«La oposición venezolana no ha profundizado que este país hay que cambiarlo de raíz porque Venezuela está destruida». Así lo asegura Enrique Colmenares Finol, exministro de Ambiente durante el segundo gobierno del presidente Carlos Andrés Pérez. Platea la refundación de la República a través de un proceso de Asamblea Nacional Constituyente convocado por el poder originario (el pueblo), donde se logre la reconciliación nacional, se cambie la Constitución y se den elecciones libres. Tal como está establecido en los artículos 347; 348 y 349 de la carta magna.
Ana Uzcátegui | LA PRENSA DE LARA
A su criterio aunque los principales gobiernos de Latinoamérica ahora son de presidentes de izquierda, Maduro no puede sentirse cómodo, porque Colombia con Gustavo Petro y ahora Brasil con Lula da Silva, son países donde se respeta la independencia de poderes y donde las elecciones son democráticas. Ambas naciones necesitan que Venezuela resuelva sus problemas políticos y de emergencia humanitaria compleja para poder desarrollarse, por la cantidad e emigrantes criollos que han recibido en los últimos años.
¿Cuál es su opinión sobre la visita de Gustavo Petro a Venezuela y sobre el restablecimiento de las relaciones políticas y comerciales con Colombia?
Todo lo que implique unidad y apertura es bueno. Venezuela está pasando por el momento más difícil de su historia, es un país destruido, inviable y una de las cosas que más pesan fue cuando Hugo Chávez desincorporó a Venezuela de la Comunidad Andina de Naciones (CAN) y posteriormente Maduro decidió cerrar las fronteras. En cuanto al presidente Petro, él es distinto a Maduro. Colombia es un país que tiene instituciones democráticas, tiene todos los poderes separados, no es como en Venezuela que el Consejo Nacional Electoral (CNE), es controlado por el Gobierno al igual que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ). Entonces desde un punto de vista muy personal, creo que si Maduro se está uniendo con Petro, tiene que aceptar reglas del juego dentro de la justicia, la verdad, la ética y la dignidad.
¿Cómo puede Colombia hacer que Venezuela se encamine hacia la senda democrática si el Gobierno de Maduro está siendo investigado por la Corte Penal Internacional (CPI) por crímenes de lesa humanidad?
Bueno eso se logra quitándole la careta a Maduro. Por ejemplo, Colombia nació como país moderno en la constituyente de 1991, que por cierto dirigía una persona vinculada al Movimiento guerrillero 19 de abril (M19), de donde proviene Petro. Antonio Navarro Wolff, fue presidente de la Asamblea Constituyente colombiana del 91 y era del M19. Esa constituyente fue realmente un proceso limpio. Un proceso de liberales y conservadores, y del M19. Chávez agarró el ejemplo de Colombia para el planteamiento de la constituyente en Venezuela, pero agarró unas bases comiciales para él controlar todo el proceso.
¿A qué se refiere? ¿Se cometieron irregularidades en la constituyente de 1999?
Sí, ese fue el momento más inmoral y antiético de la historia constituyente de la humanidad, lo que hizo Venezuela en 1999. Chávez se agarró 126 constituyentistas de 131, y los venezolanos y los partidos políticos no han interpretado que de ahí parte todos los males en Venezuela. Esa es la Constitución que tenemos y debemos respetarla, pero ahí se eliminó el senado que aprobaba los ascensos militares y entones ese día se acabó las Fuerzas Armadas porque ahora el poder militar en vez de defender a la Constitución está defendiendo a un Gobierno. Esa Constitución acabó con la descentralización y este es el único país de América Latina que permite la reelección presidencial permanente. Bueno eso sólo ocurre aquí, en Nicaragua y en Cuba.
¿Por qué usted considera que en Venezuela se debe hacer otra constituyente?
Porque es la única manera de refundar al país desde la reconciliación. Los partidos de oposición no aceptaron presionar por una constituyente porque no la entienden. Ellos están pendiente de sus candidaturas en las primarias. Serán un error las primarias en el país porque estarán controladas por el régimen, que también controlará las elecciones presidenciales en 2024, porque el CNE es un CNE dominado por el régimen y todo el Plan República y todas las acciones que se hacen van a ser dominadas por el régimen, y por supuesto el TSJ.
Usted dice que las primarias estarían controladas si se hacen con el CNE, pero un grupo de la oposición propone hacerla sin el Poder Electoral. ¿Qué opina de eso?
Que es una tontería. Lo importante no son las primarias si se hacen con el CNE o sin el CNE. Lo importante son las elecciones del 2024 que se van a hacer con un CNE dominado por el Gobierno.
¿Por qué la oposición nunca se ha planteado presionar por una constituyente?
Porque la oposición no ha profundizado que este país hay que cambiarlo de raíz porque Venezuela está destruida. Un proceso constituyente es que todos los venezolanos nos sentemos, nos arreglemos para reconstruir este país, pero conjuntamente la constituyente permite cambiar todos los poderes. Esto no lo entienden los partidos que están pensando sólo en sus intereses de ser candidatos.
¿Qué se necesita para lograr una constituyente en las condiciones en que está el país?
Una constituyente se convoca con un 15% de firmas del padrón electoral. Estamos hablando de tres millones de personas. Si los partidos políticos del G4, se reunieran, y dicen vamos a luchar por este proceso, y asistieran a una reunión de la Asamblea General de la ONU, y también con participación de la OEA, para que hagan una intervención electoral humanitaria, para que fiscalicen ese proceso, eso se puede estar haciendo pronto, por ejemplo el 23 de enero de 2023, y en ese sentido tiene que aceptarlo Nicolás Maduro, porque las bases comiciales nuestras, es decir, cómo se eligen los constituyentistas, allí establecemos que participen todos. Nicolás Maduro, PSUV, van a actuar y van a participar y si ellos dicen que tienen una cantidad de gente van a sacar sus votos. Y la decisión de una constituyente se toma con mayoría de dos tercios, para que haya un proceso de reconciliación. Si esa decisión la hubieran tomado los partidos en diciembre de 2023 estuviéramos nombrando un gobierno de transición.
¿Cómo se logra la presión de la comunidad internacional para que apoye una constituyente si hoy el mapa de Latinoamérica está pintado de rojo socialista?
Yo establezco una clara diferencia entre el presidente Gabriel Boric en Chile, el presidente Lula en Brasil y el presidente Petro en Colombia. Son presidentes de la izquierda latinoamericana pero son democráticos que respetan la constitución y los derechos humanos. En cambio Maduro no es ni de izquierda ni de derecha. Maduro es un gobierno militarista que quiere quedarse en el poder por siempre.
¿Cuál es la diferencia entre un gobierno de transición y el gobierno interino?
El interinato es una decisión de la Asamblea Nacional 2015, de nombrar un presidente interino pero sin la acción internacional de obligatoriedad, porque fue un apoyo de muchos países, pero realmente no se estaba ejerciendo ningún elemento de mandato. En el caso del presidente Juan Guaidó, él no tenía cómo gobernar y ejercer el poder dentro de Venezuela. Entonces necesitamos un gobierno de transición para que salga Maduro con apoyo internacional y que sea totalmente legal. en Colombia cuando hicieron la constituyente, estaba el M19, el partido liberal y el conservador y se creó una presidencia tripartita. En esta constituyente venezolana también se necesita una presidencia tripartita en donde nos alternemos en la presidencial y también Nicolás Maduro al verse compelido por estos organismos internacionales, participe y sea parte de ese proceso constituyente en paz.
Asegura que el gobierno de Maduro es militarista. ¿En un proceso constituyente cómo se involucrarían a los militares, que son los que tienen las armas del país?
Yo tengo la confianza en la consciencia venezolana. Los militares tienen familia. Nosotros estamos planteando un proceso de reconciliación y refundación. Los militares tienen que entender que ellos ni sus hijos tienen futuro en esta patria porque está destruida. No estamos buscando un golpe de Estado sino una vía para la reconciliación.