¡CASI NO LA CUENTAN! BBC: Migrantes venezolanos que intentaron cruzar desierto chileno

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Salieron el pasado viernes 11 de septiembre a las 11:00 de la noche, pensando que al amanecer estarían en Arica (Chile), pero los coyotes abandonaron a los migrantes

Antía Castedo, @anticas / BBC News Mundo

Un grupo de venezolanos “casi no la cuenta”, al intentar cruzar a pie desde la ciudad peruana de Tacna a Arica, Chile, por un desierto.

Yolanda (nombre ficticio), contó a BBC Mundo que le pagó a unos coyotes (sujetos que ayudan a los inmigrantes a trasladarse ilegalmente de un país a otro) 150 dólares por, supuestamente, guiarlos y acompañarlos en el viaje.

Salieron el pasado viernes 11 de septiembre a las 11:00 de la noche, pensando que al amanecer estarían en Arica, pero los coyotes los abandonaron. Supuestamente les quedaban tres horas para llegar.

Habían salido con la comida y el agua suficiente para una noche. Y se quedaron solos en un desierto donde a las 10:00 de la mañana el calor puede alcanzar los 30 grados, y no hay donde resguardarse.

«Estábamos desesperados porque el agua ya se nos estaba acabando. Nos dividimos en tres grupos», contó.

Empezaron a caminar de nuevo. En la tarde, cuando atravesaban un cerro, Yolanda sintió que no podía más.

«Me quedé a mitad de montaña, mientras mis compañeros llegaron a la cima a dejar los bolsos para poder ayudarme a subir. Cuando llegamos a la cima, lo que veíamos era puro desierto. Pensábamos que veríamos algo: una carretera, el mar, luces de casas, pero lo que veíamos era desierto y montañas por todos lados, todo desolado”.

“Nos empezó a atacar los nervios, la desesperación, porque iba a caer la noche y nosotros ahí, sin comida. Ya no teníamos una gota de agua y nos quedaba solo una lata de atún», recordaba.

De acuerdo con las últimas cifras emitidas por la oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para Refugiados (Acnur), cerca de 4,8 millones de venezolano abandonaron el país en busca de un mejor futuro para ellos y sus familiares.

Sin embargo, muchos perdieron su empleo y viviendas durante la cuarentena por el coronavirus, viéndose obligados a regresar a Venezuela.

«La valoración sobre la información que poseen las personas migrantes y refugiados sobre las opciones de respuesta a su situación en el marco de la emergencia, en materia de vivienda, es la más negativa de todas las áreas exploradas», revela el informe del CDH UCAB, realizado durante la primera semana de mayo en 16 países (Colombia, Ecuador, Brasil, México, Trinidad y Tobago, Perú, Argentina, Uruguay, República Dominicana, Aruba, Bolivia, Chile, Costa Rica, Estados Unidos, España y Panamá).

De los países evaluados, los que carecen de políticas para hacer frente a las necesidades de alojamiento de los migrantes y refugiados son: Costa Rica, Estados Unidos, Perú y Trinidad y Tobago. En Argentina existe un decreto presidencial que prohíbe el desalojo por falta de pago; sin embargo, la medida es solo para alquileres con contratos y hoteles con factura de compra, y la mayoría de los migrantes venezolanos están alquilados en alojamientos informales que no están contemplados en el decreto. Aruba, Colombia, Panamá y Uruguay también cuentan con disposiciones que prohíben el desalojo de las viviendas en medio de la crisis.

En Perú y Ecuador no existen medidas que prohíban el desalojo en medio de la cuarentena por el coronavirus, por lo que sigue habiendo casos de migrantes han perdido el lugar donde vivían. EEUU y Uruguay otorgan subsidios.

Por su parte, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, costa Rica, Ecuador y Uruguay disponen de albergues temporales, pero algunos son iniciativas privadas en las que los Estados no tienen participación; en muchos casos, estos lugares son compartidos con nacionales en situación de calle.

La escasa respuesta en materia de vivienda se ha cubierto con fondos internacionales o mixtos, habiendo un considerable desconocimiento de la procedencia de estos fondos.

No obstante, migrantes como Yolanda deciden apostarlo todo en otro país antes que seguir padeciendo la severa crisis venezolana.

Rescate de los migrantes
El grupo logró contactar a los carabineros (policía) de Chile, pero el rescate ni iba a ser fácil por lo complicado de la zona.

La noche del sábado 12 de septiembre la pasaron en medio de un intenso frío que intentaban soportar quemando la ropa, pero no permanecía encendida. Resguardando a los niños como pudieron, amanecieron desesperados, sin agua ni comida, el domingo.

Ese día la policía les avisaba que los veía, pero que les era imposible llegar hasta ellos. La distancia seguía siendo enorme, así que con las pocas fuerzas que les quedaban comenzaron a caminar de nuevo, para acercarse a sus rescatistas.

«Si usted viera, esas montañas son infinitas», dijo Yolanda.

Esa mañana un grupo de motorizados, que hacen recorridos de aventura por el desierto, los encontraron, ayudaron a algunos y le avisaron al Ejército la ubicación del resto.

Quedaron impactados al ver a los migrantes pedir desesperadamente agua y comida, con «los labios partidos, la carita roja de los niñitos, y dos bebés», contó Fuad Garrido, uno de los motorizados.

«No le diría (que fue) suerte, le diría un milagro de Dios. Dios nos mandó esas personas en el momento exacto y en la hora precisa. Solo un par de horas más y nosotros de verdad no la contamos», señaló Yolanda.

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