El capitán de altura destacó que es un milagro que hayan encontrado con vida a tres sobrevivientes debido a las difíciles condiciones de la zona. Explicó que es fundamental contar con salvavidas y todo el equipo necesario cuando se viaja en altamar
Por Lenys Vargas – El Pitazo
– El capitán de altura Vicente Valiño consideró que es «un milagro» que las autoridades hayan encontrado con vida a tres personas —de las nueve que naufragaron el 3 de septiembre cuando se dirigían en una lancha desde Higuerote a isla La Tortuga— debido a las corrientes marinas y las condiciones atmosféricas de la zona. El navegante destacó que posiblemente una cadena de errores causaron el naufragio de la embarcación Thor.
Los sobrevivientes hallados en la costa fueron José David Camblor (6 años) y María Beatriz Camblor (2 años), así como su niñera, Verónica de Jesús Martínez (24 años), quienes se recuperan por las quemaduras y deshidratación sufridas. Mientras, Mariely Beatriz Chacón Marroquín (40 años), madre de los menores, falleció luego de ser rescatada.
Hasta la mañana del 10 de septiembre siguen desaparecidos Remis David Camblor (padre de los niños y esposo de Chacón Marroquín), José Javier Marcano Nárvaez, Alejandro Osorio Graterol, Vianney Carolina Dos Santos Morales y un quinto pasajero que no se encuentra en los registros oficiales y está identificado como Juan Manuel Suárez Torres.
Según las versiones que circulan en las redes sociales, la lancha Thor presentó problemas mecánicos en el trayecto. Sobre el punto, Vicente Valiño señaló que posiblemente hubo varios errores técnicos y humanos que marcaron el destino de la tragedia y que pudieron evitarse. «Primero, haber abandonado a los compañeros de viaje (en la ida) y regresar a puerto; segundo, reanudar el viaje en solitario. Aparte pudo haber errores instrumentales con el compás magnético mal graduado», afirmó.
Valiño, quien también es marino mercante, aseguró que es un error hacer travesías a mar abierto y no llevar una balsa salvavidas adecuada, chalecos salvavidas y chaleco de supervivencia, como mínimo. «El chaleco salvavidas y la balsa no son estorbo, esos equipos son importantes», indicó.
El capitán recordó la importancia de estar atentos a las condiciones atmosféricas. «Había pronósticos de marejada durante ese fin de semana. Las corrientes son previsibles, los vientos son previsibles, hay que tomarlos en cuenta. Para mí, los errores humanos fueron los causantes de esta tragedia. En el mar es muy fácil desorientarse si no estás entrenado. La embarcación sufrió una avería muy grande, se hundió en menos de tres minutos y la gente a bordo no tenía con qué sobrevivir», afirmó.
«Con las tormentas que habían pasado recientemente por el Atlántico y la cuenca del Caribe, realmente era de esperarse que la embarcación se saliera 15 o 20 millas de la costa en una mar bastante gruesa», sostuvo.
Al describir las condiciones de la zona donde fueron hallados los náufragos, Valiño destacó que las temperaturas son altas en el día, pero al caer el sol pueden bajar de 5 a 6 grados. «Para nosotros, los que vivimos en el trópico, el agua es fría por las noches. Es un milagro realmente que hayan encontrado vivos a los niños y a esa muchacha. Realmente es un milagro. Yo creo mucho en la Virgen del Valle y creo que ella metió la mano», comentó a El Pitazo.
Contracorrientes de cuidado
El hombre de 65 años y que tiene una larga experiencia en la navegación explicó que las corrientes de altamar son de cuidado. Mencionó que en la zona de cabo Codera hacia Higuerote se forma una contracorriente que raramente pasa de un kilómetro por hora (media milla por hora o medio nudo, si se habla en términos náuticos) y va barriendo todo hacia Puerto la Cruz.
¿Cómo es la travesía desde Higuerote hasta La Tortuga?
«Es una corriente muy débil que puede ser influenciada por el viento. El grueso de la corriente se comprime por acción de los vientos y pasa por un cañón entre farallón Centinela y cabo Codera que le da mucha más fuerza a la corriente y genera mucha más deriva», añadió.
Una embarcación poco recomendada
El experto explicó que la embarcación en la que viajó la familia es «muy linda para navegar en agua calmas», pero «cuando estás saliendo a mar abierto te encuentras con las olas que no son las mismas de la primera milla de la costa». Valiño precisó que la nave que naufragó es de los años ochenta o noventa. «Es una lancha con bastante fatiga, bastante uso. Este es un viaje en el que vas a ir navegando casi contra marea, contra las olas, contra las corrientes».
Detalló Valiño que una de las señales de alerta que notó en el relato de la única sobreviviente adulta del naufragio fue que pasaron dos horas y no vieron tierra. Por ello estimó que si se encuentra navegando y tiene planeado ver tierra en dos horas y eso no pasa, «a lo sumo navego media hora más en esa dirección, y si no consigo tierra, doy media vuelta y pongo rumbo a donde sé que voy a conseguir tierra, quiera o no quiera».
Consideró el capitán que las labores de rescate respondieron de buena forma ante la emergencia, pues en las condiciones en que se desaparecieron las personas, al momento de levantarse la alarma y ubicarlos, el sistema funcionó.