película del español Pedro Almodóvar (1980): Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón.

La verdad es que no resultó ni muy exitosa en taquilla ni muy vitoreada por los críticos, normalmente condescendientes con el autor. Esa vez no.

Pero podríamos intentar, siguiendo el remake, rescatar el tono de aquel título para abordar el referendo consultivo del 3 de diciembre desde la retaguardia, es decir, desde los actores secundarios: Bernarbé, Ecarri, Parra, Brito, Timoteo y otros chicos del meneo.


@sdelanuez
www.hableconmigo.com